Los desayunos de paz se realizan bajo la dirección de ReD Bogotá con el objetivo de reunir a diferentes conferencistas para que nos expliquen diferentes temas politicos relacionados con la paz de Colombia.

Desayuno de Paz No. 42 de 2016

Invitado: Eduardo Pizarro Leongómez (Exembajador y Profesor IEPRI)

Tema: Los retos de la implementación del Acuerdo de Paz con las FARC

3 de diciembre

 

En el desayuno de Paz del 3 de diciembre, Eduardo Pizarro Leongómez, un académico que ha estudiado a profundidad la violencia en nuestro país, quien fuera fundador del Instituto de Estudios Politicos y Relaciones Internacionales (IEPRI), embajador de Colombia en Holanda y relator de los 12 informes académicos sobre los orígenes del conflicto armado de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, creada por la mesa de conversaciones de paz de La Habana, nos compartió sus ideas en torno a los retos de la Implementación del nuevo Acuerdo de Paz.

Eduardo comenzó indicando que este es un momento a la vez esperanzador y lleno de incertidumbres. “La alegría es grande y los retos son inmensos. Fue frustrante lo del plebiscito, pero hay que seguir adelante.” Antes había que sensibilizar, y ahora es claro en qué frentes hay que actuar, qué acciones concretas se pueden realizar. Hay sectores que no valoran la paz, ya que no entienden el conflicto.

“Recuerdó las agendas diferentes del gobierno y las FARC al iniciarse el proceso de negociación: las FARC frenaban, querían una preparación lenta de la desmovilización, necesitaban tiempo para salir de la clandestinidad y aprovechar el momento mediático. El gobierno requería un proceso acelerado.”

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¿Cuál fue la importancia del informe de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas?

El informe propició un análisis de la historia para alimentar el debate. En efecto, contribuyó a entender diferentes miradas sobre el origen del conflicto y los factores que incidieron en su prolongación. Buscó generar impacto en el reconocimiento de las víctimas del conflicto.

Para enero del 2015, el informe pasa a alimentar las discusiones en La Habana como insumo para la Comisión de la Verdad y es parte de un cierre simbólico del conflicto. El informe ayuda a responder la pregunta: ¿Qué produjo la violencia? No al nombrar nombres, sino por tipos de victimización; pues en comparación con el proceso del El Salvador, uno de los factores que incidió en la no consecución de la paz en ese país centroamericano fue que el informe de la Comisión de la Verdad en El Salvador señala victimarios de manera tajante.

¿Por qué triunfo el NO en el Plebiscito?

Según Eduardo, “los que apoyábamos el SÍ, dábamos por descontada la victoria; lo que nos preocupaba era la proporción de la eventual victoria. El SÍ tenía que ganar contundentemente, 70% a 30%, para producir una suerte de ‘consenso’; pero una victoria menor iba a resultar en la división de la sociedad colombiana. La victoria del NO fue pírrica, pero resultó ser la salida óptima porque obligó al diálogo entre los dos lados.”

Muchos sectores se agruparon alrededor del NO: el Centro Democrático, las iglesias cristianas, sectores como taxistas, camioneros, dignidades agrarias y muchos otros sectores que no votaron por el contenido del acuerdo sino por otras razones relacionadas con el miedo.

En tono de autocrítica, Eduardo dice que los comités del SÍ debieron hacer una pedagogía del acuerdo de paz más sintética, más precisa y sencilla, con un mensaje menos engorroso, ya que el NO simplificó el debate sobre el acuerdo con figuras retóricas como el “castrochavismo” o “Timochenko presidente en 2018.” El discurso era puramente emocional, simplista. Se repitió la experiencia del Brexit.

Después de la derrota surge la pregunta del por qué de una votación popular, si el presidente podía llevar a buen término la implementación de los acuerdos sin ella. La refrendación popular era innecesaria. Otro error fue sacar la segunda versión del acuerdo después de una nueva ronda de discusiones con el NO, sin permitir modificaciones; se le dio otra victoria al NO. En efecto, hoy el NO está más fuerte.

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El futuro después de la victoria del NO

Después de la derrota del sí, se generó un nuevo acuerdo en un clima de negociación a la sombra de la victoria de Trump en Estados Unidos, del temor de la posible indisciplina de las FARC y sus disidencias, del posible resquebrajamiento del diálogo en La Habana, como factores que incidieron para que el gobierno quisiera firmar tan rápidamente.

Tras la victoria del NO se presentan tres factores que impiden una lectura optimista:

  1. Que no haya aún negociación con el ELN, lo cual nos remonta a los postconflictos parciales que ha vivido el país en el pasado: la paz parcial. Pues ya hay nuevas Fuerzas Armadas y Policía para el postconflicto, pero estas siguen en conflicto armado con el ELN.
  2. La implementación del Acuerdo al mismo tiempo que la reforma tributaria.
  3. La etapa pre-electoral: sólo quedan seis meses para llevar el Acuerdo a buen término en el Congreso, pues después los congresistas se van a las regiones a iniciar la campaña para las próximas elecciones presidenciales y legislativas.

No obstante, según Eduardo, vale la pena recordar que las FARC nunca antes habían tenido verdadera voluntad de salir del conficto, pues anteriormente habían tomado las negociaciones como una estrategia de rearme. En contraste, ahora se observa que las FARC han cambiado de parecer debido a su debilidad militar, pues se dieron cuenta de la imposibilidad de una victoria militar, sumado a que percibieron un buen clima político para negociar con Santos. Las FARC quemaron la naves y no quieren volver al monte. El proceso es irreversible.

Desafíos por delante

En este contexto nos preguntamos: ¿qué podemos hacer como sociedad civil? Tenemos que movilizarnos para defender el acuerdo. Ya que tomando el ejemplo de Guatemala, donde sólo se cumplió el 5% de lo pactado, debemos evitar que nos suceda lo mismo. En Guatemala se observa una profunda frustración en la sociedad por lo ocurrido: se ganó la paz pero se perdió el postconflicto. No podemos permitir que se repita eso en nuestro caso.

Por tanto, para ser ‘operativos’ con la paz, para que el resto de la sociedad civil la entienda, se deben hacer visibles los beneficios de la paz. Es de rescatar que el plebiscito motivó a los jóvenes a movilizarse en pro del SÍ. Ahora el derrotero es cómo lograr una reconciliación nacional que abrar el camino para un gobierno de transición, favorable a la paz, que implemente los acuerdos.

