Desayuno de Paz N. 25 de 2016

Invitado: Juan Manuel Zarama, abogado consultor de USAID

Colombia, una nación desplazada: retos para la construcción de paz

Bogotá, 23 de julio

¿Cuál es la cifra de desplazados hoy en día en Colombia? ¿De qué manera el actual proceso de paz de Colombia ha tratado este tema y cuáles son los retos en el post-acuerdo? ¿Qué tratamiento se dará al tema de restitución de tierras? ¿Cómo están operando las políticas del Gobierno -y el presupuesto- en materia de desplazamiento? ¿Qué tan posible es que después de tantos años de desplazamiento en el país, las víctimas quieran volver al campo? ¿Cómo es que vamos a aprender -y a enseñar- a vivir en paz? Son algunas de las cuestiones que surgieron durante la conversación con Juan Manuel Zarama, abogado de la Universidad de los Andes, experto en derecho internacional y derechos humanos. Fue coordinador del informe sobre desplazamiento que elaboró el Centro Nacional de Memoria Histórica.

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La Ley de Víctimas y Restitución de Tierras.

Esta ley, vigente en Colombia desde hace 5 años, ha demostrado entre muchas otras cosas que la reparación administrativa de las víctimas resulta compleja; ha dejado claro que no podrá repararse a todas las víctimas (contempladas para efectos de esta ley desde el año 1985) ni podrán restituirse todas las tierras (desde el año 1991). Ahora bien, el hecho de atender a las víctimas del desplazamiento ha permitido ver que su reconocimiento como víctimas de este conflicto armado, pese a ser un paso doloroso, resulta crucial para iniciar su proceso de dignificación. Estos elementos constituyen en sí mismos un reto para el post-conflicto, teniendo en cuenta la necesidad fundamental de asegurar las garantías de no repetición para evitar la revictimización.

Pero también la realidad -y no solo la ley- ha demostrado que en términos de restitución no se ha contado bien la historia, que todavía queda mucho por decir y que ello aún hoy implica un riesgo en términos de actores y de intereses involucrados. En este sentido, una apuesta adecuada al posconflicto debería tener en cuenta la idea de una restitución colectiva para así lograr atacar los problemas estructurales que aquejan al país.

Colombia en clave de desplazamiento

El desplazamiento forzado en Colombia se ha vivido como una verdad incómoda que no ha sido asumida en toda su dimensión por la sociedad civil y que se ha agudizado desde el año 2000, constituyéndose en un termómetro del conflicto armado. Ha sido tal el impacto de este fenómeno, que hoy en día el país ocupa el primer lugar en el mundo en número de desplazados, cifra que se aproxima a los siete millones de víctimas registradas desde la década de 1980. Esto ha sido consecuencia de la acción de varios actores armados los cuales. Se quiera o no, han determinado las agendas presidenciales del país ya sea para la paz o para la guerra.

En estos mismos términos hay que decir que cerca del 60% de estas víctimas llegan a los municipios más pobres y un porcentaje mucho menor, cerca del 15%, llega a las ciudades más grandes del país. Así mismo, la mayor parte de desplazados provienen del sector rural, traspasando incluso fronteras mientras buscan huir del conflicto: ACNUR ha calculado cerca de 500.000 refugiados colombianos, de los cuales aproximadamente 200.000 están en Venezuela. Sin duda, la historia de Colombia ha sido impactada de manera significativa por los fenómenos del desplazamiento y el despojo de tierras.

Una evocación histórica permite visibilizar a los damnificados de la violencia, como se les llamaba por entonces a las victimas desplazadas producto de la violencia bipartidista del país y que a propósito nadie reparó. Encontramos entonces que  el desplazamiento no puede entenderse como asunto reciente pues tiene que ver con las raíces mismas del conflicto armado colombiano.

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Retorno, responsables, avances y oportunidades.

Fueron diversas las preguntas planteadas por los asistentes: ¿Quieren los desplazados retornar? Esto depende en parte de las generaciones: muchos de los mayores desean volver mientras que los más jóvenes, que crecieron en zonas urbanas, no. También se produce el fenómeno de la “descampesinización”: cuando regresan encuentran que su territorio se ha transformado, en muchos casos por la presencia de megaproyectos.

¿Quién ha sido el mayor perpetrador en Colombia en materia de desplazamientos? Esto aún hoy resulta incierto: los reportes muestran que en un 60% han sido las guerrillas, y en el restante 40% se distribuye entre los paramilitares, los militares y las Bacrim. Sin embargo, se sabe que muchos de los casos en los cuales no se identificaba al victimario, al ser registrados se atribuían a la guerrilla. Un dato inquietante es que no ha habido más de 100 condenas por el delito de desplazamiento.

¿Cuál es el balance de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras? Aunque no habrá los recursos suficientes para reparar a todas las víctimas se resaltan logros como el registro, que es el primer paso para el reconocimiento y la dignificación. Se espera por otra parte que con la intervención de la Comisión de la Verdad creada en el acuerdo sobre Justicia Transicional, se incrementará el número de víctimas.

¿Cómo podemos contribuir en esta sociedad polarizada para que las personas víctimas del desplazamiento puedan ser acogidas e integradas para continuar con su vida? Es un gran reto y compromiso de las comunidades: es necesario solidarizarse, acercarse, conocerse, confiar.

¿Podrán los desplazados votar en el plebiscito por la paz? Un reto fundamental para el post-acuerdo y algo de lo que se deberá ocupar el Gobierno, es prestar especial atención a los flotantes democráticos, a esas víctimas que hoy por hoy figuran como eje central de las negociaciones de paz.

¿Qué nación somos y que nación queremos ser?

Hay que salir de la falsa creencia de que el desplazamiento es solamente consecuencia de la guerra: en gran medida se produce por causas económicas y políticas; para comprenderlo, hay que preguntarse: ¿quién se ha beneficiado con estos desplazamientos? Con todo esto, valdría la pena reflexionar acerca de la nación que somos; una nación que se ha construido a partir de la migración forzada. Comprendiendo esto, podremos entendernos mejor para poder continuar.