Desayuno de Paz No. 17
Serie Aprendizajes en Construcción de Paz desde los Territorios (Alianza Redprodepaz)
Invitado: Padre Juan Pablo Romero, Programa de Desarrollo y Paz Boyapaz
Junio 3
Nuestro invitado, el sacerdote y abogado Juan Pablo Romero, jefe ejecutivo de la organización Boyapaz — que hace parte de la Redprodepaz—comenzó evocando a Monseñor Leonardo Gómez Serna y al padre Francisco de Roux, pioneros en esta iniciativa de paz y desarrollo que empezó en el Magdalena Medio. Nos habló de los esquemas de desarrollo de las regiones mineras de Boyacá occidental, basados en la extracción y la explotación; de la importancia determinante del “patrón” de la minería de las esmeraldas y del abandono e indiferencia del Estado. Juan Pablo es una persona con la determinación y capacidad para hacer un cambio en su comunidad, y es reconocido por sus acciones sin descanso para contrarrestar la influencia de los patrones de las esmeraldas, cuyo dominio ha determinado la existencia de una “violencia tácita” en esta región.
El conflicto en Colombia: no sólo las guerrillas
El padre Juan Pablo enfatizó en que, a diferencia de algunas falsas percepciones, las FARC, el ELN y Víctor Carranza no son los únicos actores en la violencia en Boyacá, y nos invita a desmitificarlos. Insistió en que la conflictividad en ese departamento viene menos de la guerrilla que de la situación económica. Explica que, al estar el occidente de Boyacá conectado con el Magdalena Medio, hay fuerte presencia del paramilitarismo, el cual no permitió que llegara la guerrilla a la zona esmeraldífera, pero sí los narcotraficantes, que sacaban la coca por el Magdalena Medio hacia el Pacífico. Señaló que en todos los rincones rurales de Colombia se pueden ver los resultados de un desarrollo en que unos pocos tienen el poder de afectar negativamente a su comunidad. Dijo que en Boyacá hay muy pocas zonas afectadas por el conflicto con las FARC y que el fondo del problema es un desarrollo desigual. Por eso invita a “darle la justa medida a la guerrilla como generadora de la violencia, ya que, si no vemos los otros fenómenos generadores de conflicto, y de pobreza, nos vamos a ahogar.” Al respecto menciona como en este país mega-hídrico, hay graves problemas de acceso al agua pues no la sabemos proteger; además ocurren desastres como el de Mocoa, que derivó del descuido en el manejo ambiental.
Los patrones de las esmeraldas
En Boyacá occidental, donde actúa Boyapaz, estos patrones determinan lo económico, lo social, lo político, todo. Para el resto de la población, la falta de oportunidades ha generado una forma macabra de buscar la riqueza fácil; este proceso, que es ilegal, consiste en correr sin protección a las minas a buscar esmeraldas en la tierra de desechos (el material estéril) para venderlas. Sugiere ver en You Tube el video Las voladoras que ilustra esta dramática situación.
Los procesos como estos son mortales y han cobrado cientos de vidas en la zona; también hay gran presencia de sicarios y prostitución de menores, que no ven ninguna otra forma de sobrevivir. El poder de los gamonales sobre la economía, la política y las minas crea una oportunidad para silenciar a, entre otros, a líderes sociales o de la oposición política que amenacen con tumbar el imperio de poder que las familias esmeralderas han acumulado. Los excluidos pueden ganar dinero beneficiándose de los esmeralderos, quienes necesitan sicarios para silenciar a la oposición. Se ha desarrollado una cultura del malgasto, de la riqueza fácil y de la muerte. Predomina el individualismo, y las organizaciones sociales son débiles. El papel del Estado, que está ausente, lo asumen las empresas mineras con un asistencialismo malsano.
“El desarrollo es el nuevo nombre de la paz”
Esta frase de Paulo VI citada por el padre Juan Pablo, ilustra la labor que Boyapaz viene adelantando, aunque se sienten solos pues son solo tres personas liderando las acciones. Menciona como ejemplo alentador el plan de sustitución de coca por cacao, en el que han dado pasos exitosos. También ven un aliento de esperanza en los proyectos de las comunidades con cultivos alternativos de cacao, frutas, café, aguacate y panela. Sobre la precaria situación de las mujeres, que están vulnerables y sin protección, el padre Juan Pablo insistió en que hay evitar que sus hijos terminen en la minería. Su aspiración es fortalecer a las mujeres mediante empresas solidarias de artesanías y otras actividades.
En cuanto a las perspectivas de la región de Boyacá occidental en el posconflicto, nuestro invitado señaló que, dado que esta no es zona de presencia de las FARC, tampoco es receptora de recursos del post-acuerdo y deberá buscar recursos de otras fuentes para su desarrollo. Habló de los Concejos Municipales de Paz como los gestores de procesos políticos y económicos locales para hacer contrapeso a la minería y a la coca, y de la importancia de fortalecer las comisiones empresariales, una figura dentro de las Juntas de Acción Comunal.
En conclusión, el Padre Juan Pablo Romero enfatizó la necesidad de repensar la región en torno a los tres ejes de la red: 1) la incidencia política de la población y sus organizaciones; 2) la asociatividad y el cooperativismo, creando empresas solidarias; y 3) la reconciliación. Además, valoró el apoyo de la Universidad Santo Tomás, que está convocando personas a integrar un “consejo de sabios” que les ayuden a pensar la región, pues considera que el occidente no ha sido pensado como lo merece.