Desayuno de Paz 19

DESAYUNO DE PAZ 19

RELACIÓN ENTRE EL ARTE Y EL CONFLICTO ARMADO

Invitadas especiales: Clemencia Echeverri (artista),

María Margarita Malagón (curadora, historiadora del arte), Yolanda Sierra (abogada, restauradora, promotora de foros sobre arte y conflicto). Y participación especial de: Felipe Tamayo, antiguo reportero gráfico, viajero en bicicleta, artista, víctima y testigo del conflicto

29 de noviembre de 2014

  1. Ronda de opiniones: ¿Cuál es la relación entre el arte y el conflicto armado?

Algunas ideas compartidas: Posibilidad de expresar lo que las palabras no logran;  de sanar, de contar, de transmitir emociones, de descubrir nuevas sensaciones, formas distintas de ver al otro, víctima o victimario.

  1. Clemencia Echeverri presenta su video

La obra surge de su contacto con desmovilizados de los grupos armados en Medellín, entre 2009 y 2010. Dada la confusión y la falta de verdad sobre las actuaciones de los grupos armados, la desinformación en los medios y la dificultad para confiar, Clemencia decidió ir a la fuente en búsqueda de la verdad difícil de encontrar: a los desmovilizados mismos.  Les pidió contar una verdad suya. Reunió el material para transmitir lo que está oculto y para darles voz. Ellos construyeron el material a partir de sus experiencias.

El video expresa la idea del desenmascaramiento, de quitarse la máscara, por lo menos parcialmente. Máscaras, lugar oscuro, momentos de opacidad y claridad. Presencias oscuras y fantasmagóricas. El sonido es otro elemento que causa asombro: voces que se vuelven eco, que se diluyen. El video se expuso en el Museo Nacional y en el MAMBO en un espacio de 52 mts., donde los espectadores iban haciendo un recorrido. El espectador es interpelado e interpela; se comunica con un “fantasma”.

Se trata de una revelación parcial de lo que hicieron los victimarios, de sus historias.  Pero ellos también son víctimas: de sus propios roles de victimarios, de su estar encapsulados, presos en su rol. Son personas que participan, construyen, nos alimentan.  No son vedettes ni personajes.

Se oyen expresiones y confesiones superpuestas y entrecortadas: “limpieza social”, “se mató tanta gente…”, “desplazamiento”, “darles la pena de muerte por desobediencia a sus superiores”, “hay que fusilarlo”, “los heridos…”, “me arrepiento”, “pido perdón”, “guerra absurda”, “perdón por lo que hice”, “hasta dónde pueden llegar las venganzas”, “me arrepiento de la hora en que…” (llanto). Es el vocabulario de la guerra y también de una posible reconciliación.  El pedir perdón humaniza al victimario.

Clemencia explica que el uso de blanco y negro es intencional. No hubiera podido hacerlo lleno de color, aunque  nuestra realidad es muy colorida, aún la violencia. En el blanco y negro (quienes aparecen están vestidos de negro y cubiertos con pasamontañas igualmente negros; la cámara los enfoca del pecho hacia arriba y de frente)  se destaca la mano y la parte de la cara que se destapa.

  1. María Margarita Malagón habla de la relación entre arte y conflicto

Hay que comenzar por especificar qué arte, qué obra, qué artista; hay que referirse a una obra en concreto. No existe el arte sino los artistas. María Margarita dice que en la exposición del MAMBO  “Arte y Violencia desde 1948”, de 1998, notó el contraste entre los primeros artistas y los contemporáneos; son dos lenguajes contrastantes.

En su libro Arte como una presencia indéxica, muestra cómo a partir de indicios en la obra de  arte nos hacemos preguntas críticas que nos ayudan a comprender y vislumbrar una sociedad distinta, un ser humano distinto. Se entiende el gesto como un indicio que nos lleva a explorar las condiciones y las implicaciones de los hechos, y no los hechos mismos. El artista hace que notemos que la indignación que sentimos es compartida, que nos digamos: ¿cómo es posible que esas personas hayan hecho esto? Los signos indéxicos tienen un papel inquisitivo que nos hacen preguntarnos sobre lo incomunicable, el trauma.

Además sugiere el término comprensión empática: pasar de lo intelectual a lo emocional. Las obras de arte van mucho más allá del análisis intelectual.  Ligan lo estético con lo intelectual.

