Por invitación del Diplomado en Construcción de paz de la Universidad del Quindío Rodeemos el Diálogo (ReD) realizó una serie de no-talleres para los participantes en este diplomado. Como el grupo total es de 100 alumnos, la Universidad dio la oportunidad a los 50 primeros que se inscribieron y se conformaron dos grupos de 25 personas, con cada uno de los cuales trabajamos durante cuatro sesiones de 90 minutos cada una.
La Universidad y Sueje (Sistema Universitario del Eje Cafetero) costearon el transporte, alojamiento y alimentación y ReD aportó el trabajo de los dos días. Se desarrolló el formato que empleamos en el Colegio Anglo Colombiano en febrero de 2016; 4 sesiones de 1 hora y media.
Se trabajó con un doble propósito: además de ofrecer la experiencia pedagógica sobre el proceso de paz, que se busca con esta propuesta horizontal y afectiva, se enfocó también en dar elementos metodológicos a los participantes, ya que el interés y la propuesta de la universidad es que se conviertan en multiplicadores.
Participantes
Asistieron personas de Armenia y de varios municipios vecinos; dentro del grupo hubo profesionales en ciencias sociales dedicados a la docencia, comunicadores, estudiantes de Trabajo Social, líderes comunitarios, funcionarios de municipios, líderes campesinos y cuatro estudiantes de colegio de un barrio socialmente desfavorecido, invitados por la Alcaldía.
Impresiones
Posiblemente por ser personas que cursan el Diplomado en Construcción de Paz, muestran en general, y sin que falten las dudas e incertidumbres, una expectativa positiva frente al proceso de paz. A la vez, en el grupo encontramos personas que manifestaban pensamientos completamente opuestos frente a la guerrilla: desde quien sentía rabia y dolor por haber su padre sido una víctima directa, hasta quienes mostraron simpatía con la ideologia de las FARC. Frente a los medios de comunicación hay clara y fuerte desconfianza.
La presentación de los equipos negociadores despertó interés y llevó a un reconocimiento mayor de los negociadores y su compromiso con la paz. Sobre los hitos del proceso manifestaron que aunque creían estar bastante enterados, la realización de una línea del tiempo les había llenado vacíos y dado mucha claridad, además de mostrarles que desconocían más de lo que imaginaban. El ejercicio de cierre sobre la reconciliación nos dejó ver reales manifestaciones de compromiso con acciones concretas en lo personal para contribuir a la paz.
En general luego de los dos días pudimos observar un cambio en los grupos hacia una mayor actitud de escucha y de disponibilidad a dialogar en medio de las diferencias.
Reflexiones Finales
La experiencia con personas de una región diferente nos acercó a otras formas de ver el país, ya que han vivido o conocido el conflicto desde otros ángulos. Este acercamiento es muy valioso para ReD pues amplía nuestro conocimiento y comprensión de la población de Colombia.
A través de los mensajes que solicitamos escribir al momento del cierre encontramos un impacto muy positivo y un gran agradecimiento por nuestra labor. Como en ocasiones anteriores, se manifestó que reconocieron en ReD una actitud balanceada que permitió ventilar las diferentes posiciones y tendencias.
Quedó la propuesta de conformar equipos para continuar con la labor de pedagogía y ReD ofreció el acompañamiento necesario para quienes decidan hacerlo. Esperamos hacer realidad el sueño de los participantes de hacer pedagogía de un proceso de paz que nos pertenece a todos y está cambiando la forma en que nos relacionamos entre muchos sectores de Colombianos.
https://rodeemoseldialogo.org/wp-content/uploads/2024/05/Logo-azul-espanol-300x270.png00Rodeemos el Diálogohttps://rodeemoseldialogo.org/wp-content/uploads/2024/05/Logo-azul-espanol-300x270.pngRodeemos el Diálogo2016-05-18 20:43:492024-07-17 20:17:23NO TALLERES PARA COMPRENDER EL PROCESO DE PAZ
https://rodeemoseldialogo.org/wp-content/uploads/2024/05/Logo-azul-espanol-300x270.png00Rodeemos el Diálogohttps://rodeemoseldialogo.org/wp-content/uploads/2024/05/Logo-azul-espanol-300x270.pngRodeemos el Diálogo2016-03-01 12:09:142024-08-13 16:58:56Breaking news for Colombia
Rodeemos el Diálogo agradece la oportunidad de participar en este conversatorio. ReD se fundó en Londres en septiembre 2012, poco después del lanzamiento oficial de los diálogos de paz en La Habana, para ser una fuente de apoyo desde la sociedad civil hacia las negociaciones y la idea de la salida negociada al conflicto armado colombiano, y para promover un mayor conocimiento de los acontecimientos y acuerdos. Además, a lo largo de estos tres años, hemos venido fomentando una cultura de diálogo en los espacios donde realizamos nuestras actividades, como herramienta individual y social para la superación de los conflictos. Existen dos capítulos, uno en Londres y otro en Bogotá, y damos la bienvenida siempre a quienes deseen integrarse tanto en los núcleos de trabajo como desarrollar alianzas estratégicas favor de nuestras metas en común. Cabe repetir, entonces, nuestro aprecio para Conciliation Resources, quienes nos invitaron a hacer parte de esta mesa, y las otras organizaciones aquí presentes. En la misma conexión, es de destacar que el presente discurso es el producto de varias manos, un esfuerzo mancomunado y consensuado que refleja la postura y los sentimientos de nuestros adherentes.
