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Carta de apoyo al proceso de paz y veeduría del proceso democrático en Colombia

Queremos llamar la atención sobre un evento que ha pasado casi desapercibido por los colombianos. El viernes 16 de mayo escuchamos las noticias alentadoras de que los equipos de negociadores del gobierno y las FARC habían logrado llegar a un acuerdo en torno al tema de las drogas ilícitas, uno de los puntos más difíciles de la agenda.

Desde Rodeemos el Diálogo, un grupo no partidista de la sociedad civil, queremos invitar a todos los colombianos a abrir espacios de reflexión, para intercambiar opiniones y ejercer nuestra responsabilidad ciudadana en la construcción de una democracia participativa y transparente en este momento crucial para Colombia. Que todos nos informemos, preguntándonos qué propuestas y qué acciones – tanto electorales como cotidianas – sirven a la construcción de un tejido social que fortalezca la transición hacía un país con una paz justa y duradera.

De cara a las elecciones presidenciales, la responsabilidad de todos los candidatos en este momento es mayor. Vemos con preocupación que no ha habido una apropiada información sobre los programas de gobierno y el debate sobre el proceso de paz. Es muy importante que todos los colombianos entendamos los logros alcanzados en materia de paz, democracia y derechos, así como las políticas públicas dirigidas hacia las víctimas. Es también importante entender los complejos retos que enfrenta el país para convertirse en una democracia donde quepamos todos y en donde la diferencia es una fortaleza y no algo que polariza. Por esto vemos con optimismo que el Presidente Santos haya decidido aceptar participar en los debates presidenciales. Sin embargo, debido a los escándalos que han caracterizado la campaña electoral, llamamos la atención sobre la altura ética que deben tener estos debates.

Para garantizar que la decisión de aquellos que creen en la democracia representativa no sea manipulada a través del fraude electoral, ReD apoya el trabajo de la Misión de Observación Electoral (MOE). Por eso en Bogotá y Londres algunos de nuestros miembros participarán como observadores en mesas y los escrutinios porque creemos que la participación democrática, tanto dentro como fuera del país, va más allá del voto.

Finalmente, felicitamos a los negociadores por lograr acuerdos en el 60% de la agenda en un tiempo récord. Al mismo tiempo hacemos un llamado a todos los colombianos y amigos de Colombia para que no perdamos de vista la importancia de este momento histórico y recordemos la contribución que podemos hacer para empezar a poner fin a este conflicto anacrónico que desangra a Colombia.

Lo bueno, lo revolucionario y lo invisible del acuerdo de drogas con las Farc

Tomado de La Silla Vacía, 18-05-2014.

El viernes por la tarde, el gobierno y las Farc anunciaron su tercer acuerdo conjunto en lo que va de las negociaciones en La Habana. Aunque todos los rivales del presidente Juan Manuel Santos –salvo Clara López– se centraron en el oportunismo del momento en el que éste se da justo antes de las elecciones del domingo, es un acuerdo que, de aplicarse, podría darle un vuelco total a la política antidrogas que tanto daño le ha hecho a Colombia. Esto es lo bueno, lo revolucionario y lo invisible.

Si se cumple este acuerdo, toda la política antidrogas de Colombia habría dado un vuelco y se pondría a la vanguardia de los cambios que han propuesto los expertos más reconocidos en el tema.

A nivel filosófico, el acuerdo incorpora un cambio de lenguaje y un enfoque más global. Dejaría la aproximación militarista que ha tenido el Estado frente a los cultivos ilícitos, cuyo fundamento es el Plan Colombia financiado por Estados Unidos.

Lo reemplazaría por la erradicación a partir de un proceso de planeación participativa con las comunidades involucradas, lo que permitiría una mayor integración social de los cocaleros.

La aspersión aérea es uno de los puntos en los que más les tocó ceder a las Farc, que también había propuesto inicialmente la legalización de los cultivos.

En el acuerdo quedó claro que la primera opción para acabar con los cultivos ilícitos será la erradicación voluntaria, luego la erradicación manual forzosa y, como última instancia, la fumigación. (Curiosamente la palabra ‘aspersión’ no aparece mencionada una sola vez en el comunicado conjunto).

Aunque ya quedó cerrado en la mesa de negociación, la guerrilla volvió a rechazarla categóricamente en un comunicado del sábado.

Dijo –posiblemente como un punto de honor- que se trataba de uno de dos “asuntos pendientes o salvedades que deberán ser abordadas o resueltsa, o antes de la firma del eventual acuerdo final, o dirimidos los disensos por el soberano en el marco de una Asamblea Nacional Constituyente”.

