Desayuno de Paz No. 23 de 2016

Invitada: Yiya Gómez,  Común Acuerdo / Viva la Ciudadanía

Tema: Pedagogía de paz para el post-acuerdo

Bogotá, 9 de julio

El rol de la sociedad civil en la pedagogía de paz

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Viva la Ciudadanía es una organización que se preocupa por el empoderamiento de la ciudadanía y la movilización civil alrededor de diferentes procesos políticos que se dan en el país con el fin de cobijar la dimensión pública de asuntos de importancia para todos. La organización rescata la participación de la ciudadanía en torno a procesos políticos para la construcción activa y democrática del país; y en el caso del proceso de negociación de La Habana, esta participación ha tomado la forma de pedagogía para la paz. Trabaja con sindicatos, iglesias y la Cámara de Comercio de Bogotá, entre otras organizaciones Yiya Gómez asume la pedagogía como una oportunidad para impulsar transformaciones en torno a la construcción de una cultura de paz que nos permita dejar de lado la violencia a la hora de tramitar nuestros conflictos. Sumado a esto, es fundamental orientar las actividades pedagógicas a la formación de una cultura de participación ciudadana en el marco de la democracia, es decir, que se asuma una actitud más activa y legal frente a los problemas que tenemos como colombianos.

Es necesario atacar mitos y malentendidos

Impulsadas por las dinámicas de la opinión pública, existen creencias muy arraigadas en la sociedad civil que minan el desarrollo sano del proceso democrático que representan las negociaciones. Estas creencias surgen por el mal manejo de la información por parte de los medios de comunicación y por la propaganda negativa difundida por ciertos sectores de la sociedad. La construcción de una cultura ciudadana de paz por medio de la pedagogía debe prestar especial atención a estos mitos que muchas veces son tomadas como verdades. Es necesario poner a dialogar estas creencias con hechos de verdad y resolver las dudas que existen frente al proceso y todo lo que lo rodea.

¿Cómo nos juntamos con los otros aunque no creamos exactamente lo mismo? En situaciones de conflicto, hay necesariamente puntos de vista contrarios; sin embargo, en la diversidad y la diferencia está la clave para construir soluciones, por lo que no debemos estigmatizar a los contrarios. Si bien los medios de comunicación construyen imaginarios muy pertinaces, estos no son los únicos, y es esencial tener en cuenta y poner a dialogar todas estas posturas para construir opiniones más fuertes e informadas que nos permitan tomar decisiones más calificadas. Es de suma importancia tener una actitud receptiva y empática en escenarios de pedagogía para que pueda haber diálogo y participación.

¿A dónde ir y cómo llegar?

La pedagogía debe incluir a todos los elementos posibles de la sociedad y en este sentido, toman mucha importancia las estrategias de comunicación y el fortalecimiento de las redes de diálogo que nos rodean como individuos. De ahí nace Común Acuerdo.

Es importante trabajar con aquellos que están indecisos, desinformados o apáticos. Y lo es también tramitar las dudas a través de la espiritualidad – del perdón y la reconciliación. De ahí el protagonismo actual de las iglesias y la importancia de trabajar en asocio con ellas.

El papel de las redes sociales y el diálogo ‘cara a cara’ con nuestros círculos familiares o de amigos es un espacio con un gran potencial para darle visibilidad informada al proceso de paz y fomentar la empatía. La manera de comunicar en estos espacios puede ser más efectiva si 1) se hace énfasis en ideas fuerza, sencillas y fáciles de entender, 2) se demuestran hechos de verdad, que son irrefutables y desarman mitos y malos entendidos, 3) se hacen públicas y se les da visibilidad a las noticias, tanto positivas como negativas, que son clave en el proceso, 4) se divulga información alternativa a los medios masivos de comunicación. Hay que darle visibilidad e importancia a lo público.

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El proceso como una oportunidad para la construcción de democracia

La negociación con las Farc es un hecho coyuntural que representa un cambio en todas las dimensiones del país (política, agraria, social, económica, cultural) y dado que alude a problemáticas históricas muy arraigadas, representa una oportunidad para, además de llegar al fin del conflicto armado (algo que ya es un logro inmenso), empezar a solucionar estas problemáticas arraigadas de una manera menos dolorosa. Sin embargo, esta es una tarea imposible de lograr si no nos incluimos todos por medio de una cultura de la participación ciudadana responsable, que use el diálogo y la acción como herramientas de cambio. Igualmente, la labor pedagógica no debe parar con la firma del acuerdo final de paz, sino que debe extenderse durante todo el período de implementación de los acuerdos. Es indispensable asumir y compartir por medio de la empatía una actitud de reconciliación que nos permita construir el país que todos queremos.