Se comprenderá entonces que el recién firmado acuerdo sobre la justicia transicional en el pos-acuerdo, nos llenó de alegría y optimismo. Tal y como publicamos en nuestro comunicado poco después del anuncio del mismo, destacamos que lo acordado entre las partes encuentra un equilibrio entre las exigencias de la verdad, la justicia, la reparación y la no-repetición, teniendo en cuenta los derechos y las necesidades de las víctimas para evitar la impunidad, y las realidades de una negociación política. Lo que se da, en efecto, es una herramienta a cuya base se encuentran una especie de zanahoria y garrote, con beneficios jurídicos a cambio de la verdad e – importantemente – la disposición de cumplir con medidas las restaurativas que se puedan establecer. Esta, la Jurisdicción Especial para la Paz, se suma a la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición como instrumento del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición. Cuya forma final aún está en desarrollo, pero que ya cuenta con mecanismos para buscar la satisfacción de las necesidades de la verdad y la justicia.
Para que la no-repetición tenga mayor posibilidad de éxito, es necesario entonces que se defina mejor cómo se estructurarán las medidas restaurativas, que quedaron en manos del Tribunal para la Paz. Y hacemos eco a la observación de la Coordinación Colombia-Europa-EEUU, quienes llaman la atención a la importancia de la transparencia en la selección de jueces para las Salas de Justicia y el Tribunal. Se sabe que contarán con una mayoría de jueces nacionales, además de la participación de una minoría de jueces extranjeros. Sobra decir que deben ser sin mancha alguna. De pronto podemos pensar en cómo hacer llegar a las autoridades competentes nuestras propuestas de jueces – y necesariamente hacer un sondeo informal de quienes sean los y las adecuados, ejercicio que realizó ReD en Bogotá frente a posibles comisionados para la Comisión para el Esclarecimiento.
A estas alturas entendemos mejor por qué ha costado el mismo tiempo llegar a parar aquí en el punto de víctimas, que resultó necesario para sacar los acuerdos parciales en los primeros tres puntos de la agenda: desde las comisiones de víctimas que visitaron La Habana hasta el último anuncio, lo que se deja entrever es un trabajo serio, novedoso y ejemplar. Tenemos la convicción que este elemento del acuerdo final será la herencia de Colombia tanto en la jurisprudencia de la justicia transicional, como para los futuros procesos de paz en el mundo.
Otro elemento que se dio a conocer con la firma del punto sobre la justicia transicional, fue la fecha definitiva para la firma del acuerdo final: el próximo 23 marzo.
https://rodeemoseldialogo.org/wp-content/uploads/2024/05/Logo-azul-espanol-300x270.png00Rodeemos el Diálogohttps://rodeemoseldialogo.org/wp-content/uploads/2024/05/Logo-azul-espanol-300x270.pngRodeemos el Diálogo2015-12-02 17:23:202024-08-13 17:31:14Conversatorio en Londres: Discurso retos y ventajas del proceso de paz
Since October 2012 the Government of Colombia and the FARC have been negotiating a 6-point agenda to put an end to five decades of armed conflict.After agreeing on rural reform, political participation, and addressing production of illicit crops, last September the parties reached an initial agreement on transitional justice.
Gustavo Gallón, the director of the Colombian Commission of Jurists, will share his reflections on the pros and cons of this landmark agreement.
Limited capacity, early registration required. First come first served basis.
https://rodeemoseldialogo.org/wp-content/uploads/2024/05/Logo-azul-espanol-300x270.png00Rodeemos el Diálogohttps://rodeemoseldialogo.org/wp-content/uploads/2024/05/Logo-azul-espanol-300x270.pngRodeemos el Diálogo2015-12-02 16:13:432024-08-13 17:32:42Event Transitional justice
Invitado: Juan Carlos Moyano, Director del Grupo de Teatro Tierra
Tema: El treatro y los retos para la construcción de paz
29 de octubre de 2015
Juan Carlos agradece la invitación a conversar destacando que, en este mundo determinado por las comunicaciones, el hablar mirándose a los ojos parece haberse relegado a un segundo plano. Nos cuenta que se dedica desde hace 40 años al teatro y la literatura y que el conflicto armado del país lo ha tocado con distintas intensidades desde su niñez: su madre campesina fue víctima de desplazamiento forzado en una zona esmeraldera de Boyacá donde la violencia era cotidiana, al punto de que era común la expresión “aquí trancamos las puertas con muertos y calentamos el tinto a balazos.”
Expresa que el teatro apela a épocas pasadas donde las relaciones de los seres humanos se propiciaban en el juego de la representación dramática, logrando una ilusión de libertad. El teatro ha logrado impactar la vida de muchos colombianos que, aún en condición de víctimas del conflicto armado, se han dejado atrapar por las tablas en un intento de establecer una ruptura con ese cordón umbilical de violencia que les ha condicionado la existencia.
Conociendo el país a través del teatro
Desde su época de juventud, Juan Carlos empezó a recorrer el país haciendo teatro, visitando de manera especial aquellas zonas más intensamente trastornadas por la guerra. Entre su quehacer teatral y sus viajes, fue apropiando la historia como esos hechos cotidianos que signan la humanidad, más allá del mero acontecimiento heroico que enseña la institucionalidad.
Ha visitado lugares de Colombia donde la vida no vale nada o vale muy poco. Ha recorrido con sus escenografías desde la Guajira hasta Nariño, desde Providencia hasta el Amazonas, desde el Chocó, Buenaventura y Tumaco hasta la Orinoquia y la selva, siempre compartiendo con el alma de la gente, permitiendo que la memoria no sucumba en la amnesia establecida. Recorrió el Magdalena Medio y fue testigo de los cadáveres flotando en el río Magdalena, “el cementerio fluvial más grande de la tierra,” y de mujeres remendando cadáveres para velar a sus propios difuntos en el cuerpo múltiple de otros. En esta zona del país, como muchas otras, la gente ha resistido y sobrevivido también gracias al arte.