El otro cambio de enfoque -en lo que tiene que ver con el tráfico de estupefacientes- es que que se centra en atacar las amenazas criminales, más que en la reducción de la oferta (que no es mencionado ni una sola vez), que es la aproximación que ha habido hasta hoy y que ha tenido muy poco éxito.

Además, la desarticulación de las organizaciones criminales se plantea con un enfoque territorial, lo que en principio podría evitar que el espacio que dejen las Farc sea reemplazado por otras bandas delincuenciales o por los guerrilleros que se desmovilicen para asumir otras actividades ilegales como la minería criminal o el contrabando.

Es lo que uno de los mayores expertos en drogas del país denomina el ‘efecto globo’: “ya no son los cultivos pasando de un lado a otro, sino las organizaciones criminales pasando de una actividad a otra”, dice.

El nuevo acuerdo aborda el consumo con un enfoque de salud pública, en la misma línea a lo que ha venido proponiendo el Ministro de Salud Alejandro Gaviria pero diferente a la mirada represiva que tenían proyectos como el primero de seguridad ciudadana presentado por Germán Vargas Lleras cuando era Ministro del Interior.

“Retoman casi literalmente lo que hemos dicho en la Comisión Asesora del Gobierno sobre política de drogas”, dijo uno de sus miembros a La Silla. El enfoque es de salud pública, con una perspectiva de derechos humanos y basado en evidencia científica. Esto, si se aplica, involucrará un profundo cambio de mentalidad en la Policía.

Por último, las Farc se comprometen a dar información para ubicar y desmantelar las minas antipersonal que han sembrado alrededor de los cultivos ilicítos. Como ha contado La Silla, la necesidad de desminar es uno de los cuellos de botella para lograr una restitución masiva de tierras.

Si las Farc aportan información sobre esto, este proceso puede avanzar mucho más rápido pues el argumento con el que la fumigación ha ganado es que es muy difícil hacer una erradicación manual a gran escala mientras no se sepa dónde hay minas.  

Este acuerdo es revolucionario quizás por lo que le parece más obvio a todo el mundo, pero que no lo es: las Farc aceptaron por primera vez que no solo son los “representantes de los cocaleros” –que fue como se presentaron en la inauguración de los diálogos de paz en Noruega y en todas sus alocuciones después- sino que el narcotráfico ha financiado su operación más allá del gramaje, el ‘impuesto’ que le cobran a los cocaleros en sus zonas de influencia.

“El compromiso de las FARC-EP de contribuir de manera efectiva, con la mayor determinación y de diferentes formas y mediante acciones prácticas con la solución definitiva al problema de las drogas ilícitas, y en un escenario de fin del conflicto, de poner fin a cualquier relación, que en función de la rebelión, se hubiese presentado con este fenómeno”, dice el comunicado.

Aunque esa aceptación del vínculo con el narcotráfico es bastante más tímida de lo que lo ha presentado el gobierno, su compromiso con el esclarecimiento de este vínculo sí fue explícita.

“La construcción de una paz estable y duradera supone la disposición por parte de todos de contribuir con el esclarecimiento de la relación entre el conflicto y el cultivo, la producción y la comercialización  de drogas ilícitas y el lavado de activos derivados de este fenómeno, para que jamás el narcotráfico vuelva a amenazar el destino del país”, dice la declaración.

Esta aceptación tendría grandes repercusiones para el fin del conflicto y para el negocio del narcotráfico, puesto que el narcotráfico ha sido el combustible central de esta guerra.

Hoy en día, las principales zonas cocaleras están en zonas de influencia de las Farc y éstas controlarían un 60 por ciento de estos cultivos, según un estudio que hicieron en 2011 los economistas Daniel Mejía Londoño y Daniel Mauricio Rico.

Esas zonas de mayor producción son el suroccidente del país (sobre todo Nariño, Putumayo, Cauca y Caquetá), el Guaviare, el cnetro del Chocó, el sur de Bolívar, noreste antioqueño y el Catatumbo, según el censo de cultivos ilícitos que hace cada año la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc). En todos ellos hay una presencia de las Farc y son frecuentes sus acciones guerrilleras.

Las Farc se han financiado tradicionalmente con la coca, pero también ayudan a regular la producción a través de cobrar el ‘gramaje’, definir el precio de compra y el monopolio de la compra de toda la producción. Por eso han sido un obstáculo para las labores de erradicación con campos minados, amenazas y asesinatos de erradicadores, por ejemplo.