Desayuno de Paz No. 40 de 2016

Invitado: Rafael Guarín (Vocero del No)

19 de noviembre

¡Desayuno No. 100!

Iniciamos con la mención de que los desayunos de ReD llegan a su edición número cien, lo cual corresponde docenas de conversaciones con invitados de muy variados sectores: políticos de diversos partidos, periodistas, excombatientes, académicos, víctimas, activistas, etc. Además, durante este tiempo se hanrealizado tertulias literarias y otras actividades encaminadas a entender mejor el conflicto armado en Colombia y a fomentar el diálogo como medio para reconocer y tramitar nuestras diferencias.

Guarín

Rafael Guarín fue partidario del No en el plebiscito del 2 de octubre sobre el acuerdo de paz de La Habana, y ha trabajado como asesor de ex Procurador Alejandro Ordóñez. Señala que es una persona de extracción humilde. Estudió Derecho en la Universidad Libre. De padre liberal, tiene una variada trayectoria política: perteneció a la Sociedad Económica de Amigos del País, y trabajó con Hernando Agudelo Villa. Fue subsecretario general del Partido Liberal y asesor de Horacio Serpa. Desde 2003, fue adepto a la política de seguridad democrática del presidente Uribepues consideró que era lo que necesitaba el país; apoyó a Juan Manuel Santos como Viceministro de Defensa en 2010 cuando Rodrigo Rivera ocupó este ministerio.

El viejo y el nuevo acuerdo

Guarín relata que sus desacuerdos con el proceso de paz comenzaron por el hecho de que haya sido secreto en sus inicios. No estaba de acuerdo con realizar un plebiscito por el peligro de dividirmás al país, lo que efectivamente ocurrió cuando el país se dividió en “amigos” y “enemigos” del acuerdo y el plebiscito profundizó esa división. Considera que el triunfo del No demuestra que en el país hay todavía heridas abiertas.

La corriente del No que él representa prefería que se hubieran realizado un acuerdo con participación de amplios sectores, un pacto de mínimos, y que la oposición hubiera participado en la elaboración del documento que el gobierno llama ahora “definitivo” pero que aún no está cerrado, pues no ha sido refrendado.

Nuestro invitado propone avalar algunas partes, precisar otras mediante el desarrollo normativo en el Congreso, y someter a referendo las que los voceros del No ha rechazadoy que aún no están resueltas, para que los ciudadanos decidan. Se debe dar más voz a los ciudadanos, que son el constituyente primario.No obstante, admite que el primer acuerdo se sometió a una revisión juiciosa que condujo al nuevo acuerdo.

Reforma Rural Integral

En cuanto al primer punto, Reforma Rural Integral, nota en el nuevo acuerdo la coexistencia de modelos comunitarios de economía campesina con otros modelos de producción. Aclara que el ex procurador Ordóñez espera que el estado fomente modelos campesinos combinados con un modelo empresarial que busque aumentar la productividad del campo.

En cuanto a la restitución de tierras, los partidarios del No piden que se construya Estado en los territorios, en especial en aquellos que estaban ocupados por las FARC, en los que se evite la constitución de guetos institucionales. Admiten que se mejoró el acuerdo al no insistir en que todos los baldíos se destinaran a la restitución y que se ha preservado la seguridad jurídica en el campo para los que adquirieron tierras de buena fe.Anota también que el acuerdo reconoce la función social de la propiedad. Sin embargo, considera que la entrega de tierras se debe hacer según criterios objetivos para que no sea decidida por las organizaciones comunitarias, en las cuales las FARC tienen marcada influencia,según nuestro invitado.

Ideología de género

En cuanto a la supuesta ideología de género contenida en el acuerdo inicial, menciona que los partidarios del No consideran que ese punto fue aclarado y que no existe tal ideología en el acuerdo sino un reconocimiento diferencial a los derechos de la mujer y su condición de víctima. Aquí se le hace la observación de que también se incluye a la población LGBTI, por las mismas razones de alta victimización.

Justicia e Impunidad

Encuentra positivo que se haya incluido la tutela como mecanismo de última instancia, para proteger derechos fundamentales. Guarín insiste en la necesidad de sancionar a los culpables de delitos de lesa humanidad; según él, no debería haber amnistía, más bien una sanción proporcional a los crímenes. No está de acuerdo con que la misma sanción cubra tanto a guerrilleros como a militares y a civiles, y tampoco con que haya impunidad para ninguno de ellos, refiriéndose a la gravedad de los llamados falsos positivos.

No están de acuerdo con la participación en política de los guerrilleros que no hayan cumplido las penas por los delitos cometidos.Consideran que la amnistía excluye los crímenes de guerra asociados a un plan o a una política, que no es el caso de las masacres, torturas y otros delitos cometidos por las FARC. Insisten en que la comisión de crímenes atroces no puede asociarse a la actividad política, que en sí es altruista, por lo que los culpables de éstos deben primero cumplir la sanción y después participar en política. Por otra parte, manifiesta que ya no hay rechazo absoluto a la presencia de jueces extranjeros en el tribunal de la JEP.

El reto: sanar las heridas con autocrítica

Rafael Guarín opina que las heridas que la guerra ha dejado en los colombianos están todavía a flor de piel y por eso debe haber conversaciones respetuosas entre los que tienen posturas políticas opuestas. Insiste en que se debe buscar un gran pacto nacional por la paz que incluya a las FARC.

El desayuno se cerró con una reflexión colectiva frente a la necesidad de reconocer que a los voceros del No les ha faltado aceptar que habrían podido jugar un papel más constructivo durante la negociación y el plebiscito. Así mismo, se indicó que al gobierno le ha faltado humildad para aceptar que ha fracasado en diseñar una pedagogía adecuada de los acuerdos. En general, se hizo un llamado para que la sociedad colombiana evalúe la importancia de consolidar una actitud autocrítica para poner fin a la guerra. Al fin de cuentas, todos juntos somos responsables por construir una sociedad donde medie la concordia.

Desayuno de paz No.39 de 2016

Invitado: Manuel Llano, del Campamento por la paz

Tema: Una apuesta ciudadana para la construcción de paz

12 de noviembre

Para comenzar y conocer un poco de nuestro invitado le preguntamos sobre su trayectoria antes de llegar a ser uno de los fundadores del campamento por la paz que se instaló en la Plaza de Bolívar de Bogotá a los pocos días del plebiscito del 2 de octubre. Manuel nos cuenta que después de estudiar diseño industrial y bellas artes se formó en psicoterapia holística y economía para la transición. Estuvo trabajando con el gobierno en proyectos de innovación social y cuando inició la campaña para el plebiscito, con un grupo de amigos empezó a promover iniciativas ciudadanas por el SÍ.