Su teatro ha sido desarrollado para que la gente y las comunidades se puedan expresar y afirmen su identidad. Entre muchas experiencias, cuenta cuando viajó a Providencia a montar “La Isla del tesoro”, proyecto que requería actores hombres, pero al encontrar que contaba únicamente con mujeres, realizó “La isla de las mujeres”. Esas mujeres solas, vivían la tragedia de tener que responder por sus hijos, la comida, el sostenimiento de la lengua y la cultura, afrontar la soledad. La ausencia de los hombres se debía a que muchos estaban en las cárceles de la Florida, el Golfo de México o Centroamérica porque la falta de oportunidades los había involucrado en el negocio de transporte de cocaína.
En una referencia literaria evoca a Antígona, ese personaje que se rebela contra el tirano porque no puede enterrar a su hermano muerto en la guerra. Y esto no es lejano, pues ocurre en el Cauca, Putumayo y el Urabá antioqueño, por mencionar algunas zonas, donde habitan miles de Antígonas reclamando la dignidad de sus difuntos, de sus desaparecidos y de la vida.
Teatro, conflicto y construcción de paz
Su experiencia teatral en relación con el conflicto se ve plasmada en varios de sus proyectos, entre ellos La memoria del Viento, un montaje que realizó en el Guaviare con la participación de 80 reinsertados de la guerrilla y paramilitares. También es memorable su adaptación de Los Ejércitos, la novela de Evelio Rosero, donde responde a la necesidad de mirar la historia con honestidad. Esa obra, presentada en zonas como Timbiquí, Paz de Ariporo, Belén de los Andaquíes y Salahonda, entre otras, no es más que la mirada de la población civil acerca del conflicto armado. Así vemos cómo el verdadero teatro de los acontecimientos es la vida de cada uno.
El fin del conflicto armado lo están negociando unos protagonistas que no han sido víctimas de esta guerra manchada de odios y retaliaciones. En consecuencia, afirma, la paz puede realizarse es desde lo cotidiano, donde el teatro puede ser una herramienta que reconforte y abra posibilidades; sin embargo esto de ninguna manera constituye una solución de fondo, debido a que el arte no ha logrado la relevancia que merece dentro de nuestra cultura. Además, el teatro no deja de ser ficción y la realidad en Colombia es que no es raro ver todavía escuadrones de paramilitares llevando en primera línea al radio-comunicador y las motosierras, como si fueran emblemas de guerra.
Esta visión crítica de cómo se está negociando en La Habana genera algunas reacciones. Un participante plantea que pese a todo este panorama, el paso hacia la firma del acuerdo en la Habana es significativo, lo mismo que el espacio que se les ha abierto a las víctimas para que participen del proceso, que aunque aún es un paso inicial, es algo inédito. También comenta que aunque la firma de la paz es un acto protocolario, es muy significativo, y que un reto para los colombianos tiene que ver con cómo se están apropiando del proceso desde lo cotidiano. Explica que precisamente ese el aporte de Rodeemos el Diálogo, que desde un acto tan sencillo como conversar y abrirse a una multiplicidad de puntos de vista, ha logrado resonancia positiva en la sociedad, al convocar cada vez más participantes, y crecer en reconocimiento y apoyo. En este sentido, el teatro también es o puede ser una herramienta para mantener la esperanza. Desde su lectura el teatro ayudar a superar los miedos de los que no hablan ciertos sectores de la sociedad colombiana, contribuyendo así a la construcción de paz.
Teatro: Acción, Reacción, Transformación
Juan Carlos hace referencia a una declaración hecha en el Festival de Poesía de Medellín diciendo que el cese al fuego en Colombia no debe ser unilateral ni bilateral, sino multilateral porque nos involucra a todos. En este sentido, nos habla de cómo su metodología propone una dinámica de acción-creación-transformación, y por lo tanto su propósito al hacer teatro es perturbar a la gente, no divertirla; su intención no es que la gente se olvide de la realidad sino que la sienta y la transforme desde su día a día y pueda ejercer su derecho a soñar.
Un participante comenta su cercanía con el Teatro del Oprimido y pregunta si en efecto es viable para sanar la violencia del país. Juan Carlos explica que este tipo de teatro surgió en Brasil como una respuesta política de sectores teatrales ante la dictadura militar. En Colombia este tipo de teatralidad se hizo desde el sentimiento de las comunidades, aunque hoy en día se ha desviado un poco a la consecución de recursos económicos ofrecidos por el Estado o por algunas ONG, desvirtuando su razón de ser.
En conclusión, el anhelo de paz en el país sigue resultando complejo porque la guerra ha signado el corazón de muchos, dejando ecos que no son tan fáciles de desheredar, desapropiar, olvidar. Quedan en el ambiente muchas inquietudes respecto a los impactos de la guerra y el aporte del teatro a la construcción de paz, visiones que en ciertos sentidos se atraen y se rechazan. Sin embargo, el diálogo en sí mismo sugiere eso, y por eso esta tertulia resultó transformadora y valiosa.
https://rodeemoseldialogo.org/wp-content/uploads/2024/05/Logo-azul-espanol-300x270.png00Rodeemos el Diálogohttps://rodeemoseldialogo.org/wp-content/uploads/2024/05/Logo-azul-espanol-300x270.pngRodeemos el Diálogo2015-11-18 09:09:112024-08-13 17:33:56Tertulia de Reconciliación y Paz
Conversatorio: Comunidades vulnerables, desmovilizados, reconciliación y convivencia
21 de octubre de 2015
En este conversatorio que se llevó a cabo en la Asociación de Exalumnos de la Universidad de los Andes, Uniandinos, compartieron con nosotros sus historias Duván Barato, desmovilizado de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) en 2006, e Ildefonso Henao, desmovilizado del Ejército Popular de Liberación (EPL) hace más de 25 años. Ambos han trabajado largos años con otros desmovilizados de diferentes movimientos armados y con las víctimas del conflicto.