A nivel estructural, el negocio del narcotráfico, por su caracter ilegal, ha necesitado de una organización ilegal como las Farc para su regulación. Con la desaparición de este protagonista, será más fácil dedicarse a combatir a las bandas criminales, que hoy en día controlan otros eslabones del negocio y que seguramente tratarán de ocupar los espacios que dejen las Farc.

Lo revolucionario de este acuerdo, es que el compromiso de las Farc de ayudar a esclarecer el vínculo entre el narcotráfico y el conflicto podría arrojar información valiosa sobre rutas, sobre lavadores de activos (algunos de ellos elegantemente camuflados en la alta sociedad), sobre las alianzas con la Fuerza Pública, los empresarios y los políticos que son cómplices de los ilegales.

Identificar esos ‘enlaces grises’ de los que habla el investigador Luis Jorge Garay podría ayudar a desarticular de manera más estructural y definitiva el negocio.

La idea de que la sustitución de cultivos se hará mediante un proceso de planeación participativa –en la línea de lo explicado por Sergio Jaramillo, el Alto Comisionado de Paz, en su reciente conferencia en Harvard– podría evitar que las bandas criminales o los guerrilleros que no se desmovilicen ocupen el territorio y las actividades que hoy monopolizan las Farc.

Es una forma de crear Estado e institucionalidad desde abajo. Y una aproximación a la consolidación muy diferente a la que ha existido hasta ahora, jalonada por los militares (así sea disfrazados de payasos) y con una mentalidad esencialmente contrainsurgente.

Esta transformación en la forma de abordar los cultivos ilícitos podría ayudar a mejorar en el mediano plazo la relación entre las comunidades de las zonas más remotas del país y la Fuerza Pública pues ya no se les tratará de entrada como criminales.

Este acuerdo es totalmente concordante con los dos anteriores logrados entre Gobierno y Farc. Los refuerza. Lo que no es explícito en este acuerdo, es que la erradicación de los cultivos ilícitos será una oportunidad más para que los guerrilleros desmovilizados puedan fortalecerse como alternativa política en las zonas de influencia y para que desde el primer día incidan en el rumbo de estas regiones.

“Acordamos que las diferentes propuestas de las asambleas comunitarias serán la base para la construcción de los planes municipales integrales de sustitución y desarrollo alternativo para las zonas afectadas por cultivos de uso ilícito, el cual se elaborará e  implementará con la participación activa de las comunidades, incluidas sus organizaciones sociales territoriales”, dice el Acuerdo.

Estas asambleas comunitarias -como las circunscripciones especiales de paz, creadas en el segundo acuerdo– forman parte de una nueva institucionalidad de base que se está comenzando a gestar desde La Habana.

Organizaciones como la Cumbre Agraria, recientemente integrada por trece organizaciones campesinas y con la participación de muchas de las comunidades de base en regiones donde las Farc y el ELN tienen presencia, podrán tener un mayor protagonismo en las políticas agrarias que se hagan en sus territorios.

Esto será un cambio gigantesco en la política pues implicará integrar el país rural no desde el centro sino desde el corazón de la misma periferia.

El otro ‘invisible’ tiene que ver con el reconocimiento del vínculo entre la rebelión y el narcotráfico. Este era uno de los puntos más difíciles para las Farc puesto que ellos siempre se habían negado a aceptar que eran eslabones fundamentales del narcotráfico. Al final, después de mucho tire y afloje, lo hicieron.

El beneficio para ellos de haber reconocido esto es que podrán obtener un tratamiento jurídico del narcotráfico como crímen conexo con la rebelión, lo que eventualmente los podría blindar frente a una extradición (el gran tema ausente de este acuerdo).

Peacebuilding in the Time of Negotiations

By Peter Cousins

In August 2012, Colombian president Juan Manuel Santos announced that his government had reached an agreement with the Revolutionary Armed Forces of Colombia (FARC) to begin substantive negotiations to end the longstanding armed conflict between these two parties. Talks would proceed on the basis of a pre-arranged agenda covering six overarching points.[i] On learning of this agreement, a small group of Colombians and ‘friends of Colombia’ met in London with a view to showing support for the talks in whatever ways might seem appropriate, and keeping them in the public eye in the UK. This outfit became known as Rodeemos el Diálogo or ReD by its initials in Spanish.[ii] Since the start of 2014, an identifiable core group has established itself in Bogotá. ReD operates on the basis of two fundamental principles: that it seeks to support the principle of the negotiations without taking a position on specific agreements or other political developments in Colombia; and is a politically-neutral, non-partisan initiative.