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La gestación del campamento

El día del plebiscito estuvieron presentes en la sede de la campaña en el Hotel Tequendama donde estaba todo preparado para celebrar el triunfo, así que el inesperado resultado al vencer el NO se vivió de una manera muy emotiva y fue una decepción muy grande. Manuel piensa que esto trajo algo que al país le faltaba: aterrizaren la realidad y mostrar las dinámicas que existen en la sociedad. A la vez, cree que en la campaña institucional por el SÍ la publicidad mostraba un país ideal en el que la gente seguramente no creyó. Ante el nuevo escenario, con su grupo sintieron que había que actuar frente al temor que surgió en ese momento de que se volviera a la guerra, o de que nuevamente se utilizara la guerra como instrumento de campaña política para acceder al poder.

Así surgió la idea de acampar en la plaza de Bolívar. El 5 de octubre se realizó la Marcha del Silencio y, a diferencia de lo que suele ocurrir,  al terminar la gente se quedó en la plaza mucho rato, hubo música, y al final invitaron a quienes quisieran unírseles para quedarse a acampar. La primera noche hubo siete personas en tres carpas  y poco a poco se fueron sumando otros; a la fecha llevan 38 noches y han llegado a más de 200 personas. Desde el principio impulsaron una estrategia de difusión en medios para evitar que los sacaran a la fuerza.

Organicémonos…

Desde el principio fue clara la apuesta política del campamento como ejercicio de presión para exigir una pronta salida a la situación de incertidumbre originada con el resultado del plebiscito. Pronto debieron enfrentar otros retos prácticos como el manejo de la convivencia, la alimentación, la higiene, la seguridad y la comunicación con los medios para tener un mensaje político coherente. Manuel dice que el campamento se ha constituido en una oficina permanente para la paz (24/7); por ejemplo cuando se anunció el nobel de paz para Juan Manuel Santos,a la hora en que se conoció la noticia (4 a.m.) los medios de comunicación llegaron a despertarlos para entrevistarlos ya que en la madrugada no conseguían a nadie más.

La organización en el campamento ha tenido como referentes otros movimientos como el 15 M y los Indignados,gracias a la visita de personas que habían participado en ellos y los orientaron sobre aspectos claves, como la adopción de un sistema de gobernabilidad conformado por una asamblea, que toma las decisiones de mayor trascendencia (salud, seguridad, política) y unos comités por temas que son autónomos en decisiones particulares de tipo práctico.

Crisis

Uno de los momentos críticos que debió abordarse en asamblea fue la instalación que realizó en la plaza la artista Doris Salcedo en homenaje a las víctimas, pues debían mover el campamento y había el riesgo de que no les permitieran volver a instalarlo donde estaba. Esto hizo que algunas personas que ya habían sufrido desplazamiento se sintieran de nuevo en esa situación. Otros por el contrario veían el hecho de moverse como una acción de paz. Finalmente se aprobó con una votación muy apretada.

Otro asunto crítico ha sido la relación con la policía y la alcaldía pues su obligación es hacerles ver que según la ley no deben ocupar el espacio público; así que su permanencia ha requerido un diálogo constante de los voceros con la alcaldía. En varias ocasiones cuando ha habido las marchas ha llegado el ESMAD, por fortuna sin consecuencias que lamentar. En últimas, ha sido el reconocimiento y apoyo ciudadano lo que ha evitado que los hagan desalojar.

Una “Colombia chiquita”

Han mantenido el esfuerzo para que el campamento sea un territorio de paz, inclusivo y respetuoso, para poder exigir hacia afuera el mismo trato. Se ven como una representación del país donde se busca que las decisiones se tomen de manera participativa y en democracia: el campamento nos hace un llamado a recuperarnos como “tribu”, con un real sentido de comunidad, con sistemas alternativos de gobernabilidad donde los movimientos sociales tengan incidencia sin necesidad de incorporarse al aparato político.

La diversidad también se expresa por la presencia en el grupode integrantes que votaron NO, y algunos que se abstuvieron pero habrían votado NO. Por todo esto, el campamento es a la vez una plataforma permanente por la paz, desde donde se ha mantenido articulación con los otros movimientos que surgieron con el mismo propósito, como el de los estudiantes, Paz a la Calle y Acuerdo Ya.

Lo que viene ahora

El campamento definió tres exigencias claras: un nuevo acuerdo, una hoja de ruta concreta, y un mecanismo de refrendación que no polarice más al país. Al parecer está muy próximo el anuncio del nuevo acuerdo; sin embargo aunque es un gran paso no representa el resultado final, por lo cual están por definir cuándo se considerará alcanzado el propósito. Pero se siente que el momento está cerca por lo cual se están preparando para una salida exitosa, en la que la gente haga suyo el logro de la paz.

Esperan que muchos los acompañemos en esa gran celebración que significará levantar el campamento. Será a la vez un momento triste por los lazos creados, y muy feliz por lo que representa su culminación. El reto que sigue será mantener una dinámica de movilización ciudadana, no dejar caer el entusiasmo y el compromiso que se han visto en esta etapa, seguir como sociedad haciendo presión, veeduría y seguimiento para salir a denunciar cuando algo no vaya bien en la hoja de ruta del acuerdo.

Conclusiones

Entre las muchas reflexiones que suscita la experiencia se resalta: La necesidad de recuperarnos como comunidad, dejando de lado el individualismo; la importancia de la apropiación de lo público, donde nos encontramos con el otro y nos fortalecemos; el reto de continuar haciendo incidencia desde la sociedad civil, en donde cada uno aporte desde su lugar y sus capacidades: experiencias como la de ReD son muy valiosas pues se está haciendo escuela de ciudadanía; el gran potencial de los movimientos de jóvenes, aún menores de edad como varios de los asistentes a este desayuno, que se destacan por su inteligencia, su nivel de análisis y sobretodo un espíritu limpio y comprometido con el país.

Desayuno de Paz No. 38 de 2016

Invitada: María Clara Galvis

Tema: La desaparición forzada en Colombia

5 de noviembre

María Clara Galvis, abogada de la Universidad Externado de Colombia, se ha desempeñado como Magistrada auxiliar de la Corte Constitucional de Colombia y ahora es miembro del Comité contra la desaparición forzada de la ONU.

