“Después del Acuerdo de Paz se ha logrado la identificación y entrega digna a las familias, de los restos 177 personas”
Cesar Santoyo, Director Colectivo Sociojurídico Orlando Fals Borda
Desayuno No. 8 de 2018
Marzo 24
Nuestro invitado es sociólogo de la Universidad Nacional, con magister en Administración Pública de la ESAP. Desde hace 25 años es activista en temas de paz, empezó en un grupo de impulso y apoyo a los diálogos de paz, y en la Asociación Nacional de Jóvenes por la Paz. Con el colectivo Orlando Fals Borda (OFB), se ocupa de la defensa de los derechos humanos, la desaparición forzada, las ejecuciones extrajudiciales y el fortalecimiento a la capacidad de las comunidades.
Fortaleciendo el trabajo comunitario
Entendiendo que, así como en los barrios urbanos, un actor clave en la ruralidad son las Juntas de Acción Comunal(JAC), OFB comenzó apoyando a estas juntas en su capacidad de organización y en conocimiento sobre derechos humanos, en especial en Vista hermosa y en Cachicamo. En ese momento se desarrollaban los diálogos del Caguán y por debajo se buscaba fortalecer el Plan Colombia dirigido a la guerra total.
En 2007, en convenio con Asociación de Campesinos del Bajo Cauca, trabajaron por exigir compensación por los daños ambientales en la explotación de níquel de Cerromatoso. A propósito, César nos menciona que precisamente el día anterior a este desayuno fue encontrado muerto el líder de esta asociación con quien tuvo la oportunidad de trabajar muy de cerca, al parecer a manos del Ejército, sobre lo cual hay en el momento varios equipos haciendo denuncia.
En 2009 y 2010 denunciaron ataques al plan de consolidación territorial en los llanos orientales. La razón: esta zona de altillanura, área protegida de La Macarena y vista como santuario de las FARC, es rica en coltán, uranio y petróleo, y por lo tanto estratégica para el modelo económico del estado colombiano.
Actuar frente a la desaparición forzada, un imperativo ético
El trabajo relacionado con la desaparición forzada no fue algo que buscaron sino que se encontraron en su tarea por los derechos humanos y el fortalecimiento a las JAC. En La Macarena, se empezó a notar un olor muy fuerte que coincidía con el paso de helicópteros militares en horas desusadas, después de las 10 p.m., entre la base militar y un lugar determinado. Descubrieron que estaban inhumando a personas sin identificar. Calculan una cifra de 2000 cadáveres en este lugar. Esto ocurría también en otros municipios como Granada, Vista Hermosa y Villavicencio.
Se comenzó a trabajar para darles visibilidad a estos casos y exigir la identificación de los cuerpos. Se encontraron con la falta de humanidad y hasta frivolidad en el tratamiento de los casos por parte de los funcionarios de la Fiscalía y la Unidad de Víctimas. Comprobaron la vulneración de los derechos humanos de las víctimas, principalmente por el Estado. Dándoles tratamiento de “pro-insurgentes” ya no “pro-FARC” justificaba su accionar. Con su presencia lograron que la Fiscalía no siguiera tirando las bolsas de huesos.
La Unidad de búsqueda de personas desaparecidas (UBPD), un logro de las víctimas
César destaca que, más que una decisión de la mesa de negociación de La Habana, el Sistema de verdad, justicia, reparación y no repetición, y en especial la UBPD, fue resultado del trabajo de las víctimas por reclamar sus derechos. Destaca que después del Acuerdo de Paz se ha logrado la identificación y entrega digna a las familias, de los restos 177 personas; antes de la creación de la Unidad, se habían entregado dignamente 77 personas. Menciona cómo este proceso abre el camino a estas familias para la resiliencia.
Un gran salto a la reconciliación
César considera que en medio de todos estos avances hacia la reconciliación, hay que insistir en que tiene que haber reparación. Así mismo, hay grandes retos en las regiones para impedir que sigan ocurriendo casos como el que nos relata, con mucho dolor, de Xiomara, una joven que fue violentada por los paramilitares, la guerrilla y el ejército, y al principio su demanda fue tratada con negligencia por el abogado a cargo. Finalmente, el estado colombiano fue declarado culpable y obligado a reparar.
Menciona a propósito la importancia del fortalecimiento del papel de la mujer en el trabajo por los derechos humanos y destaca los avances en desarrollos productivos en palma africana, entre otros, en regiones como Córdoba y Congal, Nariño en el marco del proceso de paz.
Sin embargo, preocupa el hecho de que muchos niños, niñas y adolescentes en medio del desplazamiento de sus familias, se quedaron en las regiones y fueron acogidos por familias, sin posibilidad de identificación ni adopción legal. Todos estos casos se deberán ir esclareciendo en los procesos por venir.
“Quiero perdonar. No quiero plata. Quiero saber qué pasó con mi ser querido.”
Para responder a esta necesidad de verdad, no solo para las víctimas sino para el país, ya está creada la Comisión de la Verdad, que empezará por escuchar a las víctimas. Será un paso importante hacia la no repetición, y tendrá una acción coordinada con la UBPD. Allí se escuchará primero que todo a las víctimas en los territorios, y se recibirá también a todos los actores del conflicto, directos o indirectos, que deseen voluntariamente aportar sus versiones.
Mantenerse alerta, denunciar, recuperar la dignidad
César se refiere con preocupación al asesinato de líderes sociales, y al hecho de que el accionar del ejército sigue siendo preocupante en ciertas regiones. A hechos lamentables como el haber retirado de internet un documental de Pirry sobre el paramilitarismo.
Finalmente, a la necesidad de informar, denunciar, y adelantar acciones afirmativas, como dar un nuevo contenido a palabras como “sobrevivientes” (que ya no “víctimas”): enfocado a desarrollar una nueva noción de la propia vida.
Se hace un llamado a tener en cuenta los seis millones de exiliados, producto del conflicto armado, y facilitar su retorno, o más que eso porque muchos no quieren retornar, asegurar los mecanismos para hacer valer sus derechos. Por sobre todo, trabajar como nación en privilegiar, recuperar y mantener la dignidad de las víctimas y sus familias.