[…]

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El mensaje que deja para Colombia el acuerdo de paz filipino

POR: KRISTIAN HERBOLZHEIMER

01 de Abril del 2014

TOMADO DE EL TIEMPO

El Gobierno y el FMLI crearán una región autónoma musulmana en el sur del país.

El pasado jueves 27 de marzo se logró uno de los principales hitos globales en la historia reciente de construcción de paz: después de 45 años de confrontación, el Gobierno de Filipinas y la guerrilla del Frente Moro de Liberación Islámica sellaron un acuerdo de paz que otorga amplia autonomía a la población musulmana en la isla de Mindanao. Se trata del acuerdo más relevante en el mundo desde el año 2006, cuando se firmó la paz en Nepal.

Ante los retos que enfrenta Colombia, ¿puede ser Filipinas un referente?

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Reconciliación para vivir juntos

Tomado de Semana: http://www.semana.com/nacion/articulo/reconciliacion-colombia-una-iniciativa-para-vivir-juntos/377338-3

El primer encuentro de Reconciliación Colombia mostró que, aun en medio del conflicto armado, en los territorios hay docenas de iniciativas exitosas en marcha

Por primera vez en Colombia, regiones tan distintas y distantes como Antioquia y Putumayo se sentaron a discutir qué es reconciliación y a compartir sus experiencias. De Caquetá a Chocó, de Chaparral y Neiva a Apartadó y San Carlos, los representantes de sesenta organizaciones sociales, empresas y gobiernos locales se reunieron la semana pasada en Medellín, junto con medios de comunicación y organismos internacionales, en el primero de los cinco encuentros de Reconciliación Colombia, el proyecto que busca poner al país a hablar de cómo vivir en paz.

En tres paneles a lo largo del miércoles 12, funcionarios de los gobiernos locales, grandes y pequeños empresarios y miembros de organizaciones de la sociedad civil contaron qué están haciendo en sus territorios en materia de reconciliación, y una gran mesa redonda discutió cómo poner esas experiencias en común y qué lecciones extraer para reforzarlas y replicarlas.