  1. Yolanda Sierra habla de la relación entre arte y reparación simbólica

En su tesis “El arte como medio de reparación simbólica a las víctimas de la violencia”, Yolanda demuestra que los gobiernos han creado monumentos  como reparación a las víctimas de masacres porque las cortes (por ej. la Corte Interamericana de Derechos Humanos -CIDH) así lo ordenan. Se refiere a varias demandas por masacres, como Villa Tina, 19 Comerciantes y La Rochela. En todos estos casos, la CIDH ordenó erigir una estatua. Pero las estatuas son frías. En la mayoría de los casos, no cumplen la función de reparar y son rechazadas por las víctimas, que no se sienten identificadas con ellas.

En esta relación hay tres visiones diferentes de la reparación simbólica: a) el objetivo del Estado en el marco jurídico de la memoria, el perdón y la garantía de no repetición  (Ley 1448); b) la idea que pueden tener las víctimas – su resistencia, su lucha, sus demandas y sus propias maneras de tramitar su dolor; y c) el objetivo del artista, su propia visión del mundo.

Para Yolanda es más efectivo como reparación hacer reconocimiento de las expresiones propias de la gente: por ejemplo, en lugar de un monumento, hacer una escuela para enseñar a tejer, como en Mampuján.  O montar una obra de teatro, como el Teatro por la Paz en Tumaco, una iniciativa de los pobladores con apoyo de la Iglesia y una ONG alemana.  Hay otros ejemplos de manifestaciones de víctimas que llegan a considerarse arte, como las rondas de las madres de Plaza de Mayo.

Esto va en línea con el “Movimiento anti-monumentos” que rechaza los monumentos en el espacio público, pues la atención se centra demasiado en el objeto y al final no se ven. En Bogotá, por ejemplo, hay 780 monumentos en el espacio público, son visibles pero no los vemos e incluso están en un estado indigno.

El arte hoy nos brinda muchas otras posibilidades diferentes al monumento. Lo fundamental es reconocer que el arte nos conduce a preguntarnos cómo y por qué se rompió la conexión entre estos seres humanos y los otros. Permitiéndonos recordar que el victimario también es un ser humano.

  1. Felipe Tamayo cuenta su experiencia artística en zonas de conflicto

En sus viajes en bicicleta lleva “su casa a cuestas” y una galería móvil con imágenes cotidianas: puertas, ventanas, candados, caminos… cuadrados y rectángulos. Las exhibe, a veces las vende. Para Felipe no hay arte en la guerra, por eso él busca que las personas que la sufren se “cambien las gafas” para ver las cosas de otro modo. Que crean en lo que tienen y en lo que son. Comparte su texto, “Instantes precisos/preciosos”.

Su búsqueda es aterrizar a lo esencial. A través de la imagen, busca romper paradigmas, volar fronteras, empoderar a la gente y enseñarle a que cree y que crea; ayudar a que las víctimas en las regiones, se empoderen, a través de la propia imagen, regalándoles su fotografía. Algunos sólo tienen la foto de su cédula, otros no tienen siquiera cédula. Su invitación es a que nos acerquemos a la gente, a donde está el problema, que  no es aquí en las ciudades.

6. Los asistentes conversaron y dejaron ideas resonando en el con-texto

  • El arte va descubriendo sus propias posibilidades, sus propios medios.
  • El arte nos permite establecer contacto directo entre la experiencia propia y lo que está sucediendo, sin la intermediación de los medios.
  • El arte desanestesia; provoca un despertar colectivo.
  • El arte en el posconflicto sirve para comprender, para acercarse a una realidad muy compleja.
  • La obra no le pertenece al artista. Está ahí para todos, para que le demos un sentido, uno que quizás el artista no se imaginó.
  • El arte tiene sus dilemas éticos. No necesariamente se usa para la paz. Puede ser violento. Por ejemplo, la música también se ha usado para torturar.
  • ¿Cómo hacer que el arte nos ayude a respetar al otro?

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Los desayunos de paz son espacios para construir una cultura de diálogo en los que desarrollamos una conversación informal alrededor de un tamal y un chocolate tradicionalmente colombianos. Así recuperamos el valor de la gastronomía como una experiencia en la que compartir nuestra humanidad y respetamos la diferencia. Visita nuestra web www.rodeemoeldialogo.org y síguenos en fb y twitter @RodeemosDialogo

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