La coyuntura política en vísperas de la primera vuelta presidencial

Invitada: María Fernanda Carrascal, El País Primero

Desayuno de paz No. 16

26 de mayo de 2018

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María Fernanda Carrascal (¡no Cabal!), activista política egresada de la Universidad del Rosario, en la actualidad concentra su trabajo en el movimiento “El País Primero”. Dicha iniciativa busca convocar una alianza entre tres candidatos presidenciales: Gustavo Petro, Humberto De La Calle y Sergio Fajardo, a raíz de la afinidad que, considera la activista, tienen sus propuestas, pues la diferencia entre ellos, “más que ser de los objetivos, es del cómo”.

¿Por qué hacer activismo?

El activismo político es una forma de participación ciudadana que fue reconocido a nivel nacional tras la Constitución de 1991. Así, funciona como un mecanismo para la expresión de la inconformidad y el surgimiento de nuevos liderazgos. Ahora, si bien la ciudadanía sólo ha sido reconocida como ente participativo del ejercicio político desde la promulgación de la carta, la lucha cívica ha estado presente desde antes, usualmente en las manos de las minorías y/o los marginados. Se habla entonces de la década de los ochenta como un periodo de resurgimiento de liderazgos, especialmente de la izquierda, evidenciado en movimientos como el Paro Nororiental de 1987, que convocó más de 120.000 campesinos[1]. La lucha contemporánea es esa misma lucha: por la equidad, la paz y la dignidad.

Búsqueda de la palabra

El País Primero ha sido responsable de varias iniciativas particulares en el marco de la coyuntura nacional actual construida desde la batalla electoral. Los activistas que integran el movimiento han sido responsables, entre otros, de poner en la agenda la posible alianza entre los tres candidatos nombrados antes a través de la presión y la viralización en redes sociales; también organizaron un café con las fórmulas vicepresidenciales de los tres candidatos y líderes sociales y promovieron el popular café entre Fajardo y De La Calle; además de motivar a otros ciudadanos a juntarse a la iniciativa y empezar a construir país desde la participación y el diálogo. No obstante, no todo ha sido un campo de flores y también, por sus objetivos y sus dinámicas, han sido tratados de saboteadores y han sido etiquetados por campañas de difamación que se podrían atribuir a integrantes de los grupos políticos a los que El País Primero busca apoyar.

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Diálogo, juventud y pedagogía

Más allá de las acciones concretas, la iniciativa se funda sobre tres principios generales: pedagogía del afecto; endulzar la diferencia; y apoyar al que pase -entre Petro, De La Calle y Fajardo- a segunda vuelta. Y tres principios para los jóvenes: resignificar la política y generar sentido de pertenencia en torno a ella; impulsar la participación; y resignificar con hechos, es decir, promover los mecanismo de participación y la protesta. En general, la búsqueda de El País Primero es una búsqueda por la coalición para la democracia, la pluralidad y el cambio. Es un impulso a la diferencia y al gobierno de aquellos que jamás han gobernado y siempre han ocupado un segundo plano en la toma de decisiones políticas. Así como es un fomento de la política dirigido a la juventud, que se percibe como desinformada y, sobre todo, desinteresada de las problemáticas nacionales; acudamos entonces al debate entre Youtubers y candidatos (al que, por cierto, sólo asistieron Fajardo, Petro y De La Calle): no es que los Youtubers sean ajenos a la realidad colombiana, sino que son expresión de la realidad colombiana. En lugar de evadir una problemática más y culpar a los jóvenes por su rol político en la sociedad, ¿por qué no hacerle frente e impulsar un cambio?

Bajo la sombra de la tradición. Bajo la sombra de la apatía.

[1]Carrascal, S. (2017). Del Paro Nororiental a la masacre de Tumaco. La oreja roja