DÉCIMO DESAYUNO DE PAZ

DÉCIMO DESAYUNO DE PAZ

28 de marzo de 2015

Invitado: Alirio Uribe

Tema: El papel del Congreso en la construcción de paz

Alirio Uribe, durante muchos años defensor de los derechos humanos, es ahora congresista por el Polo Democrático y miembro de la Comisión de Paz de la Cámara de Representantes. El desayuno comenzó con una serie de preguntas de los asistentes centradas en el papel del Congreso en apoyo al proceso de paz, en la refrendación de los acuerdos entre el gobierno y las Farc, en la reintegración de los ex combatientes, y en iniciativas legislativas que busquen reformas para la construcción de paz por fuera de los acuerdos de La Habana. También se le preguntó sobre el mecanismo más idóneo para la refrendación de los acuerdos de paz.

Alirio está recién llegado al Congresoy no puede hablar por todo lo que allí ocurre. Pero admite que para él el Congreso es un escenario hostil pero importante, donde se mueven todas las expresiones de poder.

Habla de las dificultades de ejercer la oposición en un entorno altamente polarizado. Admite que es difícil hacerse escuchar y traer a la discusión temas cruciales para la desactivación de la violencia, por ejemplo la supervivencia de los desmovilizados (señala que han sido asesinados hasta ahora 4.000 paramilitares desmovilizados).

Muchos de los temas relacionados con el proceso de paz no han sido debatidos aún en el Congreso. La Comisión de Paz debería ser quien jalonara el proceso de paz en el Congreso; sin embargo, su composición, con una mayoría proveniente de partidos de la coalición en el poder, le resta independencia y la inmobiliza. La Comisión se dedica mayormente a defender las posturas del gobierno frente a los ataques del Centro Democrático. Además, es débil porque carece de recursos.

En otros escenarios naturales para promover la construcción de paz, comolos Consejos de Paz municipales y departamentales, también hay poco movimiento, aunque la Comisión de Paz quiera empujarlos. Los cambios estructurales del posconflicto deberían venir de las regiones, con sus lógicas particulares, y allí los Consejos de Paz locales deberían tener un rol preponderante.

Mirando hacia el futuro cercano y la firma de los acuerdos de paz, el Congreso tiene como tarea cambiar la legislación del pasado, ajustarla a las nuevas circunstancias, y reordenar el país. El mapeo del desarrollo nacional, que se debía a la violencia, deberá ahora ser trazado por los sectores productivos. Desafortunadamente, el Plan Nacional de Desarrollo no recoge lo acordado en La Habana, más bien va en contravía de lo relacionado con la paz, ni siquera con el lema gubernamental de “Paz, equidad y educación”. El Plan tiene sólo dos artículos relacionados con la paz (Nos. 122 y 123). El énfasis sigue siendo en la minería y la agroindustria, y en la infraestructura en función de éstas. Es decir, para el gobierno los actores de la paz son los empresarios. En contravía con la Ley de Víctimas, los baldíos se destinan prioritariamente a megaproyectos. En materia presupuestal, el único rubro que crece es el de seguridad y defensa. Y no se ve una agenda legislativia propicia para la paz.

En materia de justicia transicional, Alirio señala que Marco Jurídico para la Paz va a reglamentarse, lo cual contará con el visto bueno de la Corte Penal Internacional; pero, en este tema hay dos lógicas diferentes: la de las Farc, que exigen un indulto completo, y la del gobierno, que prefiere una justicia transicional con juicios y penas (aunque no necesariamente cárcel). El difícil debate se centra en si todos los crímenes son iguales y merecen el mismo castigo, o si las violaciones cometidas con armas del Estado son peores que las cometidas por la insurgencia. Los militares temen resultar perdedores y tener que pagar penas de cárcel.

En cuanto a los mecanismos de refrendación de los eventuales acuerdos de paz, Alirio señala que se aprobó el mecanismo del referendopese a la oposición de las Farc, que abogan por una asamblea constituyente. Alirio estima que actualmente no hay condiciones para una constituyente, pero que podría haberlas posteriormente, cuando se silencien las armas.

Existe un divorcio entre lo que se negocia en La Habana y lo que ocurre en Colombia, con una guerra total en Colombia y un diálogo que avanza en La Habana. En este momento de la negociaciónla mesa de La Habana no debe estar aislada de la sociedad en su conjunto. Por tanto, una de las propuestas paracerrar esa brechaes que el Congreso escuche a los negociadores de La Habana, siguiendo el ejemplo de lo que hizo el Parlamento inglés en marzo pasado.

Alirio considera queademás se debeabrir espacios en la negociación para otras voces y otros temas relacionados con la agenda social, atrasada por más de 50 años. El país debe construírse sobre la base de la agenda social y con sectores amplios, pues el Congreso solo no puede hacer todo el posconflicto y reconstruir el país.

En general, el balance del Polo es ir con Santos hasta el fin del conflictoarmado pero tomar caminos distintos en el modelo de construcción de paz porque el modelo del gobierno no es generoso. Esto nos muestra la importancia de seguir dialogando, porque, parafraseando a Alirio,aunque todos hablemos de paz no todos estamos hablando de lo mismo.