Los tres –gobierno local, empresa privada y sociedad civil– son los pilares del proyecto Reconciliación Colombia, promovido por los principales medios de comunicación del país, una larga lista de empresas, varios  organismos internacionales y representantes de la sociedad civil. La idea es que en las regiones de Colombia ya existen toda clase de iniciativas que muestran caminos para que la sociedad viva en paz. Una investigación de varios meses encontró cerca de 400 de ellas que, de una u otra forma, son fórmulas exitosas de reconciliación entre individuos o comunidades, de la gente con el Estado, entre víctimas y victimarios y muchas otras.
Ahora, el proyecto busca poner en común esas iniciativas, promoviendo cuatro encuentros entre las grandes regiones del país y uno, nacional, en Bogotá. El primero fue el de Medellín.
Allí se habló de experiencias individuales, como la de César Montealegre, empresario y finquero de Caquetá –cuya emotiva intervención cerró el evento–, que desde hace ocho años tiene como empleado de confianza a un integrante del frente tercero de las Farc, que lo tuvo secuestrado durante ocho meses en 1999; y la de Manuel Palacios, desplazado de Carepa, Urabá, quien mediante el deporte y la cultura promueve la convivencia en la Comuna 8 de Medellín. Se expusieron procesos colectivos como el que ha llevado a 60 familias de Putumayo a reemplazar exitosamente el cultivo de coca por el de pimienta, y a eliminar la cadena de intermediarios para vender directamente su producto a empresas como la cadena de restaurantes Wok; el exitoso proceso de retorno y desminado en San Carlos, Antioquia, que devolvió a sus vidas a más de 13.000 personas; el ejemplo de ToliPaz, uno de los 22 programas de desarrollo y paz que viene trabajando hace años con las comunidades del sur de Tolima; o las diversas iniciativas en las que están involucradas las diócesis locales.
Se presentaron proyectos de gobierno como Preparémonos para la Paz de la Gobernación de Antioquia, que busca alistar al departamento para el fin del conflicto armado, y planes de la empresa privada como los de reconciliación que promueve Nestlé en Caquetá y otros lugares. Se habló de proyectos como Caguán Vive, que tiene una agenda de paz hacia el posconflicto y el objetivo de participar activamente en la política local en San Vicente del Caguán.
Representantes de grandes empresas –estaban, entre otros, David Bojanini, del Grupo Sura; Manuel Andrés, de Nestlé; Sergio Vélez, del Grupo Diana; Luis Fernando Rico, de Isagen– conversaron con las organizaciones. Rico, de Isagen, dijo: “Tenemos que ser conscientes de que hoy en día en Colombia los empresarios deben redefinir su rol, o tener el rol que siempre debieron tener: que la creación de riqueza se haga bajo principios y éticamente y se aporte al desarrollo social y la conservación del planeta”. Lucía González, del Museo Casa de la Memoria de Medellín, les dijo: “Creo que no hay que pedirles caridad. Solo que cumplan con dar trabajo digno. Y que eliminen las barreras de ingreso: son muy poquitas las empresas que dan trabajo a afros, indígenas, poblaciones LGTBI”.
Hubo no poco debate sobre qué es reconciliación. Un concepto que, como dijo María Victoria Llorente, de la Fundación Ideas para la Paz, al hacer las conclusiones del evento, “tiene multiplicidad de interpretaciones y no es una sola”.
Para muchos, en especial las víctimas, implica verdad, sin la cual es muy difícil reconciliarse. Para otros, perdón. Representantes de comunidades afro o indígenas dijeron que es imperioso reconocer a sus autoridades étnicas y sus derechos, no formalmente sino de verdad. Otros plantearon la responsabilidad del Estado: “El primer paso que el Estado debe cumplir para generar confianza de reconciliación es cumplir su deber de garantizar los derechos de la gente. Debe haber un compromiso inmediato, radical de que no puede haber más víctimas generadas por agentes del Estado”, dijo Óscar Prieto, coordinador de Caguán Vive.
Entre las conclusiones de este inédito intercambio entre regiones, se destacaron cinco. Uno: la paz se construye en los territorios y es allí donde debe ponerse el énfasis. Dos: la reconciliación no puede ser impuesta y debe partir de la gente. Tres: no se trata solo de reconciliación entre víctimas y victimarios, sino de un proceso de toda la sociedad. Como dijo Evelio García, exsecretario de Gobierno de Chaparral, “la reconciliación no debe ser solo un tratado romántico de no agresión; debe ser un cambio de comportamiento”. Cuatro: para sacarla adelante es esencial la alianza entre los gobiernos locales, las organizaciones sociales y las empresas.
Cinco: muchos coincidieron en que la reconciliación implica también ocuparse de los problemas históricos que arrastra la sociedad. Como lo planteó Deicy Elena Bermúdez, de FedeAfro, una organización de Chocó: “Asumimos que el conflicto, en su noción más amplia que la de conflicto armado, es completamente natural. La reconciliación debe atacar lo que facilita que el conflicto sea natural y permanente; hay que atacar las causas primarias del conflicto”.
La discusión apenas comienza. El próximo encuentro, que congregará a Nariño, Cauca, Valle, Boyacá y Bogotá, será el 26 de febrero, en Cali.

Texto de la carta de Rodeemos el Diálogo al Papa Francisco con motivo de la novena de Navidad

Londres/Bogotá, el 21 de noviembre, 2013

Santo Padre:

Reciba nuestro saludo cordial.

Con el más profundo respeto nos dirigimos a Usted para compartirle nuestra iniciativa y hacerle una petición especial.

Somos un grupo de colombianos y amigos de Colombia, residentes en Gran Bretaña y Colombia, que hemos aunado esfuerzos para contribuir y luchar por la realización del sueño de tener un país en paz.

Con motivo del proceso de paz entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), estudiantes, profesionales y familias de todas las clases sociales, creyentes y no creyentes, nos hemos agrupado para seguir de cerca las negociaciones, analizarlas, participar con nuestra opinión como sociedad civil y llevar a cabo actividades que aporten a la consecución de la reconciliación, la justicia y la paz. Hasta la fecha, hemos organizado conferencias y conversatorios, eventos y encuentros en pro de la paz, tanto desde los movimientos sociales como desde la academia.

Somos conscientes del daño causado a niños, niñas, mujeres, hombres, familias e instituciones durante más de 50 años de guerra. Como resultado tenemos una sociedad desigual, injusta, intolerante, indiferente y deshonesta donde los campesinos, los indígenas, los afro-colombianos y en general los pobres siguen siendo los más perjudicados.