El desayuno comenzó con una breve presentación de cada uno de los asistentes, a quienes se les pidió comunicar cuál era la primera expresión que les surgía en la mente al pensar en el término “desaparición forzada”. Miedo, dolor, desesperación, impotencia, desequilibrio, desmembramiento e incertidumbre fueron algunas de las palabras más nombradas por los asistentes.

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La Desaparción Forzada: un crimen difícil de definir

Luego de esta breve reflexión, María Clara ofreció una definición de la desaparición forzada, aclarando que no es fácil dar un concepto preciso del término, pues recoge una conducta compleja y de carácter continuado, y puede asociarse a la tortura y la muerte; por lo cual la definición podría variar según el contexto en el que se haya perpetrado la acción. En este orden de ideas, se consideró la desaparición forzada desde una perspectiva cercana al derecho penal internacional, como “la privación de libertad legal o ilegal, con negativa a reconocer la ocurrencia o realización de los hechos, y con ocultamiento del paradero o de la suerte de la persona”.

Con esta definición en mente, se pasó a hablar específicamente de la desaparición forzada en Colombia. No hay unanimidad entre las distintas fuentes encargadas de estimar el número de desapariciones forzadas que ha habido a lo largo del conflicto, por lo que las cifras suelen variar; sin embargo, en cifras conservadoras se podría decir que entre 50.000 y 60.000, quizás 100.000, personas han sufrido la desaparición forzada en el país.

María Clara explicó que gran parte de estas desapariciones se dan con la coacción entre agentes del Estado, guerrilleros, paramilitares u otros actores del conflicto, por lo que las familias de las víctimas usualmente resultan siendo las encargadas de la angustiosa e incansable búsqueda de sus familiares desaparecidos. En la gran mayoría de los casos abordados por el Estado las víctimas son encontradas ya fallecidas, y las probabilidades de encontrar a los desaparecidos con vida son muy reducidas.

La Desaparación Forzada en el Acuerdo de Paz Gobierno y FARC

La magnitud de los hechos en Colombia llevó a que en el Acuerdo de paz firmado en La Habana se hablara de la necesidad de un cambio en las estrategias de búsqueda de personas desaparecidas y se estableciera una Unidad de búsqueda de personas que se presumen desaparecidas, de alto nivel en el Estado, de carácter transitorio y humanitario, no penal. Es decir que la Unidad debe manejarse como un mecanismo complementario y extrajudicial.

Con el fin de mantener la esencia humanitaria, los aportes y averiguaciones que se hagan con el propósito de encontrar a una persona desaparecida deben estar desligados de penas punitivas. El Acuerdo ya está siendo implementado y se han encontrado 66 desaparecidos, todos ellos muertos. Como se mencionó, sólo una ínfima minoría de los desaparecidos se encuentran vivos. La duración del  mecanismo no está establecida y es difícil de predecir, pero podría ser de al menos una década. Pero mientras haya una solicitud de búsqueda, el mecanismo seguirá funcionando.

El reto ahora es aplicar el Acuerdo, permitiendo la participación de las víctimas a lo largo de todo el procedimiento. Otro reto es cultural: lograr ser empáticos y salirnos de nuestra zona de confort para ponernos en la piel de los padres, madres, hermanos, y demás familiares que esperan que, con la implementación de este Acuerdo en materia de desaparición forzada, se cierre un proceso personal que va más allá de lo judicial y de lo político y que implica la conclusión de una etapa que ha marcado sus vidas por completo.

Desayuno de Paz No. 37 de 2016

Invitado: Juan Carlos Houghton (Congreso de los Pueblos)

Bogotá, 29 de noviembre

En esta oportunidad ReD conversó con Juan Carlos Houghton, antropólogo, activista social y sindicalista de prensa, quien ha trabajado con diversas organizaciones indígenas y fue militante del Partido Comunista. Hoy es representante del Congreso de los Pueblos, una amalgama de organizaciones, asociaciones, redes populares y gobiernos alternativos, unidos por la coyuntura de paz, que creen en los mercados de trueque, el poder popular y la democracia directa.

La apertura a la conversación se centró en algunas inquietudes de los participantes: ¿Cuáles son las lecciones aprendidas de la Habana? ¿Cuáles son los riesgos de la participación abierta en las negociaciones con el ELN? ¿Cómo se plantea la agenda del ELN? ¿Cuál puede ser la fuerza mediadora de la sociedad civil? ¿Qué diferencias importantes pueden existir entre este grupo y las FARC? ¿Qué hace más fácil y/o difícil este proceso de paz con el ELN?

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El Congreso de los Pueblos, el ELN y la sociedad civil en la solución al conflicto armado

Para comenzar, Juan Carlos señala que las ideas detrás del Congreso de los Pueblos, además de ser consecuentes con el pensamiento del cura Camilo Torres, persiguen un interés de transformación con participación de toda la sociedad y donde la política, más allá de reducirse a su asociación más común con la corrupción, se constituye en una manera de estar en el mundo. Al respecto, Juan Carlos señala que estas concepciones influyeron mucho en el grupo guerrillero ELN, que nació en 1964.

Así mismo, nuestro invitado señala que hoy por hoy el ELN considera que es la expresión del conflicto y representa lo popular. En este sentido, propone que las transformaciones que requiere la sociedad son competencia propia de ella. En consecuencia, en el escenario de la negociación de paz entre el Gobierno y este grupo guerrillero, el ELN será un instrumento de lo social porque será la propia sociedad quien negocie. Entonces resulta de la mayor importancia definir cuáles serán las transformaciones participativas para la paz, y aquello que produzca la sociedad será el insumo del acuerdo.

Retos de la negociación Gobierno-ELN

Primero, la negociación con el ELN no implica una refrendación (al menos no en términos políticos). Segundo, esta negociación se inicia en parte con implementación. Tercero, hay una dificultad en doble vía en la negociación: una tiene que ver con el desprecio que genera ese grupo guerrillero, y la otra con un gobierno tramposo que modifica la agenda incluyendo puntos no acordados. (El acuerdo para instalar la Mes de Quito sugería, por ejemplo, la liberación de dos secuestrados a manos del grupo guerrillero, pero no establecía quiénes serían, como luego lo exigió el Gobierno). Cuarto, resulta fundamental mejorar la comunicación para informar adecuadamente a la sociedad de lo que está pasando en el proceso.

