Desayuno de Paz No. 42 de 2016
Invitado: Eduardo Pizarro Leongómez (Exembajador y Profesor IEPRI)
Tema: Los retos de la implementación del Acuerdo de Paz con las FARC
3 de diciembre
En el desayuno de Paz del 3 de diciembre, Eduardo Pizarro Leongómez, un académico que ha estudiado a profundidad la violencia en nuestro país, quien fuera fundador del Instituto de Estudios Politicos y Relaciones Internacionales (IEPRI), embajador de Colombia en Holanda y relator de los 12 informes académicos sobre los orígenes del conflicto armado de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, creada por la mesa de conversaciones de paz de La Habana, nos compartió sus ideas en torno a los retos de la Implementación del nuevo Acuerdo de Paz.
Eduardo comenzó indicando que este es un momento a la vez esperanzador y lleno de incertidumbres. “La alegría es grande y los retos son inmensos. Fue frustrante lo del plebiscito, pero hay que seguir adelante.” Antes había que sensibilizar, y ahora es claro en qué frentes hay que actuar, qué acciones concretas se pueden realizar. Hay sectores que no valoran la paz, ya que no entienden el conflicto.
“Recuerdó las agendas diferentes del gobierno y las FARC al iniciarse el proceso de negociación: las FARC frenaban, querían una preparación lenta de la desmovilización, necesitaban tiempo para salir de la clandestinidad y aprovechar el momento mediático. El gobierno requería un proceso acelerado.”
¿Cuál fue la importancia del informe de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas?
El informe propició un análisis de la historia para alimentar el debate. En efecto, contribuyó a entender diferentes miradas sobre el origen del conflicto y los factores que incidieron en su prolongación. Buscó generar impacto en el reconocimiento de las víctimas del conflicto.
Para enero del 2015, el informe pasa a alimentar las discusiones en La Habana como insumo para la Comisión de la Verdad y es parte de un cierre simbólico del conflicto. El informe ayuda a responder la pregunta: ¿Qué produjo la violencia? No al nombrar nombres, sino por tipos de victimización; pues en comparación con el proceso del El Salvador, uno de los factores que incidió en la no consecución de la paz en ese país centroamericano fue que el informe de la Comisión de la Verdad en El Salvador señala victimarios de manera tajante.
¿Por qué triunfo el NO en el Plebiscito?
Según Eduardo, “los que apoyábamos el SÍ, dábamos por descontada la victoria; lo que nos preocupaba era la proporción de la eventual victoria. El SÍ tenía que ganar contundentemente, 70% a 30%, para producir una suerte de ‘consenso’; pero una victoria menor iba a resultar en la división de la sociedad colombiana. La victoria del NO fue pírrica, pero resultó ser la salida óptima porque obligó al diálogo entre los dos lados.”
Muchos sectores se agruparon alrededor del NO: el Centro Democrático, las iglesias cristianas, sectores como taxistas, camioneros, dignidades agrarias y muchos otros sectores que no votaron por el contenido del acuerdo sino por otras razones relacionadas con el miedo.
En tono de autocrítica, Eduardo dice que los comités del SÍ debieron hacer una pedagogía del acuerdo de paz más sintética, más precisa y sencilla, con un mensaje menos engorroso, ya que el NO simplificó el debate sobre el acuerdo con figuras retóricas como el “castrochavismo” o “Timochenko presidente en 2018.” El discurso era puramente emocional, simplista. Se repitió la experiencia del Brexit.
Después de la derrota surge la pregunta del por qué de una votación popular, si el presidente podía llevar a buen término la implementación de los acuerdos sin ella. La refrendación popular era innecesaria. Otro error fue sacar la segunda versión del acuerdo después de una nueva ronda de discusiones con el NO, sin permitir modificaciones; se le dio otra victoria al NO. En efecto, hoy el NO está más fuerte.
El futuro después de la victoria del NO
Después de la derrota del sí, se generó un nuevo acuerdo en un clima de negociación a la sombra de la victoria de Trump en Estados Unidos, del temor de la posible indisciplina de las FARC y sus disidencias, del posible resquebrajamiento del diálogo en La Habana, como factores que incidieron para que el gobierno quisiera firmar tan rápidamente.
Tras la victoria del NO se presentan tres factores que impiden una lectura optimista:
- Que no haya aún negociación con el ELN, lo cual nos remonta a los postconflictos parciales que ha vivido el país en el pasado: la paz parcial. Pues ya hay nuevas Fuerzas Armadas y Policía para el postconflicto, pero estas siguen en conflicto armado con el ELN.
- La implementación del Acuerdo al mismo tiempo que la reforma tributaria.
- La etapa pre-electoral: sólo quedan seis meses para llevar el Acuerdo a buen término en el Congreso, pues después los congresistas se van a las regiones a iniciar la campaña para las próximas elecciones presidenciales y legislativas.
No obstante, según Eduardo, vale la pena recordar que las FARC nunca antes habían tenido verdadera voluntad de salir del conficto, pues anteriormente habían tomado las negociaciones como una estrategia de rearme. En contraste, ahora se observa que las FARC han cambiado de parecer debido a su debilidad militar, pues se dieron cuenta de la imposibilidad de una victoria militar, sumado a que percibieron un buen clima político para negociar con Santos. Las FARC quemaron la naves y no quieren volver al monte. El proceso es irreversible.
Desafíos por delante
En este contexto nos preguntamos: ¿qué podemos hacer como sociedad civil? Tenemos que movilizarnos para defender el acuerdo. Ya que tomando el ejemplo de Guatemala, donde sólo se cumplió el 5% de lo pactado, debemos evitar que nos suceda lo mismo. En Guatemala se observa una profunda frustración en la sociedad por lo ocurrido: se ganó la paz pero se perdió el postconflicto. No podemos permitir que se repita eso en nuestro caso.
Por tanto, para ser ‘operativos’ con la paz, para que el resto de la sociedad civil la entienda, se deben hacer visibles los beneficios de la paz. Es de rescatar que el plebiscito motivó a los jóvenes a movilizarse en pro del SÍ. Ahora el derrotero es cómo lograr una reconciliación nacional que abrar el camino para un gobierno de transición, favorable a la paz, que implemente los acuerdos.