Confiamos que el presente proceso de paz  va a lograr un acuerdo político para resolver el conflicto armado. El reciente pacto sobre la participación política ha hecho que líderes del mundo como Ban Ki Moon feliciten al gobierno y a las FARC por buscar construir un país distinto a través del diálogo, la tolerancia, la honestidad y sin recurrencia a las armas. Como latino y líder mundial que también ha conocido las dificultades de vivir en un país atormentado por la violencia y que ha luchado para crear un mundo más justo, Usted entenderá nuestro inmenso deseo de cambio y justicia.

Desafortunadamente, no todos en el país y en el mundo están de acuerdo con la solución pacífica al conflicto, además hemos identificado que falta apoyo al proceso por parte de la sociedad civil, lo cual se veía reflejado en las encuestas después del acuerdo sobre la participación política. Por lo tanto estamos trabajando para transmitir las bondades de la paz a toda la sociedad. Creemos que enseñando y comunicando acerca del proceso de manera apropiada, los colombianos apoyarán y participarán con mayor determinación en la implementación de un eventual acuerdo de paz.

Inspirados en la jornada de ayuno y oración por la paz en Siria que Usted convocó en septiembre, y teniendo en cuenta la fortaleza y el alcance de la Iglesia Católica en Colombia, le hemos propuesto a la Pastoral Social y las diferentes Diócesis en Colombia, y la Capellanía Latinoamericana en Londres, incorporar reflexiones de paz a la Novena de Navidad.

Su Santidad Papa Francisco, esperamos que encuentre valiosa esta idea y que pueda acompañarnos, ofreciéndole apoyo y respaldo público al proceso de paz en algún momento durante la Novena. Su reconocimiento será una  gran motivación para que más colombianos y amigos de Colombia se interesen por apoyar y promover la paz sin armas en Colombia para dar ejemplo al mundo.

Agradecemos su tiempo y cercanía a Colombia, además de sus esfuerzos por la paz en todo el mundo. Y respetuosamente nos adelantamos a desearle una feliz Navidad – ¡su primera en Roma! – y nuestros mejores deseos para el desempeño de su labor pastoral.

Nos despedimos atenta y humildemente,

Rodeemos el Diálogo.

Segundo Informe Conjunto de la Mesa de Conversaciones sobre el Punto 2 de la Agenda del Acuerdo General

Como lo informamos públicamente el pasado 6 de noviembre de 2013, hemos llegado a un acuerdo sobre el segundo punto de la Agenda, “Participación Política”,  consignado en un documento, Borrador Conjunto.

El Gobierno Nacional y las FARC-EP consideran que la construcción y consolidación de la paz, en el marco del fin del conflicto, requiere de una ampliación democrática que permita que surjan nuevas fuerzas en el escenario político para enriquecer el debate y la deliberación alrededor de los grandes problemas nacionales y, de esa manera, fortalecer el pluralismo y por tanto la representación de las diferentes visiones e intereses de la sociedad, con las debidas garantías para la participación y la inclusión política. Es importante ampliar y cualificar la democracia como condición para lograr bases sólidas para forjar la paz.

[…]”

Sobre la muerte de Nelson Mandela

Rodeemos el Diálogo se une a las expresiones de tristeza y admiración tras la muerte del expresidente surafricano, Nelson Mandela. Enviamos nuestro más sentido pésame a su familia y al pueblo surafricano, en especial a los y las surafricanos residiendo en el Reino Unido y Colombia.

El nombre de Nelson Mandela es sinónimo con la búsqueda de una paz duradera y con la reconciliación entre los hijos de una misma nación.

Ojalá los colombianos sepamos dejarnos guiar por su ejemplo.

Open letter to ex-President Álvaro Uribe – English version

29th October, 2013.

Dear Mr Uribe,

On the occasion of your speech at Senate House, we are writing on behalf of two projects in the UK that have been established in response to the current peace talks between the government of Colombia and the FARC. Rodeemos el Diálogo (ReD) and Plan Perdón are non-partisan initiatives that bring together individuals with differing political views. The projects seek to contribute to the construction of a healthy milieu for the dialogues to take place in, as well as to the societal changes necessary to support a post-conflict scenario. We are inspired by the prospect of peace in Colombia and motivated to learn from other peace processes in the world, as well as from the considerable wealth of international experience across governments, civil society organisations and academia about the transition from conflict to post-conflict.

The main purpose of this letter is to put across the feeling, shared by most participants at our events, that Colombia currently has a golden opportunity to transform to a post-conflict society. This letter conveys the thinking of a broad sector of Colombians and friends of Colombia in the UK regarding the Havana talks.