Por otra parte, Juan Carlos explica la importancia del comité de impulso, que involucra por un lado al Diálogo Nacional por la Paz y por otro a la Mesa Social para la Paz, con la intención de producir acuerdos, logrando que la participación sea vinculante efectivamente. También señala la necesidad de crear un mecanismo múltiple de participación, pues para nadie es un secreto que a la democracia siempre le ha faltado pueblo. Estos mecanismos pueden visibilizarse a través de mingas y/o cabildos para la paz, que deben concretarse en planes reales y en proyectos de región.

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Reto para la sociedad civil: participación productiva

¿Cómo hacerle entender a la sociedad que ese diálogo ELN-Gobierno se hará con un grupo que no goza de legitimidad en amplios sectores de la sociedad? En este sentido Juan Carlos explica que va a ser muy complicado cambiar una matriz de interpretación del conflicto con respecto a qué son las guerrillas y en qué consiste el proceso. La superficialidad con la que muchos sectores han asumido la paz tiene que ver con la superficialidad con la que se ha entendido el conflicto armado en el país.

Y el tema de la legitimidad no es unidireccional; es decir, implica reconocer que tanto las guerrillas como el gobierno han sido actores con escasa legitimidad. De ahí la necesidad de trasladar esta conversación con el ELN al ámbito de la sociedad en su conjunto. Así mismo, la negociación no puede partir del supuesto de que uno y otro – gobierno y guerrilla – son criminales, sino de que cada uno tiene un proyecto político: no para olvidar los crímenes de parte y parte, sino para permitir la posibilidad de conversar y acordar.

Finalmente, se le preguntó qué nuevos conflictos y retos nos esperan como sociedad civil. Al respecto, Juan Carlos propone que es preciso pensar en una sociedad civil que participe, pero también en una participación que produzca sociedad civil. Esas dos cosas son fundamentales y no pueden limitarse a la institucionalidad.

Desayuno de Paz No. 36 de 2016

Invitado: Francisco Barbosa (Profesor Universidad Externado de Colombia)

Tema: Salidas Jurídicas para Destrabar el Proceso de Paz

22 de octubre

Francisco Barbosa, abogado, historiador y profesor de la Universidad Externado de Colombia, participó en la elaboración de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) en el marco del Acuerdo de paz entre el gobierno y las Farc. El desayuno comenzó con una discusión sobre las implicaciones jurídicas del acuerdo ante el resultado del plebiscito del 2 de octubre y la expresión de las inquietudes e interrogantes de los asistentes ante tal resultado.

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¿Y ahora qué?

Francisco afirmó que la ciudadanía debe trascender el Sí y el No del plebiscito: aunque fue un escenario inesperado, no caben ni el festejo ni la tristeza; el debate debe seguir y se debe buscar un acuerdo político que se ajuste a los intereses de la mayoría. Explica que lo que pasó el 2 de octubre fue un mandato de corrección, es decir que el acuerdo de paz no fue derogado por el pueblo, sino que se pidió que se mejorara.

El presidente, así, está jurídicamente impedido para implementar el acuerdo en este momento. Sin embargo, Francisco llama la atención sobre la decisión del presidente de someter a consulta los derechos fundamentales como la paz. Según Luigi Ferrajoli, la democracia no puede poner en juego los derechos fundamentales.

Frente a las reacciones sobre el plebiscito, Barbosa cita a Alfredo Molano, quien afirmó que “el 9 de abril no se ha cerrado”. El clima de zozobra nacional tiene que ver con el mito que hemos construido alrededor de un Estado que históricamente ha funcionado pero la realiodad es que la democracia colombiana está fraccionada. Sin embargo, frente a esta situación, Francisco afirma que “el plebiscito no tocó el acuerdo, hay que ir al Congreso y reglamentarlo. El acuerdo está vivo”. Destaca, no obstante, que los voceros del No no estaban preparados para ganar, y de haber ganado el Sí se hubiera dado otra realidad: las marchas ciudadanas hubieran sido para no implementar el acuerdo.

Así las cosas, en este momento se puede llevar a cabo una nueva refrendación popular del nuevo acuerdo; o, por otro lado, el nuevo acuerdo se puede refrendar en el Congreso. No obstante, a raíz del rechazo del acuerdo en el plebiscito, tanto las facultades extraordinarias para el presidente como el procedimiento legislativo especial – fast-track-, que decretaba el Acto Legislativo 01 de 2016, quedaron inhabilitados. Es por ello que es importante generar un acuerdo político con los voceros del No, pues las opciones que se tienen requieren un gran respaldo nacional.

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Salidas jurídicas para el nuevo acuerdo

Francisco sostiene que hay nuevas salidas jurídicas para que el nuevo acuerdo se pueda implementar. Por un lado, la Corte Constitucional puede derogar el Acto Legislativo para la Paz; por otro, los cabildos abiertos se posicionan como un mecanismo de refrendación popular del nuevo acuerdo.

Barbosa afirma que, en primer lugar, el acuerdo político se va a dar, aunque no le va a gustar al uribismo ni a los demás promotores del No. Segundo, asegura que el planteamiento del presidente sobre la necesidad de refrendar el nuevo acuerdo es peligroso porque la gente no tiene claro qué es lo que está pasando. Y tercero, la propuesta de los cabildos abiertos es positiva siempre y cuando este mecanismo sea combinado con otros.

En caso de que la Corte Constitucional se pronuncie frente al tema y exija la refrendación popular para que el Acto Legislativo entre en vigencia, se pueden dar dos escenarios una vez el acuerdo se modifique y se llegue a un acuerdo político:

  • Cabildos abiertos: una salida jurídica que propone una votación masiva nacional. En caso de funcionar bien, se tomaría poco tiempo para llevarlos a cabo. Sin embargo, utilizar un mecanismo local para votar por un asunto de interés nacional podría generar un efecto de fragmentación regional que supondría una problemática para el país. Podría surgir regiones y/o departamentos buscando su independencia frente al apoyo o al rechazo a la implementación de los acuerdos.
  • Combinación de vías: esta es la propuesta preferida por Francisco para implementar el nuevo acuerdo: a) Un acuerdo humanitario especial con carácter internacional (según el Art. 3 común de los protocolos del DIH); b) que el acuerdo se incorpore a la Constitución a través del Congreso; y c) cabildos abiertos. Al final, con las Farc ya reintegradas, Francisco asegura que se podría hacer una consulta popular sobre los temas operativos.

