Los líderes, nuestros superhéroes

11 de julio de 2018

Oriana Soler y Camilo Villarreal

Imagen 1.pngComo Los Increíbles, los líderes enmascarados protegiendo su identidad.

¿Cuantos ya vieron la nueva entrega de Los Increíbles? Muchos de los “centennials” crecimos con las películas de Disney Pixar, siguiendo a los personajes en cada entrega de las muchas sagas cinematográficas. Dentro de estas sagas, una de las más esperadas fue la segunda parte de Los Increíbles, que fue estrenada este año tras catorce de espera. Fuimos a verla el miércoles, porque era cine a mitad de precio, y encontramos que además de las cómicas escenas donde un bebé lucha contra un mapache descubriendo sus poderes, esta película lleva un mensaje urgente para la realidad de Colombia.

La película es sobre la reivindicación de los súper, en una sociedad que prefiere el mal a las incomodidades que puede causar la lucha contra él. Se culpa a los líderes por la destrucción de la ciudad, cuando realmente buscan proteger a su comunidad del mal. De ahí se derivan una serie de estigmatizaciones que realmente protegen a los villanos, destruyen a los héroes y muestran cómo el Estado es incapaz de luchar contra los males que afectan a las comunidades. Parece como si Disney hubiera conocido la situación de los líderes sociales en Colombia y hubiera decidido caricaturizarla, incluyendo la persecución policial y el desplazamiento forzado de muchos de ellos.

Estamos ante ese mismo problema: una sociedad que se ha acostumbrado a que le hagan daño y que estigmatiza a quien actúa para evitar que esto siga siendo así. Que prefiere llamar guerrillero a un líder social, antes que escucharlo y reflexionar sobre lo que está pasando en nuestro país. Con medios que no buscan informar con la verdad, sino con la realidad que les conviene a los políticos de turno. Con empresas interesadas en callar líderes y en invisibilizar la lucha de cientos de comunidades. Vivimos en el mundo de Los Increíbles, seguimos hipnotizados por el Roba-pantallas para creer que es mejor un mundo de malos, de mafias, violencia y corrupción, que uno donde haya gente que quiere hacer lo mejor. Gente que trabaja por su comunidad porque le nace y no porque gane algo por hacerlo. La cultura que distingue a los líderes sociales en nuestro país es realmente diferente a la que se ve en la política, tanto central como regional; es una manera diferente de ver el cambio social. Realmente son nuestros superhéroes.

Pero a la fecha van más de trescientos asesinatos de líderes sociales, ocurridos  durante la implementación del Acuerdo de Paz. Y a medida que crecen las cifras, se hacen mayores los temores de que se repita el genocidio de la Unión Patriótica, en un país que no recuerda lo que fue eso. En un país que estigmatizó a los miembros de ese partido, e inclusive a pueblos enteros como fue el caso de Segovia, y hoy no se alarma cuando las Águilas Negras amenazan líderes llamándolos guerrilleros. Mientras tanto, estas retóricas son reafirmadas por el Estado por medio de la persecución a miembros de Marcha Patriótica como Piedad Córdoba y Francisco Toloza. Inclusive por medio de lo que en algún momento se llamó Farcpolítica, que buscaba vincular con actividades ilegales a congresistas de izquierda, equiparándolos con los parapolíticos. Este tipo de procesos se replican hoy contra el senador Alberto Castilla del Polo Democrático Alternativo y el representante indígena Germán Bernardo Carlosama, vinculados, según la Fiscalía, al ELN.

Ahora, ¿dónde está la solución? ¿Será que la reivindicación de nuestros héroes también está en darles cámaras? Muchos líderes mueren siendo invisibles. Luchan por los derechos de su gente y su territorio, pero por fuera de su vereda nadie conoce su nombre ni su rostro. Quizás la solución esté en dedicarnos a estudiar las diferentes luchas que se dan en todo el país y los esfuerzos que hace cada líder social en su territorio. Conocer de cerca los actores amigables a las luchas sociales que ellos llevan, y saber quiénes son los actores determinados a destruirlos. Tenemos que cambiar nuestro ideal de héroe: no puede ser el hacedor de guerra el objeto de nuestra admiración, sino el constructor de paz.

Tenemos que darnos cuenta de que nuestros héroes no son los de las películas. Los verdaderos héroes de nuestra sociedad son los líderes y lideresas sociales y comunitarios. Defensores de derechos humanos, ambientales, de la restitución de tierras, de la población LGBTI+,  lideresas feministas , representantes de indígenas y afros, presidentes de Juntas de Acción Comunal y de Comités Cívicos. Ellos ponen su pecho en riesgo para buscar lo que quieren sus comunidades. Y puede que no tengan uniforme, mucho menos tienen superpoderes; pero tienen una fuerza de convicción comparable a la del mismo Señor Increíble. Se mueven por ideas, por sentimientos de amor y fuerza positiva de cambio. Son desconocidos y misteriosos quizás, muestran lo que algunos queremos ver cambiado en nuestra sociedad y aquello a lo que otros le tienen miedo. Muestran el país que no sólo tiene de todo, sino que es de todos. Pero bien lo dice la canción de Ana y Jaime (compuesta por Nelson Osorio):

“Ricardo sentó a los hombres y les habló con despacio, palabras verde esperanza vestidas de sal y selva. Les dijo la vida es nuestra, también es nuestra la tierra, y las palabras que traigo son semillas también nuestras… Ay, ay, ay, Ricardo murió ese día.”