Galtung, whose work on conflict resolution you must be familiar with from your studies under Fisher, tells us that it is important to seek ‘peace by peaceful means’ wherever possible. The media has, so far, carried your opinion that the conditions for a peaceful solution are not possible. You are followed by a sector of Colombians who embrace that stance. Yet, as you are no doubt aware from your studies, your position is isolated from the international consensus on peace processes. Furthermore, as you will know, Stedman points out that one of the main reasons why negotiations such as these fail is the strong opposition of key sectors of society, resulting in the consolidation of spoilers. In contrast, we celebrate that both parties in Havana have now matured to a realisation that Colombia faces issues which cannot be resolved through the barrel of a gun.

We are more than conscious of the challenges that the last six decades of violence have posed. Therefore we have sought to understand, as Fisher and Ury recommend, the complex history and interests behind the conflict. We and other organisations have invited scholars from around the world to conferences to assess the methodology and development of the current negotiations and to share lessons learnt from other successful peace processes. Despite the protracted progress in Havana, the methodology seems to be working because the talks have yielded agreement between the government and the FARC on one of the thorniest matters of all, land and rural affairs, something which has never happened in the history of previous negotiations.

A well-informed public opinion is key to reconstructing the social fabric of Colombian society. We have realised through talking to other Colombians that it is not easy to heal the wounds of the conflict. Thus we are also gearing our efforts, in ways which reflect experiences from Northern Ireland, to unleashing the power of forgiveness (but not forgetting) by sharing personal stories
from Colombia and beyond. We believe that by spreading these examples we will contribute to a flourishing of reconciliation amongst different sectors of Colombian population.

Canning House, one of the institutions that has facilitated your speech on this occasion, also hosts our series of monthly conversatorios that reflect a deeper yearning for a new start in Colombia. Participants at the second conversatorio concluded that “…the dialogues (in Havana) should remain focused on the points on the agenda and continue to be supported by all Colombians.” The conversatorios are one small part of a broader mobilisation of Colombians, who have patently harboured hopes of a peaceful end to the armed conflict and a harmonious future. Their aspirations are not isolated, as the proliferation of many civil society initiatives in Europe and elsewhere expressing their support for the negotiations demonstrates.

We invite you to familiarise yourself with our initiatives and consider the dynamics which underpin the support shown for them. We also hope that we have outlined with sufficient clarity our reasons why we think you should reconsider your position.

Your planned speech at Senate House is entitled ‘What price is peace in Colombia?’ In reality, Colombians have already suffered enough. But we believe that the price to pay is the energy required to bring the talks in Havana to a successful conclusion, and the vision and strength necessary to build and sustain a just society thereafter.

Yours sincerely,

Rodeemos el Diálogo (www.rodeemoseldialogo.com)

Plan Perdón (www.planperdon.org)

Desde Reino Unido le piden a Uribe que confíe en diálogos de La Habana

Sacado del Espectador: http://www.elespectador.com/noticias/paz/reino-unido-le-piden-uribe-confie-dialogos-de-habana-articulo-455859

Las fundaciones RED y Plan Perdón enviaron una carta al ex mandatario en el que le insisten en que es mejor buscar la paz por medios pacíficos.

Las fundaciones RED y Plan Perdón, que tienen asiento en el Reino Unido y que fueron creadas como apoyo a los diálogos de paz que se realizan en La Habana enviaron en las últimas horas una carta al expresidente Álvaro Uribe en la que le expresan el convencimiento de que los diálogos van por buen camino y la necesidad de que todos los colombianos apoyen el proceso que se lleva a cabo en la isla.

La carta La envían a propósito de un discurso de Uribe en la Senate House y que se tituló ¿Cuál es el precio de la paz en Colombia?

El siguiente es el texto de la misiva que recibió hace menos de una hora el expresidente Uribe:

Con ocasión de su discurso en Senate House, estamos escribiendo a nombre de dos proyectos en el Reino Unido que se han establecido como respuesta a las actuales conversaciones de paz entre el gobierno de Colombia y las FARC. Rodeemos el Diálogo (ReD) y Plan Perdón son iniciativas no partidistas que han logrado reunir personas con diferentes puntos de vista políticos, buscando contribuir a la construcción de un contexto positivo para los diálogos de paz de Colombia y promover los cambios sociales necesarios para apoyar un posible escenario de post-conflicto en el país.