La posibilidad de una asamblea constituyente

En palabras de Francisco, la constituyente no resuelve el problema y, más bien, podría empeorarlo, pues presenta graves riesgos. Hay que entender esto como un problema histórico, sobre la confrontación de dos tipos de país, y no como un problema entre dos políticos. Por ello, es fundamental abrir el país a nuevas vocerías para la instauración de una nueva sociedad.

La constituyente, en su criterio, vendrá en unos años, cuando la paz esté consolidada y las Farc estén fuera de la ilegalidad. Por ahora, hay que dejar ver hechos de paz, buscar fórmulas rápidamente, ya que lo único cierto en Colombia es la incertidumbre.

Con referencia a las marchas ciudadanas, Francisco considera que estas sí ejercen presión sobre los políticos; la presión popular se debe mantener para que el Congreso opere, ya que si no se toma una decisión rápida, se pone en riesgo el acuerdo.

Para terminar, afirma Barbosa que es necesario cerrar esta etapa para poder implementar el acuerdo. La política está demasiado alejada de la realidad colombiana. De ahí que la división se mantenga por un tiempo hasta que los hechos de paz vayan cambiando la percepción colectiva.

Desayuno de Paz No. 35 de 2016

 Invitada: Jenny Pierce, profesora de Estudios de Paz del London School of Economics (LSE)

Tema: ¿Es posible la paz en Colombia?

15 de octubre

¿Y ahora qué? Es la pregunta con la que comienza este desayuno. Tras dos semanas de incertidumbre, Rodeemos el Dialogo se reunió, como acostumbra a hacerlo, a discutir en torno a la situación actual del país con respecto a su historia y al mundo.

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La violencia: hito trans-generacional

Colombia, desde el siglo XX, ha estado inmersa en una cultura de reproducción de violencias que ha llegado a marcar a, cuando menos, tres generaciones distintas, como las que nos reunimos a conversar ese sábado. Retomando los años 80, nos damos cuenta de que la violencia ha tomado múltiples formas y se ha establecido a gran escala, situación que perdura hasta nuestros días. No obstante, desde 2012 aparece (y sigue vigente) la posibilidad de una salida negociada al conflicto armado; hay cierta apertura, y constatamos el surgimiento de movimientos sociales y movilizaciones desde los resultados del plebiscito el 2 de octubre.

Las múltiples marchas que se han convocado han tenido como objetivo último expresar el apoyo a la paz y la necesidad de un acuerdo que nos saque pronto de la incertidumbre, pero no denuncian directamente la violencia y sus múltiples caras. No basta con denunciar la guerra. Hay una necesidad enorme de reconocer la violencia de género, infantil, política y muchas otras, porque lo único que las combate es la justicia social. El problema de fondo no es únicamente la guerra, sino todo lo que esta trae consigo. Afortunadamente, crece en Colombia la conciencia de esas otras violencias y su relación con la paz.

Por otra parte, la movilización social actual, que viene de la clase media, aunque valiosa no le llega a la gente, como sí le llegan el mensaje del populismo y su emocionalidad.

¿Cómo se reproduce la violencia?

Los conflictos no tienen necesariamente que ocasionar violencia. Sin embargo, el no enfrentarlos, delegarlos a otros (por lo general a los hijos, quienes los delegarán a sus hijos, etc), o retomarlos con aires de venganza, hacen irremediablemente que la violencia se presente. En el caso colombiano se ha elegido, como forma de enfrentarla, la indiferencia.

En este punto se hace indispensable hablar del Estado y su responsabilidad con la reproducción de las violencias, al igual que de la responsabilidad de las élites. ¿Por qué a las élites colombianas no les interesa invertir en el estado de derecho ni en el acuerdo de paz, siendo este un acuerdo contra la reproducción de la violencia y por la modernización del país?

Colombia es un país cuyas brechas sociales son enormes; la concentración del poder es terriblemente alta, dejando a su paso heridas de clase y haciendo que los temas de la paz y el conflicto armado se aborden de manera más emocional que racional. Y hay fuerzas polarizantes y peligrosas que aprovechan estas heridas.

La paz como dinámica polarizadora

El pasado 2 de Octubre los resultados del plebiscito mostraron dos cosas: 1) hay una fragmentación del país entre quienes votaron (36%) y quienes no lo hicieron (64%) 2) dentro de aquellos que fueron a votar hay una polarización enorme entre el sí y el no, ganando el segundo por una diferencia muy pequeña.

¿Cuál puede ser el motivo de semejantes diferencias dentro del país? El primer elemento  a tener en cuenta es el concepto de paz: ¿qué es exactamente paz? No hemos conceptualizado la paz y sigue siendo un concepto vacío, especialmente para el más de 60% que no votó. Seguramente cada uno de nosotros entiende algo diferente, y quizá se parezca (o no) a lo que piensan los otros; pero en Colombia no se definió exactamente qué es.

Se dijo que era una salida al conflicto armado, se dio a entender más como lo opuesto a la guerra que otra cosa, pero el conflicto tenía varios ángulos desde los cuales mirarse: sus causas y consecuencias. La paz significaría resolver las dos. No obstante, se le confundió con los acuerdos de La Habana y con las ideas propias de cada uno. Dicho de otra forma, la paz se encuentra encerrada entre la pobreza económica y la política, buscando un significado que, al no estar establecido socialmente, se tiende a llenar de forma inconsciente.

El choque de proyectos en la esfera internacional impacta a Colombia

Hay dos modelos fracasados, el proyecto cosmopolita modernizante y liberal, y el proyecto conservador totalitarista: entre civilización y barbarie. Entre los dos habría un tercer proyecto, el de la izquierda, que aún no ha nacido. ¿Hasta qué punto puede el modelo modernizante de Santos satisfacer a los más marginados?

Las brechas sociales y económicas deben cerrarse a partir del papel de la ciudadanía y a través de la educación. Lo que necesita Colombia en este punto es un cambio en la cultura. La guerra y la violencia se han encargado de autolegitimarse a través de demeritar al contrincante, de quitarle su carácter humano, y ahora hay que reconocerlo. Es necesario encontrar, como país, un equilibrio, aún más tomando en cuenta la reconfiguración del bloque hegemónico (es decir, aquellos que han estado siempre en el poder), la cual se está dando en este momento, así como también las disposiciones afectivas que deben transformarse en un diálogo que reconozca la legitimidad de los que piensan distinto.