La asistencia fue muy diversa: una docente guionista, una empresaria, un reportero, un fotógrafo, estudiantes, alguien que fue víctima de desplazamiento, una ex- secuestrada, miembros de Uniandinos y de Rodeemos el Diálogo y personas que trabajan desde iniciativas personales para enseñar un idioma diferente al de la violencia. Todos concordaban en sus razones para estar en el encuentro: querían escuchar algunas voces del conflicto, pero sobre todo expresaron que quieren vivir y soñar con un país en paz, sin miedo, donde la gente desplazada de sus fincas pueda volver a su tierra y donde el compromiso por la vida sea un estandarte de todos.
Ante las preguntas sobre cómo son el proceso de desmovilización y el trabajo con las víctimas, Duván nos relató por qué dejó de combatir por voluntad propia. Al iniciar como patrullero de la policía tenía claro que quería proteger al pueblo; se les enseñaba a combatir al comunismo como una amenaza para el país. Más tarde saltó a la ilegalidad como parte de los paramilitares, pensando aúnproteger al pueblo, pero ahora utilizando las mismas estrategias de miedo que usaban sus enemigos. Después de darse cuenta de que las instituciones militares estaban permeadas por los paramilitares,y que la política de esta agrupación era favorecer a los políticos que estaban en el poder, decidió dejar ese pasado atrás, desmovilizarse y empezar a estudiar, con apoyo del programa de la ACR de atención al desmovilizado.
Ahora, en su trabajo como psicólogo, su experiencia directa con el conflicto le permite entender con más profundidad a los excombatientes y brindarles así una mejor atención psicosocial, lo que le da una gran ventaja sobre otros egresados de la universidad. Puede darles mejor asesoría a pacientes que sufren de situaciones como el abandono, la marginalidad o las fracturas emocionales. Se les permite hablar sobre lo que no es tan fácil hablar.
En el caso de Ildefonso, la desmovilización fue también compleja porque el contexto social de la época los llevaba a pensar que la revolución lo era todo y que no había futuro como individuos por fuera de ella. La recuperación de la individualidad fue un tránsito difícil, y el Estado no estaba preparado para reintegrar excombatientes a la sociedad. Ildefonso subraya de manera enfática que los desmovilizados tienen capacidades únicas para aportarle a la sociedad, y es por eso que tanto el estado como la sociedad deben apreciar las habilidades de esas personas que estuvieron en la guerra, ya que en un contexto diferente ayudarán a construir un camino para la paz. No se trata de un cobro de cuentas sino de entender que somos parte del mismo país. Además, se debe tener en cuenta que muchos combatientes fueron reclutados forzosamente o mediante engaños.
Para concluir, nos instan a reconocer al ser humano en el enemigo, a cambiar la mentalidad y ”desarmar” nuestra manera de ver al otro; por esto es necesario aplicar la consigna de “ponernos en los zapatos del otro”. Comprender que la guerra no solamente es mala sino que también es un oficio, pero que muchas veces termina con la muerte. Tal vez por esa razón los excombatientes se sintieron convocados y protegidos por la “familia” del grupo armado, muchos entraron siendo menores de edad, para huir de un ambiente en donde eran víctimas de sus problemas familiares, pero luego se vieron engañados al darse cuenta de que se estaban matando entre ellos mismos.
Es vital que el estado y la sociedad no invisibilicen a los excombatientes. Actualmente existe un verdadero programa de reparación y un programa educativo para los desmovilizados; es necesario mejorar el programa de reinserción del Distrito, que en años anteriores ha hecho una gran labor. Tanto en éste como en el programa nacional, hay que hacer mayor énfasis en la salud mental. Eso es importante para que logren restablecerse y recuperarsu individualidad y humanidad, con lo cual podrán ayudar a otros. Y así, entre todos, será más fácil construir un país en paz.
También es importante resaltar que en este conversatorio RED inició la campaña de “Yo también firmo la paz”, al hacer entrega de unos lapiceros tricolores se buscaba que los asistentes encuentro se sintieran apersonados del proceso de paz, haciendo un gesto simbólico donde cada uno se presentaba y expresaba el motivo de estar allí, cada uno iba afirmando con su respectivo tono y emocionalidad por qué firmaría la paz.
https://rodeemoseldialogo.org/wp-content/uploads/2024/05/Logo-azul-espanol-300x270.png00Rodeemos el Diálogohttps://rodeemoseldialogo.org/wp-content/uploads/2024/05/Logo-azul-espanol-300x270.pngRodeemos el Diálogo2015-11-14 16:35:222024-08-13 17:37:16Relatoría Conversatorio Comunidades vulnerables, desmovilizados, reconciliación y convivencia
El 3 de Noviembre de 2015 en las instalaciones del Consulado de Colombia en Londres se llevó a cabo la inauguración de la exhibición Los Rostros del Perdón, evento organizado por la Fundación Plan Perdón y apoyado por Rodeemos el Diálogo (ReD), St Ethelburga’s, Canning House, la Embajada y el Consulado de Colombia en el Reino Unido. Su apertura se dio en una de esas noches lúgubres, frías y ligeramente lluviosas londinenses que convirtió la sala del consulado en un perfecto resguardo para la reflexión íntima y personal alrededor de las siete imágenes e historias que hacen parte de la exhibición. En este ámbito ceremonial y tras unas breves palabras del Embajador, Dr. Néstor Osorio y la presentación de David Giraldo, director de la Fundación Plan Perdón, los relatos de propias experiencias de perdón y reconciliación de algunos de los casi cuarenta asistentes a la inauguración, no se hicieron esperar.