Estamos inspirados por la idea de alcanzar la paz en Colombia y motivados a aprender no sólo de otros procesos de paz en el mundo, sino también, de las innumerables experiencias internacionales de gobiernos, organizaciones de la sociedad civil y de la academia relacionadas con la transición del conflicto a la post- conflicto.

El objetivo principal de esta carta es expresar el sentimiento, compartido por la mayoría de los participantes a nuestros eventos, que la sociedad colombiana actualmente tiene una excelente oportunidad de transitar hacia el post-conflicto.

Esta carta expresa el pensamiento de un amplio sector de colombianos, colombianas y amigos de Colombia en el Reino Unido con respecto a las conversaciones en la Habana.

Galtung, quien ha trabajado en temas de resolución de conflictos y con quien usted probablemente está familiarizado, debido a sus estudios realizados bajo Fisher, nos dice que es importante buscar ‘la paz por medios pacíficos’ siempre que sea posible. Hasta ahora los medios de comunicación han transmitido su opinión basada en la idea de que las condiciones para una solución pacífica no son posibles. Un sector de colombianos lo siguen y respaldan su posición.

Sin embargo, como probablemente ya lo sabe, esta posición está aislada del consenso internacional sobre procesos de paz. Además, como sabrá, Stedman señala que una de las razones para que fracasen esfuerzos de paz como este es que importantes sectores de la sociedad se opongan, permitiendo eventualmente la consolidación de saboteadores. Difiriendo de su posición, nosotros celebramos el hecho que ambas partes presentes en la Habana hayan logrado darse cuenta que Colombia enfrenta problemas que no pueden resolverse a través de las armas.

Somos más que conscientes de los retos que nos plantean las últimas seis décadas de violencia en Colombia. Por ello, hemos intentado comprender, como lo recomiendan Fisher y Ury, la compleja historia e intereses detrás del conflicto. Nosotros, junto con otras organizaciones, hemos invitado a especialistas de todo el mundo a participar en conferencias con el fin de evaluar la metodología y el desarrollo de las actuales negociaciones, además, a compartir las lecciones aprendidas de otros procesos de paz que han sido exitosos.

A pesar del lento progreso en la Habana, la metodología parece estar funcionando puesto que las conversaciones han producido un acuerdo entre el gobierno y las FARC en uno de los asuntos más espinosos de todos, tierra y asuntos rurales, algo nunca antes visto en anteriores negociaciones.

Una opinión pública bien informada es clave para reconstruir al tejido social de la sociedad colombiana. Conversando con otros colombianos y colombianas, nos hemos dado cuenta que no es fácil curar las heridas del conflicto, por ello, estamos enfocando nuestros esfuerzos en actividades que se asemejan a la experiencia de Irlanda del Norte para así desatar el poder del perdón (sin que esto signifique olvido) compartiendo historias personales de colombianos, colombianas y personas de otras partes del mundo. Creemos que al difundir estos ejemplos contribuiremos al florecimiento de la reconciliación entre diferentes sectores de la población colombiana.

Canning House, una de las instituciones que en esta ocasión ha facilitado su intervención, también acoge nuestra serie de conversatorios mensuales los cuales reflejan el profundo anhelo por un nuevo comienzo en Colombia. Queremos destacar la opinión de los participantes en el segundo conversatorio quienes concluyeron que “…los diálogos (en la Habana) deben permanecer enfocados en los puntos de la agenda y continuar con el apoyo de todos los colombianos”.

Estos conversatorios tan sólo son una pequeña parte de las movilizaciones más amplias llevadas a cabo por colombianos y colombianas que evidentemente han albergado la esperanza de acabar el conflicto armado por medios pacíficos y visualizar un mejor futuro.

Estas aspiraciones no son aisladas, y esto queda claro en la proliferación de iniciativas de la sociedad civil en Europa y en otras partes del mundo que han expresado su apoyo a las negociaciones.

Lo invitamos a familiarizarse con nuestras iniciativas y a considerar la dinámica que sustenta el apoyo a estas negociaciones. Esperamos también haber esbozado lo suficientemente claro las razones por las que pensamos que debería reconsiderar su posición.

Su discurso previsto en Senate House lo ha llamado ‘What price is peace in Colombia?’ (¿Cuál es el precio de la paz en Colombia?) En realidad, los colombianos y colombianas ya han sufrido bastante.

Pero creemos que el precio a pagar es la energía necesaria para llevar las conversaciones en la Habana a una conclusión exitosa junto con la visión y la fuerza necesaria para construir y mantener una sociedad justa después de la firma de los acuerdos.