Tomado de El Espectador, 10 junio 2014.
El daño que le ha hecho la guerra al país queda claro con los cerca de 6 millones de víctimas que existen por cuenta de la violencia. Aunque el principal provecho que traería a Colombia el final del conflicto estaría en la posibilidad de parar el crecimiento de esa cifra y reparar a quienes forman parte de ella, los cambios que traería a la economía una reducción drástica de la violencia es una forma de aterrizar los beneficios de la paz en la vida práctica de la sociedad.
En ausencia del conflicto armado, “la economía hubiera crecido a tasas de hasta el 8%” o “se generarían cerca de 700.000 toneladas más de alimentos”, esas son algunas de las conclusiones del informe “¿Qué ganará Colombia con la paz?”, hecho por el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), con el respaldo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, que, en las próximas semanas, será socializado en varias regiones del país.
Según el documento, si Colombia logra la paz, entendida como la reducción drástica de la violencia asociada con el conflicto armado, se acelerará el crecimiento de la economía, aumentará el ingreso promedio por habitante, mejorará la distribución de la tierra, se incorporarán a la economía recursos de regiones que antes controlaban los grupos ilegales, será más incluyente el sistema financiero, mejoraría la percepción de los inversionistas extranjeros y los costos directos que genera el conflicto en seguridad e infraestructura se reducirán, entre otros beneficios tangibles en el mediano plazo.
El estudio documenta que las poblaciones más beneficiadas con la firma de un acuerdo de paz serían las mujeres y los menores de edad. Los esfuerzos financieros estimados para su reparación durante los próximos 10 años sería cercano a los $54,9 billones. Además, los delitos que más los afectan, como la violencia sexual y el reclutamiento forzoso, se erradicarían drásticamente. Un dato que evidencia el efecto de la guerra en los territorios es que “niños que viven en zonas de explosiones de minas antipersonales nacen con un peso de 8,7 gramos”, menor a la media nacional.
Aunque algunos de los beneficios del fin del conflicto repercutirán en el ámbito nacional, habrá algunas regiones donde los efectos positivos serán mayores. Partiendo de que “hay solamente 118 municipios (11%) en los que se erradicó la violencia del conflicto”, concentrados en la región Andina y en departamentos como Vaupés y Amazonas, el documento concluye que los centros urbanos con mayores beneficios en caso de que cese la violencia serán Medellín, Cúcuta, Arauca, Buenaventura, San Vicente del Caguán, Tibú, Riohacha y Tumaco. Así como otras poblaciones como Anorí e Ituango (Caquetá), Puerto Rico (Meta), Chaparral y Planadas (Tolima), entre otras.
Para el Cerac lo más probable es que con el fin de la violencia haya mayores demandas en seguridad ciudadana y se reestructure el gasto militar. No obstante, advierte que “la trayectoria del gasto como porcentaje del PIB militar no cambiará inmediatamente finalice el conflicto”. También es probable que, como ha ocurrido en países que han vivido conflictos armados internos, aumente el gasto militar a partir del punto de quiebre (momento en el que el fin de las hostilidades no tiene reversa), lo cual es razonable, pues “al finalizar el conflicto se debe contener la generación de nuevos grupos violentos armados”.
Comparando al país con otros escenarios de posconflicto, lo previsible, de acuerdo con el informe, es que se observe “una aceleración en el índice de matrícula escolar”. Según la Encuesta Nacional de Deserción Escolar, según los niños, la principal causa de deserción es la inseguridad de la zona en la que habitan y estudian. Otra consecuencia sobre las zonas de influencia sería una disminución en el índice de mortalidad infantil.
“La economía colombiana avanza con una pierna coja. Sea cual sea el próximo presidente, el mensaje que le enviamos es que la paz debe hacerse. Y al pueblo colombiano, que así como sueña a través del fútbol, sueñe con una país en paz que beneficiará a todos”, dijo Fabrizio Hochschild, coordinador residente y humanitario del Sistema de Naciones Unidas en Colombia. El documento fue valorado por la Cámara de Comercio de Bogotá y el Consejo Privado de Competitividad, quienes advirtieron que su respaldo, ni el mismo informe, tienen intereses en la actual coyuntura electoral.