Desayuno de Paz No. 11 de 2016

Invitada: María Ubilerma Sanabria, del grupo de Madres de Soacha

Bogotá, 16 abril

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“¿Ustedes creen en el proceso de paz?” Esa fue la pregunta que nos planteó para conversar durante el desayuno María Ubilerma, madre de un joven de 16 años, cuya fotografía nos entregó en un cartel que fijamos en la pared durante la conversación y quien fue presentado como un falso positivo por el Ejército.

El 6 de febrero de 2008 Jaime Estiven Valencia Sanabria desapareció de un barrio de Soacha donde habitaba. Después de buscarlo durante ocho meses, María Ubilerma se enteró de que su hijo había sido asesinado en Ocaña, Santander, y que había sido presentado por la Brigada 15 del ejército como guerrillero muerto en combate dos días después de desaparecer. “¿A qué horas tuvo tiempo mi hijo de ser guerrillero?” enfatiza María Ubilerma. Este caso es uno de los 6,800 que se han denunciado en el marco del fenómeno de los falsos positivos durante el anterior gobierno, más 400 que van registrados en el actual.

“Mi vida por la vida”

María Ubilerma hace parte del grupo de las madres de Soacha, valientes mujeres que han denunciado los casos de ejecuciones extrajudiciales cometidas por el ejército. En su búsqueda de justicia, han sufrido amenazas para que no denuncien y no continúen con los procesos judiciales. Pero como ella misma dice: “mi vida por la vida”. Si calla ante lo sucedido, sería como volverse cómplice.

Para ella es difícil creer en la paz al ser víctima de un delito cometido por actores legales. Su percepción del proceso de paz es que se trata de “una paz de protocolo”, cuando en realidad hay una gran necesidad de verdad. También le da miedo que se negocie la justicia sobre las ejecuciones extrajudiciales, sobre todo en vista de la ampliación del fuero penal militar que crearía más impunidad y mina la confianza en la voluntad política para la aplicación de justicia. En cuanto a la reparación, le parece que eso es como reparar un espejo que se ha roto, que no vuelve a dar una imagen completa.

Lamentablemente, las madres de Soacha no sólo no han recibido justicia, sino que en vez de recibir atención o ayuda estatal son amenazadas. En las protestas públicas que han hecho les han enviado el ESMAD y los procesos judiciales que se han abierto han sufrido innumerables dilaciones y pocas condenas. Por ejemplo después de 6 años de labor fue reemplazado el Fiscal 97 que llevaba el caso. Además, ellas y sus familias son revictimizadas tanto por el sistema judicial, incluyendo la falta de respuesta por parte de la institucionalidad, como por los medios de comunicación.

Pero estas mujeres persisten en su demanda de justicia y para responder a aquellos que han querido acallarlas, han llevado a cabo charlas en colegios y otros espacios, videos. Han montado obras de teatro con la dirección de Patricia Ariza, que han llevado en giras por varios países del mundo: “Semillas de Memoria”, “Las 100 Manuelas”, “Antígona: Tribunal de Mujeres”, son algunas de ellas. En el camino han descubierto el poder de la obra teatral como medio para denunciar y sanar.

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La paz debe hacerla el pueblo

A pesar de su escepticismo sobre los diálogos, para María Ubilerma dice que la paz debe hacerla el pueblo, tejiéndola entre todos con lazos de hermandad, dejando de lado el orgullo y el egoísmo.

Los participantes también expresaron sus opiniones sobre las negociaciones. Algunos se mostraron escépticos, desconfiando de lo que se negocia en La Habana. También surgieron voces que nos recordaban que ésta no puede ser la paz del Gobierno ni de la guerrilla, sino que entre todos debemos participar y construir el proceso de paz. Otros participantes opinaban que a pesar de todo, es necesario que se termine esta guerra para que esos hechos no se sigan repitiendo.

Se reflexionó también sobre el papel que los miembros de las fuerzas armadas van a jugar en el pos-acuerdo. Es de suma importancia que ellos también se perciban como constructores de paz. Pero para esto debe haber transformaciones al interior de las instituciones y debe aplicarse justicia a los delitos cometidos por ellos, en particular, las ejecuciones extrajudiciales.

En ese orden de ideas, María Ubilerma denunció el caso del cabo del ejército John Lewis Rivas, destituido de la institución castrense, inhabilitado por diez años para ocupar cargos públicos, y finalmente con un precio por su cabeza, por haber llamado la atención a sus superiores sobre el patrón de los “falsos positivos”.

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Cantándole a la vida

Además de hacernos la recomendación de ver la película Silencio en el Paraíso, que relata una experiencia parecida a la de su hijo, el desayuno finalizó con una sencilla y conmovedora canción que cantó nuestra invitada y que da cuenta de la gran tragedia sufrida por las madres de Soacha, pero también de su gran capacidad de crear en medio del dolor.

“Grita la tierra,

lloran las piedras,

los montes suspiran,

los campos han sido maltratados con sangre de inocentes,

con gritos de torturados.

 

El cielo azul se ha tornado gris,

lágrimas derramadas por madres angustiadas,

buscando a sus hijitos,

fruto de sus entrañas.

 

Por qué papito Dios?,

te pido por favor de que a mi mamita

tú le des resignación,

porque yo viviré como un tatuaje en su corazón.

 

Mamita ya no llores,

mamita ya no sufras,

perdóname si no me despedí,

pero es que madrecita no pensaba demorarme,

pero tampoco te quería hacer sufrir,

Mamita, mamita, dame tu bendición”