La exhibición presenta los rostros y las historias de colombianos y colombianas de diferentes edades, que han sido víctimas de cierto tipo de violencia en su país. Algunos han sido víctimas de la guerra, del narcotráfico, de la intolerancia, del maltrato, del abuso sexual o de manoteo escolar. Los Rostros del Perdón enfrenta al visitante con una realidad colombiana que a veces se confunde con cotidianidad y que en ocasiones parece parte esencial de su identidad. Éstos, son retratos de seres humanos reales, con nombre propio, de carne y hueso -como usted o como yo-, que a pesar de su terrible y sentido sufrimiento físico y psicológico decidieron perdonar a sus agresores y continuar adelante con sus vidas en vez de vengar, agredir, sentenciar, odiar o matar. Y que además de enfrentar sus miedos y reajustar sus vidas, se resistieron a quedar en el olvido de esa efímera memoria colectiva Colombiana, para contar su historia y ser ejemplo del perdón, el valor y la esperanza. Son entonces las imágenes de estos héroes del perdón, las que la exhibición trae para la comunidad colombiana y todos los interesados hasta el 20 de Noviembre de 2015 en el Consulado de Colombia en Londres.
Esta exhibición es una oportunidad para reflexionar acerca de las experiencias individuales de perdón, el diálogo y la reconciliación, y su potencial como herramientas de cohesión social claves para reformar la cotidianidad colombiana y su misma identidad más allá de la eventual salida negociada a los 50 años de conflicto colombiano que se negocia actualmente en La Habana.
Con su participación en este evento, los miembros de Rodeemos el Diálogo (ReD) reafirman una vez más su misión de promoción de la cultura del diálogo entre colombianos, colombianas, amigos y amigas de Colombia creyentes en la salida negociada al conflicto armado colombiano.
ReD agradece a Plan Perdón, al Cónsul General Rafael Merchán, el capítulo de javerianos en el Reino Unido y a todas las organizaciones convocantes por permitir nuestra participación en esta memorable iniciativa y hacerla un evento gratuito y abierto al público londinense en general.
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https://rodeemoseldialogo.org/wp-content/uploads/2024/05/Logo-azul-espanol-300x270.png00Rodeemos el Diálogohttps://rodeemoseldialogo.org/wp-content/uploads/2024/05/Logo-azul-espanol-300x270.pngRodeemos el Diálogo2015-11-10 11:42:232024-04-26 20:55:04Exhibición Los Rostros del Perdón, Londres. 3 al 20 de Noviembre 2015
Invitado: Rafael Baena – Periodista y escritor colombiano.
Octubre 22 de 2015
En esta oportunidad Rodeemos el Diálogo conversó con Rafael Baena a cerca de la literatura y sus relaciones con el conflicto y la paz en Colombia. Desde sus inicios en los años 90 como redactor y posteriormente como editor, trabajó en reconocidos periódicos y revistas, como El Espectador y Cambio 16. Años más tarde decidió marcar una distancia respecto del periodismo para dedicarse exclusivamente a su gran pasión: la escritura y la fotografía.
Foto: El Pais
Durante su ejercicio periodístico, escribió tres novelas motivadas además por las inquietudes que le manifestaban sus tres hijos –aun pequeños– respecto a qué era lo que estaba pasando en el país. Escribió su primera novela pensando en los jóvenes. En ella, se inventó un país sacudido por guerras civiles y problemas agrarios como expresión de lo que fue el siglo XIX; una historia que con letras daba cuenta de un corazón –un país– reventado. Y a esa primera historia la tituló Tanta sangre vista (2007) como evocación al episodio en que un comandante rebelde no logra explicarse porque después de tanta sangre derramada por la guerra civil, “su gente” –sus hombres– siguen peleando con él y se pregunta ¿será que tanta bala y tanta sangre vista los ha aturdido de tal manera que no saben que más hacer? Y este proyecto literario ha logrado tal éxito que próximamente tendrá lugar su lanzamiento como novela gráfica.
Su segunda novela Vuelvan caras carajo (2010), que no es más que la expresión de un grito de guerra de la caballería llanera, versa sobre la caballería revolucionaria en la época de la independencia, en un intento de novelar a Juan José Roldón, un capitán negro venezolano quien una vez en el Pantano de Vargas –días previos a la Batalla de Boyacá– “salvó la patria” –siguiendo la petición de Bolívar– de los ataques de la caballería española. Paralelamente, escribe su tercera novela Samaria films xxx (2010). Posteriormente surgió el proyecto La bala vendida (2011) cuyo discurso antibélico sitúa como tema central la guerra de los mil días.
¿Por qué escribir la guerra que ha azotado a Colombia? ¿Por qué fotografiarla? ¿Cómo transcurre la guerra “reciente”, la de su generación? Con todas estas inquietudes nace Siempre fue ahora o nunca (2014) donde el personaje de Raquel Arbeláez permite establecer un hilo conductor entre hechos históricos: la clase media que militó en el M-19, un guerrillero que luego de reinsertarse a la vida civil se dedica al narcotráfico, la de un general honesto que es llamado a calificar servicios luego de expresar en un discurso público la necesidad de hacer reformas sociales y no sólo hacer la guerra, la corrupción de las clases políticas, entre otros. Una historia signada por la violencia que tuvo lugar con mayor fuerza en la segunda mitad del siglo XX y que ha determinado el ADN nacional.
Ante la pregunta: ¿Cuál es el valor agregado de transitar y vivir el ser periodista y escritor? Rafael expresa que hay una pasión en él hacia la escritura y un procesual desencanto del periodismo en el sentido que los medios de comunicación hoy por hoy han desdibujado su razón de ser, aun cuando sin ellos no se tendría acceso a significativa información en el país.