Desayuno de Paz No. 32 de 2016

Invitado: Enrique Prieto, Profesor en la Universidad del Rosario

Tema: La inversión extranjera y los retos de la implementación del Acuerdo sobre

Reforma Rural Integral

24 de septiembre

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El desayuno inició con una introducción sobre qué es la inversión extranjera. Hay dos tipos de inversión extranjera: (1) directa, entrada de capital al país por medio de la creación, compra o establecimiento de empresas; en el caso de Colombia, este tipo de inversión se da principalmente en petróleo, minería y palma de cera; (2) indirecta: inversión en bolsa de valores principalmente.

Inversión Extranjera Directa y Tratados Internacionales

La aparición de la inversión extranjera es una consecuencia del fin del colonialismo, ya que, cuando las grandes potencias del mundo saturan sus mercados internos, buscan expandirse a otros. Al expandirse no podían permitirse perder su posición superior sobre sus anteriores colonias y países subdesarrollados, lo que llevó a que estos países buscaran establecer tratados internacionales para la inversión extrajera. Una vez establecidos dichos tratados, los inversionistas buscaron invertir en los países latinoamericanos, lo cual solo fue posible durante la crisis económica que obligó a los gobiernos a aceptar a estos inversionistas con una serie de condiciones.

Entonces pasamos a hablar de los tratados internacionales para la inversión extranjera. A grandes rasgos hablamos de una serie de principios que los constituyen y ponen las inversiones como una prioridad. Los inversores gozan de una serie de beneficios jurídicos que los ponen por encima de la autoridad estatal.

¿Cuándo entran a jugar estos beneficios judiciales?, para poder hablar más a fondo sobre estos beneficios judiciales definimos dos conceptos clave:

  1. Expropiación directa: el estado toma posesión de una propiedad del inversionista, puede venir con una indemnización con un valor inferior al de la propiedad.
  2. Expropiación indirecta: el estado atenta contra el interés del inversionista. Ejemplo: Egipto. El gobierno decide subir el salario mínimo y como consecuencia los inversionistas extranjeros sufren un aumento en sus gastos, lo que va en contra de sus intereses.

Estos dos tipos de expropiación constituyen un incumplimiento a los tratados y por tanto traen consecuencias judiciales para el estado firmante.

Cuando un estado incumple un tratado de libre comercio, el inversionista afectado puede adelantar cargos judiciales contra el estado firmante; ¿pero quién y cómo se realizan estos juicios? No los propicia la autoridad judicial del estado sino un tribunal internacional, es decir un mecanismo supranacional. El inversionista demandante tiene derecho a escoger un abogado defensor,al igual que el estado; además de estos dos abogados, se escoge un tercero que servirá de árbitro o juez durante el juicio.

El beneficio judicial para el demandante entra en juego en el momento en que se escogen estos abogados, ya que en su mayoría pertenecen a grandes firmas y no pueden permitirse perder ante un estado; pero además, el demandante siempre podrá utilzar el argumento del tratado de libre comercio, que pone su interés por encima del del estado, y argüir que éste accedió a garantizar dicho interés al suscribir el tratado.

Al hablar de la inversión extranjera y la desventaja que le trae al estado, el ambiente tomó un aire de indignación, y empezaron a surgir nuevas preguntas como: ¿Qué beneficios trae entonces firmar un tratado de libre comercio? ¿Cuántos tratados de este tipo ha firmado el gobierno colombiano? ¿Cuál fue el primer TLC y APRI que firmó Colombia? ¿Qué consecuencias tendrán estos tratados para el punto agrario en cuanto restitución de tierras?

Para contextualizar estas preguntas, se retomó el tema de la crisis económica en Latinoamérica, ya que en ese entonces la generación de empleo y la llegada de nuevas tecnologías era un gran beneficio, pues en una economía de crisis cualquier ayuda es bienvenida. Pero al momento de hablar de tratados de libre comercio en el contexto actual, los beneficios son muy pocos frente a los sacrificios que el estado debe asumir.

Acuerdo de Punto Agrario

En cuanto al Fondo de Tierras del punto agrario se habló del problema que representa actualmente la expropiación de tierras que fueron compradas ilegalmente, es decir que no se tiene claridad sobre el verdadero propietario, o que fueron vendidas bajo amenazas de muerte y posteriormente compradas por inversionistas extranjeros. Como se dijo anteriormente, si el estado llegara a expropiar a los inversionista extranjeros, estaría violando lo acordado en los tratados de libre comercio, lo que tendría consecuencias legales y finalmente llevaría al estado a pagar indemnizaciones enormes en detrimento del estado.

Esto significa un reto para la implementación del punto agrario, ya que para el estado representaría un riesgo de pérdida de patrimonio muy grande el expropiar tierras de inversionistas extranjeros. Se llegó a la conclusión de que el gobierno tiene que replantear su plan de acción, ya que parece contradictorio que el gobierno busque traer más inversión como parte de lo acordado a pesar de todas las complicaciones que trae la inversión extranjera.

Nuevamente, el desayuno tomó un aire desalentador y hasta los tamales empezaron a llorar chocolate. Pero entonces se empezó a hablar de las posibles soluciones a esta problemática:

  1. Renegociar los tratados de libre comercio. El principal problema de esta alternativa es que son muchos tratados, la mayoría conectados unos con otros, y por tanto sería una tarea muy compleja y larga.
  2. Usar el medio diplomático para que los gobiernos de los países con los que actualmente se tiene un tratado de libre comercio hablen con sus inversionistas y se busquen reducir las consecuencias de la expropiación. El problema es que estos mismos inversionistas fueron los que presionaron a sus gobiernos a firmar los tratados, y por lo tanto no están muy interesados en cambiar los tratados.
  3. Abstenerse de expropiar tierras a los inversionistas extranjeros y restituir tierras de otras regiones.

Dibujo

Impresiones y efectos

Los participantes quedaron con la idea que la implementación del punto agrario no será fácil debido a las consecuencias de la inversión extranjera en Colombia. Pero a pesar de las dificultades el argumento humano a favor del acuerdo de paz sigue siendo una prioridad, pues una vida está por encima de estas dificultades.

Todos salieron del desayuno impresionados pero informados, desesperanzados pero con una nueva meta y el estómago lleno, agradeciendo que el tamal y el chocolate no eran importados y que el pan francés es solo un nombre.

Desayuno de Paz No. 31 de 2016

Invitada: Ana Teresa Bernal, de Un millón de mujeres por la paz

Tema: Los retos para la construcción de paz en Colombia

17 de septiembre de 2016.

