Desayuno de Paz No 18
Desayuno de Paz No. 18
Invitado: Christian Voelkel, analista International Crisis Group (ICG)
6 de junio de 2015
¿Puede ser el anuncio de la creación de la Comisión de la Verdad una coincidencia en momentos en que el proceso de paz parece estancarse por los ataques de las FARC, o es el resultado de un trabajo extenso? ¿Es la comisión de la verdad suficiente para llegar a los procesos de reconciliación a la que están llamados los colombianos? ¿Cómo lidiar con las verdades oficiales y con el esclarecimiento de los actos cometidos tanto por el Estado como por las FARC? Estos fueron algunos cuestionamientos que orientaron el desayuno de paz.
Se trató no solamente de discutir las implicaciones y retos de una Comisión de la Verdad en el post-conflicto, sino también de recoger lo que ha sucedido en el último año de las negociaciones entre el Gobierno y las FARC. El cese unilateral al fuego y el acuerdo de desminado orientaron en un primer momento la discusión y pusieron sobre la mesa la importancia de que las próximas medidas que se tomen sean de carácter bilateral. Por un lado, se reconoció la desconfianza que generó el fracaso del cese unilateral en la opinión pública y sus implicaciones humanitarias. Por otro lado, al retomar el acuerdo de desminado se identificó éste como un gesto de voluntad conjunta de las partes, que lastimosamente ha sido subvalorado por la sociedad colombiana.
Después llegamos al punto crucial: reconocer la importancia de la creación de la Comisión de la Verdad. Esta discusión generó diferentes posturas, desde lo semántico hasta los efectos sociales y políticos de crear una comisión de este corte. Se dijo que este primer acercamiento a la creación de una Comisión de la Verdad no debe ser visto como una coincidencia sino como el resultado de tensiones y presiones políticas dentro de la mesa de negociación. En ese sentido, también es relevante reconocer el trabajo que hay detrás, que se ha visto reflejado en la consulta de diferentes expertos del mundo que han trabajado en comisiones de la verdad.
Frente a las expectativas que esta Comisión de la Verdad puede generar, vale mencionar que ésta no puede ser vista como la respuesta a las exigencias de las dos partes; si bien es cierto que el punto central son las víctimas, esta comisión no será suficiente para la reconciliación y para resolver problemas de carácter estructural que han aquejado al país desde el inicio del conflicto armado. No obstante, al evaluar el diseño de la comisión es importante resaltar sus puntos positivos. Uno de ellos, la orientación extrajudicial de esta comisión, significa que las declaraciones que allí se realicen no tendrán valor judicial, por lo que se espera que lo que allí sea manifestado sea veraz. Este punto permitió responder algunos cuestionamientos sobre la trascendencia de la verdad colectiva, crucial para los procesos simbólicos de memoria histórica.
Sin embargo, esta comisión tiene vacíos que pueden hacer que la verdad que allí se construya entren en tensión con la justicia penal y con las garantías de no repetición. Este vacío condujo a una mirada retrospectiva hacía ejercicios anteriores como lo fue la de la Ley de Justicia y Paz del 2005. Se habló de la efectividad de una comisión que carece de obligatoriedad y que adicionalmente cuenta con un método interesante de escogencia de los comisionados. También surgieron preguntas sobre el tipo de victimas que hacen parte del diseño de la comisión. Se expresó el temor frente a un posible proceso de justicia transicional donde son invisibilizadas unas víctimas y sólo se piensa en las victimas que están en La Habana.
Al concluir se resaltó la importancia de admitir que la comisión no puede reconocer una sola verdad, ya que hay diferentes actores en el conflicto y habrá diversas versiones del mismo. En esta construcción de la verdad, es importante pensar en capítulos regionales que puedan dar respuesta a hechos violentos locales. La comisión es aún maleable y aún está sujeta a cambios. Sin embargo, esto último no debe generarnos falsas expectativas, ya que esta comisión más que dar soluciones a las víctimas debe entenderse como un espacio de diálogo.