Después reflexionamos sobre la siguiente pregunta: ¿Tiene la literatura un papel privilegiado para hablar de los retos que tenemos como sociedad en términos de reconciliación? Las artes en general son un motor de divulgación de objetivos comunitarios y elevados como la paz, el perdón y la tolerancia. La referencia al tema de la paz llevó a Rafael a comentar que ella consiste en muchas cosas, por ejemplo, en una presencia estatal responsable, en el respeto a los derechos humanos; por eso, va mucho más allá de la firma del acuerdo en la Habana. Aunque aún un importante número de colombianos esté en desacuerdo con el proceso de paz, hoy es un momento histórico para dar un primer paso fuera del círculo vicioso de guerra que ha signado al país. Es importante reconocer que el posconflicto tomará mínimo dos generaciones.
También conversamos sobre la preocupación alrededor de los niveles tan bajos de lectura en el país. En este sentido, se puso sobre la mesa que uno de los principales problema de Colombia es la educación. Más allá de los problemas de la institucionalidad, se planteó el tema de una pedagogía que se enfoque en la motivación por el aprendizaje a través de medios alternativos, como por ejemplo, el arte en todas sus manifestaciones y la literatura en particular.
Al respecto, se expresó que la escritura es liberadora de emociones y desde su capacidad de humanizarnos, ha permitido a muchos, confrontar el conflicto y la guerra del país y contar aquello que desde la institucionalidad no se dice. Una de las participantes compartió su proyecto “cartas de amor en medio del conflicto”, un libro que retrata a través de cartas originales de familiares de personas desaparecidas el horror de la guerra en Colombia.
Otra participante comentó el trabajo colectivo que hace meses ha emprendido con sus compañeros de clase de maestría y que se traduce en la escritura de una novela sobre la paz en Colombia; trabajo colectivo que además surge en el marco de un seminario donde se ha logrado una proximidad a los procesos políticos en Colombia desde 1958 hasta la actualidad a través de novelas, como las que precisamente ha escrito Rafael Baena y otros autores como Evelio Rosero, Mario Mendoza y Héctor Abad. Esta metodología, ha permitido que los estudiantes descubran el valor de poner a conversar política y literatura –confrontándolas con textos académicos– además de no perder esa sensibilidad que parece anularse con la naturalización de la guerra y el conflicto armado.
Finalmente, rescatamos el gran valor de la novela histórica tanto fuera como dentro de la academia y de la literatura en general, no solo como elemento para contar lo que ha pasado sino para transformar la sociedad colombiana. Las experiencias compartidas por los asistentes son una muestra clara de que ello es posible. La tertulia cerró con el lema “Yo firmo por la paz porque”… a lo que los asistentes expresaron: queremos una sociedad mejor, unas generaciones no viciadas por la guerra, creemos en la humanidad, porque es un momento histórico que no se puede desperdiciar, queremos más armonía, no queremos más dolor, tenemos el derecho de vivir en paz, porque debemos ser cómplices de esa gran utopía.
https://rodeemoseldialogo.org/wp-content/uploads/2024/05/Logo-azul-espanol-300x270.png00Rodeemos el Diálogohttps://rodeemoseldialogo.org/wp-content/uploads/2024/05/Logo-azul-espanol-300x270.pngRodeemos el Diálogo2015-11-10 11:25:492024-08-13 17:38:10Tertulia Literaria de Reconciliación y Paz
El Profesor Bill Rolston, de la Universidad de Ulster, habló con ReD en la Universidad de Los Andes sobre los murales políticos. Bill, ya jubilado, pasó 35 años dictando cátedra de sociología y justicia transicional. En 1981 comenzaron a interesarle los murales políticos, pues le gustaba la manera como se podía tomar una idea política compleja y hacerla reconocible. Afirma que hay veces que le encanta el arte, aún en casos en que odia la política.
Gran parte de su interés se concentra en su país natal, Irlanda del Norte, pero ha estudiado el arte callejero también en Chile, Gaza, Irán y otros países. El Leverhulme Trust apoya su investigación sobre el arte callejero en Colombia, y ya ha explorado varias ciudades colombianas.
Antes de referirse a imágenes específicas, aclaró que para él los grafiti no son tan importantes como el arte. Para comenzar, es un académico y hay un sesgo en la academia, lo que significa que los académicos buscan declaraciones o mensajes explícitos y es menos probable que se concentren en cosas tales como las etiquetas (“tags”) de los artistas grafiteros. Otro problema es que los “viejos izquierdosos” como él se sienten más cómodos con mensajes explícitos, no indirectos.
Rolston dio ejemplos de murales con mensajes claramente políticos que vio en Bogotá, incluyendo uno con el número de víctimas del desplazamiento forzado y otro con las víctimas de la Unión Patriótica (UP, partido de izquierda), así como varias imágenes dentro y alrededor de la Universidad Nacional. Sin embargo, cuestionó el estilo indígena de la zona de la Candelaria. En cierto sentido esas imágenes se pueden comparar con murales similares, como los que se observan en Toribío. La diferencia es que en Toribío están enraizados en la zona indígena y con frecuencia son obra de artistas indígenas. La pregunta que surge en cuanto a imágenes indígenas por artistas no indígenas en áreas no indígenas es si son menos auténticas. Y el peligro es que lo que se refleja en estos últimos murales es su “exotismo” más que su política.
Terminó sus observaciones sobre Bogotá admitiendo que su rechazo de los grafiti no funciona en esta ciudad. En sus viajes por Colombia tuvo la impresión que los grafiteros y grafiteras de otras ciudades admiran los de Bogotá por su habilidad e ingeniosidad. Al mismo tiempo, piensan que quizás los bogotanos han tenido la vida fácil. Bogotá no sufrió las masacres que se presentaron en muchas áreas donde hay murales. Los grafiteros y grafiteras bogotanos no tienen que pintar con un ojo atento a que aparezcan los paramilitares, como ocurre en algunos otros lugares.