Ana Teresa inicia compartiéndonos su sensación sobre el momento que estamos viviendo: se siente una gran esperanza, hay explosión de creatividad, muchísimas acciones de todo tipo que expresan un fuerte entusiasmo. A la vez, piensa que tantos años de guerra han hecho mucho daño en el país y han acentuado una mentalidad retrógrada en muchos, en especial en las clases populares, por lo que hay una gran tarea por hacer en la construcción de paz.

Un largo camino en busca de la paz

Nos cuenta que no ha conocido un día de paz: recuerda que de niña vivía frente a la sede de la ANAPO y fue testigo del tropel que se armó cuando en 1970, después de un primer anuncio en el cual Gustavo Rojas Pinilla ganaba la elección presidencial, se cambió el resultado y se declaró ganador a Misael Pastrana. También recuerda cuando mataron a Camilo Torres pues era amigo de su mamá y fue algo que la tocó muy de cerca. En su adolescencia estuvo cercana a la JUCO (Juventud Comunista) y al teatro con sentido social. Recuerda que luego surgió FIRMES, liderado por Gerardo Molina, uno de los primeros socialistas de Colombia. En los años siguientes el conflicto arreció y vino el holocausto del Palacio de Justica; fue la época en que tuvo su primer hijo.

Ana Teresa siempre ha estado apoyando los movimientos e iniciativas en la lucha por la paz y por la vida, y cree que esto no puede parar. Con un grupo de artistas crearon el Movimiento por la Vida. Con Francisco de Roux y Horacio Arango, del CINEP, organizaron la primera Semana por la Paz en 1988; invitaron a los niños a dibujar o escribir sobre el país que soñaban y esto lo llevaron a la Plaza de Bolívar con los niños de muchos colegios. En 1991 surge el Movimiento por la Paz, cuando el M19, el Quintín Lame, y el Ejército de liberación Nacional acababan de firmar la paz.

El movimiento estudiantil lideró la votación de la Séptima Papeleta que condujo a convocar una asamblea constituyente. En 1992, se creó la Iniciativa ciudadana por la paz. La constituyente del 91 había traído un aire renovador, y estaban cerca de firmar con el ELN y las FARC –quienes se habían quedado por fuera de la Asamblea Nacional Constituyente–, cuando César Gaviria decretó la guerra integral. Después de la guerra declarada por Gaviria, se organizó el Encuentro de iniciativas ciudadanas por la paz.

Fue entonces cuando se creó la Red de Iniciativas Ciudadanas por la Paz REDEPAZ en 1993, con participación de empresarios, jesuitas y otros movimientos para oponerse a esa “guerra integral”. Esto muestra que la construcción de paz por la ciudadanía tiene una larga trayectoria. Por eso, considera María Teresa, la participación y el entusiasmo de hoy no son sólo producto de la negociación de La Habana.

El Mandato por la paz

En el 96 surgió la idea de hacer una Consulta por la Paz, liderada en los santanderes por Monseñor Leonardo Gómez Serna. Se unió Luis Carlos Restrepo, quien le dio el nombre de Mandato Ciudadano por la Paz. Obtuvieron apoyo de Unicef en Colombia, y de Francisco Santos quien dirigía la Fundación País Libre, entre muchos otros. La Registraduría accedió a contar los votos de los más de 3 millones de niños y niñas que participaron. Fue en octubre de 1996 y 10 millones de personas votaron. Por esa época, Álvaro Uribe desde la Gobernación de Antioquia impulsaba las Convivir.

La alta votación del Mandato por la Paz sirvió para que en las elecciones de 1998 los cuatro candidatos a la presidencia –Horacio Serpa, Andrés Pastrana, Noemí Sanín y Harold Bedoya– firmaran el compromiso de hacerlo cumplir. También sirvió ese mandato para pedir al ELN que liberara a los niños que tenía en sus filas, lo cual cumplió. También gracias al mandato se logró que el ejército no siguiera reclutando a menores de 18 años.

Así, el presidente Pastrana (1998-2002) inició negociación con las FARC. En ese momento se creó el Consejo Nacional de Paz, y Ana Teresa Bernal fue elegida por la sociedad civil para participar en el Comité Temático para la negociación del Caguán, que inició con una agenda muy extensa, de 135 puntos. Pudo comprobar que ninguna de las partes estaba verdaderamente comprometida: la aspiración de Raúl Reyes, como él le manifestó, “era obtener un poder compartido “miti-miti” con el Gobierno.”

Las FARC eran una guerrilla muy empoderada, casi un ejército. En La Habana se vio un enorme cambio: aparecieron sin uniformes, sin armas, y mostraron real voluntad de llegar a acuerdos.  En esa época ambas partes buscaban ganar tiempo. El gobierno, a la vez que adelantaba el proceso de paz, llevaba a cabo el Plan Colombia para fortalecerse en la guerra. Después del fracaso del Caguán la guerra se profundizó.

Durante los gobiernos de Álvaro Uribe (2002-2010) se cambió la estrategia para combatir a las FARC mediante las armas; esto trajo un cambio de mentalidad en Colombia. Entretanto, la sociedad ha servido de “amortiguador” de la guerra. Así se crearon y/o fortalecieron las comunidades de paz en el Urabá, en Mogotes, y en el Cauca (pueblo Nasa), una importante forma de resistencia contra la guerra. Se creó el Premio Nacional de Paz.

Temores frente al momento actual

  1. El acuerdo con las FARC no se dio cuando toda la sociedad quería la paz sino después del período de la guerra más intensa y de 8 millones de víctimas. El país está polarizado frente a esta salida. Por el fuerte rechazo hacia las FARC, se teme que haya represalias contra los desmovilizados. La mejor protección será que la sociedad los rodeé.
  2. Aún está por fuera de un acuerdo el ELN, y existe el riesgo de que las Bacrim escalen el conflicto. Si el Estado no promueve el desarrollo en los territorios, es posible que esto ocurra.
  3. El narcotráfico continúa y es el combustible para la guerra. Busca ganancia a cualquier precio involucrando a los niños y los jóvenes. Es un logro  lo acordado con las FARC pero, advierte, los paramilitares también son narcotraficantes.

Finalmente, Ana Teresa manifiesta que sí cree que el presidente Santos está comprometido con sacar adelante el proceso, pero es al Estado, y al gobierno próximo, a quienes corresponde la responsabilidad de cumplir el Acuerdo de Paz; de lo contrario podríamos volver a lo mismo o a algo peor. No obstante, la paz significa más oportunidades, educación, tierras para los campesinos, etc. y en esto tiene un papel crucial la sociedad civil.