Deploramos profundamente la muerte de combatientes en medio del conflicto armado y la reciente confrontación que acaba de dejar nuevas víctimas. Expresamos nuestra solidaridad con las familias que han perdido seres queridos. A la vez, y porque necesitamos mirar este proceso en perspectiva, debemos recordar que las partes decidieron negociar en medio de la confrontación.
Las negociaciones han avanzado considerablemente, y como consecuencia las partes han ofrecido desescalar el conflicto. Las FARC han ofrecido un cese al fuego unilateral, y el gobierno parar los bombardeos a campamentos de las FARC. Como resultado hemos tenido los meses con el menor número de enfrentamientos armados desde el inicio del conflicto. Lo más importante es que los avances muestran que las partes le están apostando a proyectos de largo plazo de desescalamiento del conflicto con apoyo internacional, como lo es el desminado. Existen muchos indicios más que demuestran claramente que, gracias al poder del diálogo, se ha construido confianza entre las partes y se han ido dando pasos sin precedentes para terminar el conflicto. Por eso respaldamos la continuación de los diálogos, sin pausa y sin retrocesos, para construir un país sin violencia política: los negociadores en La Habana y nosotros fuera de la mesa, en Colombia y el resto del mundo. Sólo manteniendo el compromiso de todos podremos encontrarnos todos en un mismo diálogo nacional.
Por otra parte, hacemos un llamado a la comunidad internacional en general, y a los enviados especiales de Estados Unidos y Alemania, a pronunciarse en torno a la importancia de mantener los diálogos en La Habana y apaciguar los ánimos en Colombia.
Que sea esta la oportunidad de expresar también nuestro respaldo a la negociación con el ELN. Esperamos seguir construyendo una cultura de diálogo para fortalecer una ciudanía activa que reivindique sus derechos, incluyendo el derecho a la paz.