En toda Colombia los artistas callejeros bogotanos tienen la reputación de tener la vida fácil: Bogotá no ha vivido las masacres – y sus artistas hacen política a distancia. Sin embargo, Bogotá es la única ciudad que él conoce en que se haya asesinado a un grafitero. Diego Felipe Becerra tenía 16 años y fue abatido por un policía que afirmó que pensaba que Diego era un ladrón armado.
Al hablar de Cali, Bill mostró un mural famoso del Museo Libre de Arte Público de Colombia, que mostraba una serie de mujeres desnudas a la entrada de una estación del metro. La diversidad de las mujeres parecía expresar que aunque no todas las mujeres son iguales – “no hay que meterlas todas en un mismo grupo” – sin embargo todas tienen los mismos derechos. Sin embargo, Bill utilizó la oportunidad para señalar cómo a veces los murales pueden convertirse en “ruido blanco”. ¿Cuántas de las 20.000 personas que pasan frente a ese mural cada día captarían el mensaje de diversidad e igualdad de derechos?
Comenzamos Buenaventura con una imagen del espacio humanitario de Puente Nayero. Después de un breve recuento de la historia de este espacio humanitario, Bill mostró un enorme mural que representaba la historia de Buenaventura. De allí pasó a Toribío, diciendo que este es su lugar favorito para el arte callejero. En el pueblo, con sus vínculos con los indígenas Nasa, Bill encontró que los murales indígenas son más políticos, contrastando con el exotismo de Bogotá. Se observaron ejemplos de la resistencia indígena, con el maíz como símbolo principal.
Aunque no se encontraron muchos murales en Mocoa, algunos tenían el apoyo de grupos de derechos humanos de las mujeres. Bill comparó a Mocoa con Barrancabermeja, donde encontró murales con una mayor influencia de la lucha entre los sindicatos y los paramilitares. Pasamos rápidamente por Cartagena, donde hay pocos murales que destacar, y llegamos a Mampuján, donde Bill encontró mensajes políticos relacionados con la violencia paramilitar. Cada ciudad colombiana tiene su propia situación política y sus murales reflejan esa situación específica.
Terminamos en Medellín, con una gran influencia del hip-hop. Aunque al principio puede parecer una versión más pequeña de Bogotá, es un lugar muy diferente para trabajar. Puesto que persiste un mayor nivel de presencia paramilitar en Medellín, los grafiteros tienen que ser más discretos que en Bogotá. La foto que acompaña este texto es un ejemplo que viene de la Comuna 13, víctima de la Operación Orión.
A continuación se desató una animada discusión. La primera pregunta fue sobre las similitudes y diferencias entre el arte callejero en Colombia y en Irlanda del Norte. La conclusión de Bill es que cada país es diferente – y que hasta las ciudades de Colombia son diferentes entre sí. El contexto político de cada una determina qué tipo de arte callejero se observa. Un factor común a todos es que con frecuencia los murales políticos se relacionan con la memoria, una característica especialmente pronunciada en Colombia.
Otra pregunta se refirió a su movilidad al interior de Colombia, y Bill elogió la ayuda y el apoyo de los activistas, los grupos de mujeres, las ONG y las víctimas, sin quienes no hubiera podido realizar este proyecto. También hablamos de la relación entre los gobiernos locales y los artistas callejeros, y que tras la muerte de Diego se generó bastante apoyo. Otro asistente se refirió al tono anti-Estados Unidos de los murales en Colombia, a lo que Bill respondió que no había encontrado muchos murales específicamente en contra de Estados Unidos.
Otro participante preguntó: ¿cómo se aprende a “leer murales”? La respuesta de Bill fue sencilla: se aprende de las personas que saben leerlos. Se centra en los símbolos. Por ejemplo, en Gaza el símbolo más común es la llave. Las llaves representan las llaves de los hogares de poblaciones palestinas desplazadas por Israel. La llave representa, entonces, la memoria, la represión y la esperanza de regresar y volver a usarlas.
Otro asistente quería saber si los murales en Irlanda del Norte habían cambiado tras la firma del acuerdo de paz, y si Bill ha percibido cambios en Colombia. ¿Ha habido un giro hacia el futuro? Aunque en Colombia no ha notado nada así, Bill nos instó a no pensar en términos literales. Los mismos símbolos aparecen durante y después del conflicto, pero su significado se redefine. Dio el ejemplo de Bobby Sands en Irlanda del Norte, cuya imagen se transformó, de “apoye la guerra” a “no hemos abandonado a Bobby Sands, venga con nosotros (al proceso de paz)”.
Tocamos brevemente el tema de los murales que expresan oposición al proceso de paz, o si hay grafiti de derecha. Aunque los grafiti normalmente se asocian con la izquierda, sí se encuentran grafiti de derecha. La línea divisoria entre víctimas y perpetradores no siempre es clara. A menudo, los perpetradores se sienten, o se han sentido, victimizados de alguna manera. ¿Se les debe permitir poner mensajes en las paredes? En últimas, del conflicto resulta un nuevo tipo de batalla: la batalla por la memoria, por las víctimas, todo ello desarrollándose en los espacios públicos.
Esta idea se profundizó con una pregunta sobre las debilidades del proceso de paz de Irlanda del Norte y cómo podrían relacionarse con Colombia. Quizás la idea de la memoria no se trató tan a fondo durante el proceso de paz, y por esa razón el conflicto persiste. Puede ser, pero Bill cree que generalmente cuando uno se aleja de la guerra, se aproxima a un “meta conflicto”, una guerra en torno a la memoria, un acalorado debate en torno a qué generó el conflicto inicialmente .
