Reporte QUINTA TERTULIA DE PAZ Y RECONCILIACIÓN con Mario Mendoza
QUINTA TERTULIA DE PAZ Y RECONCILIACIÓN
8 de abril de 2015
Invitado: Mario Mendoza
“Me rebelo al discurso de la identidad, no le tengo miedo a ser muchos, soy Satanás, Satán soy yo…”
Un horrible descubrimiento, murmura alguien en Lapingachos, un pequeño restaurante donde nos encontramos con el escritor. Los comensales guardan silencio y quedan expectantes; los mensajes rápidos se repiten, quizá es una grabación, parecen haberlos escuchado antes, haberlos intuido, quizá. Una dulce voz grave, muy grave grita: los colombianos no nos mezclamos; los colombianos leen entre 1,6 y 1,9 libros por año, son analfabetas funcionales; es importante romper con la educación inconsciente, romper con taras y prejuicios; los colombianos no son eróticos, pueden ser sexuales pero le temen al erotismo; los profesores trasmiten información, no pasiones; hay jóvenes aniquilados que no le encuentran sentido a la vida; hay exceso de YO; es el fin del mundo…los colombianos no nos mezclamos…
La pregunta inmediata de la joven que trabaja en algo relacionado con la educación es: ¿está preparada la sociedad colombiana para el pos-conflicto? Y de inmediato responde el señor de la mesa izquierda al lado de la entrada con otra pregunta y ¿Cómo se construye sociedad civil? Y el autor responde de inmediato, como si fuera a recitar una lección: lo primero es quejarse hasta el cansancio; lo segundo, después del paso anterior, es creer que usted puede cambiar la sociedad a través del voto democrático; y si tiene el extraño sentimiento de haber sido defraudado por los gobernantes, queda un paso final: debe cambiarla sociedad usted mismo. Entonces, me permito re-formular su pregunta. Creo que esta es más apropiada: ¿cómo preparar a la sociedad colombiana para el posconflicto?
En ese momento interviene la extraña voz y cambia de tono como un casete cuya cinta se ha trabado.Por momentos es la voz de un hombre, por momentos la de una mujer joven, por momentos es una madre, un niño,un preso… Hablan de la necesidad de romper con la educación inconsciente, de la importancia del patrimonio inmaterial y del papel de la cultura y la educación como bases para la transformación de la sociedad. De una sociedad donde es un placer hacer rico al otro y un deber desprenderse del ego, del YO, para construir democracia participativa. Algún joven grita:“¡nuestro deber es resistir!”. La pregunta que queda en el aire es: ¿cómo resistir?
Y habla un escritor que coincidió aquella tarde en el restaurante:me encantan los libros de ficción, las novelas y los cuentos a diferencia de otros escritos, porque son un ejercicio de democracia. Este tipo de narraciones permite que el lector se encarne en otros, que tome sus identidades; él puede ser alguien diferente cada día, desde el académico más prestante hasta un hombre iletrado, desde una víctima hasta su victimario. El escritor reitera: ese lector ya no es uno solo, es muchos, porque se pone en los zapatos del otro, porque piensa, siente y ama como el otro con cada palabra que lee. Un buen lector lo relativiza todo y vive muchas vidas, mientras que alguien que no lee solo vive la suya y tiende a creer en su opinión como la única verdad.
Además, la lectura es un catalizador que le permite al lector reconocer sus demonios, esos otros que viven en él y que sólo reconoce cuando se queda perplejo ante una reacción impropia. Leer, dice, es un viaje que cura: con cada palabra me desprendo del YO y así me desprendo del dolor. Mi forma de resistencia es escribir. Escribo con el objetivo de capturar la atención del lector con mi música del lenguaje; es mi deber atraparlo con un ritmo, curarlo, exorcizarlo con mis letras. Es mi deber construir redes de resistencia a través de las narraciones de ficción. Transformo con mis letras la sociedad en la medida en que mis lectores se alejan del discurso del YO y se reconocen como seres sin identidad, seres que se potencian en otros seres animados e inanimados. Seres que sienten que los demás seres humanos son sagrados.
Finalmente, el escritor estornuda y dice:Señores comensales,tengo un virus y todos en este lugar lo han contraído.