Por ende, concluimos que después de la guerra se genera un conflicto sobre las razones del conflicto, y los murales son uno de los medios a través de los cuales se despliega esta disputa.
https://rodeemoseldialogo.org/wp-content/uploads/2024/05/Logo-azul-espanol-300x270.png00Rodeemos el Diálogohttps://rodeemoseldialogo.org/wp-content/uploads/2024/05/Logo-azul-espanol-300x270.pngRodeemos el Diálogo2015-11-02 16:08:172024-08-13 17:40:47Murales, conflicto y guerra: Reflexiones preliminares de Bill Rolston Conversatorio de Rodeemos el Diálogo en la Universidad de Los Andes
Invitado: Julián de Zubiría, pedagogo, Rector del Instituto Merani
Tema: Pedagogía y habilidades para la paz y la vida
26 de septiembre de 2015
Julián de Zubiría nos habló de pedagogía, del sistema educativo, de sus debilidades y sus implicaciones en la sociedad del futuro. Nos cuenta que hace 30 años decidió trabajar una nueva forma de enseñar, con un currículo diferente, diferentes criterios y formas de evaluar. El Ministerio de Educación no estuvo de acuerdo, pero desarrolló su propuesta.
La idea fuerza de Julián es que el sistema educativo se centra en la trasmisión de información, y no en la formación de los estudiantes para vivir en sociedad. Es decir, se crean dos realidades, una que se vive en la vida diaria y otra en la escuela. Tampoco se les capacita para argumentar, contradecir y ser críticos. Según el antiguo proverbio, se les da un pescado (información), pero no se les enseña a pescar (pensar). La educación está mal concebida. Para ilustrar sus críticas, Julián hace referencia a “The Wall” de Pink Floyd. El sistema educativo ha fracasado rotundamente. Esto se evidencia actualmente en que en Colombia sólo 3 de cada 1000 jóvenes de 15 años entienden lo que leen. 50% tienen a los 17 años el nivel de lectura de niños de seis. No se puede desarrollar competencias para la vida si no se desarrollan habilidades básicas como la lectura.
Adicionalmente, no hay articulación entre los profesores de las escuelas, ni entre las instituciones de educación media y superior, lo que lleva a que no se forme a los estudiantes de manera coherente y unificada. Sin embargo, rescata la educación inicial, hasta los 5 años, dado que hasta ese momento no ha empezado la trasmisión de información.
Respecto a la guerra, dijo que ésta siempre degrada la vida humana. Pero cuando dura tanto como en Colombia, la guerra tiene un impacto mucho más grande; permea todas les estructuras del Gobierno, las instituciones y la sociedad. Un ejemplo de ello es el lenguaje que se maneja en la educación: expresiones como “concentración escolar”, “bandas de guerra” o “desertores escolares” (los que salen del sistema) son términos bélicos, agresivos. Y el lenguaje de la izquierda es igual de intolerante que el de la derecha.
Asimismo, se ha fracturado el tejido social en Colombia; ya no se confía en el otro. La cultura mafiosa al estilo de “el vivo vive del bobo” se ha establecido en el corazón de la sociedad. La estructura valorativa de las personas se ha visto trastocada. Y es aquí donde se ve la importancia de la educación, ya que el problema no son ni los ex combatientes, ni los combatientes, sino toda la sociedad, que se ha llenado de odio y desconfianza.
Hay que cambiar el modelo educativo – y el sentido mismo de la educación que se imparte actualmente. Pero a corto o mediano plazo es muy difícil de llevar a cabo esa transformación en el plano institucional. Asimismo, es muy largo el tiempo necesario para romper las estructuras que la guerra ha creado en la sociedad colombiana. Tomará décadas transformar las estructuras valorativas generadas por la guerra.
Ante la pregunta sobre qué se está haciendo bien en educación, Julián dice que se ha mejorado la cobertura, y que se está tendiendo a pensar más en la integralidad y en formar en competencias ciudadanas. Menciona el programa de “maestros formando maestros” que implantó Abel Rodríguez cuando fue Secretario de Educación aunque el actual secretario no lo continuó. Considera que es muy buena la Ley General de Educación, que creó el Proyecto Educativo Institucional; piensa que se debe volver a este modelo, dándoles autonomía y acompañamiento a los colegios.
Es necesario replantear la formación de los docentes, aunque esto es sólo una parte; se requiere reformar el sistema educativo, y sacar la educación pública de la pobreza. El sistema actual agrava la inequidad, pues marca grandes diferencias en las oportunidades dependiendo de la calidad de educación según el colegio al que se tenga acceso.
Para Julián la idea de Rodeemos el Diálogo es muy profunda. Hay que continuar con ella, poner personas diferentes a dialogar; y para lograr mayor impacto, llegar al corazón de la gente, buscar no sólo transmitir ideas sino emociones, a través de actos simbólicos. Esto es lo que hacen con mucha eficacia las voces que se oponen al proceso de paz.
La Cátedra para la Paz como está concebida actualmente es una idea floja, tradicional. Lo que no implica que la educación para la paz sea un caso perdido: para Julián – y aquí hubo consenso – la educación para la paz debe desarrollar competencias cognitivas, valorativas y prácticas; habilidades transversales básicas para vivir, pensar y comunicarse, para conocerse y conocer al otro, para vivir con tolerancia… es decir, para ser más humanos, de forma tal que pueda crearse un futuro diferente. Se debe privilegiar el ser por encima del saber y convertir la paz en una competencia transversal. Y es que, tal como lo manifestó, “Las guerras nacen en la mente de los hombres, entonces la paz también. Si construimos esta sociedad, también podemos construir otra”.
00Rodeemos el Diálogohttps://rodeemoseldialogo.org/wp-content/uploads/2024/05/Logo-azul-espanol-300x270.pngRodeemos el Diálogo2015-10-16 13:21:252024-08-13 17:44:31Pedagogía y habilidades para la paz y la vida
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