#LosHeroesenColombiaSiExisten  #LosLideresSonSuperHeroes

 

 

No-Taller Universidad Tecnológica de Pereira

24 de Marzo

En alianza con la Escuela de Liderazgo para la Paz del Sistema Universitario del Eje Cafetero y la Cátedra de Paz de la Universidad Tecnológica de Pereira, Rodeemos el Diálogo realizó un no-taller de reconciliación con estudiantes y docentes de la cátedra de paz y del diplomado sobre participación ciudadana en la construcción de paz.

Durante cuatro horas 12 personas participaron en diversas dinámicas para reflexionar sobre: (1) el concepto de reconciliación, (2) la relación de su identidad individual y colectiva en la construcción social de un concepto incluyente de reconciliación y (3) la necesidad de contextualizar las ideas ciudadanas de reconciliación con la transición del conflicto armado a la paz que vive Colombia.

El árbol de la reconciliación

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Para construir un concepto de reconciliación que recoja varias reflexiones personales que se van construyendo a lo largo de la vida pedimos a los participantes dividirse en subgrupos, su  tarea era identificar los nutrientes necesarios para que el árbol de la reconciliación florezca. Las Acacias, las Guayacamas y los Yarumos fueron los árboles escogidos. Además de nutrientes como el afecto y el perdón, el subgrupo de las Guayacamas identificó que el amor es pilar que sostiene los frutos de la reconciliación como la solidaridad y la unión.

Fue muy inspirador escuchar la reflexión de cada subgrupo; y muy revelador observar después que los subgrupos no lograron llegar a un consenso sobre una definición de reconciliación.

¿Es un reflejo de la sociedad colombiana? ¿Esta relacionado con una identidad fragmentada de nación?

Identidad individual y colectiva

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La pregunta ¿quienes somos? es compleja y esta relacionada con los conceptos que tenemos de identidad. Individualmente les pedimos a los participantes que representarán a un personaje (real o ficticio) que respetaran. Santiago, el protagonista del El Viejo y El Mar de Hemingway, y Camilo Torres, el cura que optó por unirse al Ejército de Liberación Nacional, fueron algunos de los personajes que escogieron. Su solidaridad, paciencia, y generosidad fueron algunas características para sustentar dicha selección.

Después indagamos por la identidad colectiva, para lo cual organizamos 3 subgrupos; su tarea era escoger una animal con el cual se identificarán los integrantes. El colibrí, por su inteligencia; el águila por su fortaleza y audacia; y las hormigas, por el trabajo en equipo, fueron los animales escogidos.

Los participantes no lograron un consenso sobre que animal representaba a la sociedad colombiana. En la controversia surgieron dos argumentos. Por un lado, la sociedad colombiana es individualista (colibrí y águila). Por otro lado, la sociedad colombiana es colectivista pero los intereses políticos nos dividen (hormigas). El disenso, quizá reflejó su decisión de crear un cruce entre águila, colibrí y hormigas, cuando les pedimos que llegaran a un consenso sobre que animal podía representar a los tres subgrupos: ¡la acolimiga!

La Reconciliación: una apuesta del Acuerdo de Paz Gobierno-FARC

Nuestra identidad individual y colectiva es producto de la existencia de otros que consideramos distintos a nosotros. Les pedimos a los subgrupos identificar aquellos sectores sociales con los que coexisten en el ecosistema de la sociedad colombiana y que los representaran con animales. Algunos identificaron a las FARC con las hormigas, a los paramilitares con las langostas, a los medios de comunicación con los renacuajos, a las instituciones del estado con las serpientes y a las ONGs con las mariposas.

¿Que tan distinto es el concepto de reconciliación para esos sectores? ¿Cómo nos ven esos sectores a nosotros?

Aunque estas preguntas quedaron en el aire, compartimos con los participantes el ejemplo de diálogo entre el Gobierno y las FARC para trabajar juntos por la reconciliación:

"es meta esencial de la reconciliación nacional la construcción de un nuevo paradigma de desarrollo y bienestar territorial para beneficio de amplios sectores de la población hasta ahora víctima de la exclusión y la desesperanza" (Acuerdo Final Gobierno-FARC, 26 nov 2016, p. 2)

El encuentro entre diferentes que se han hecho daño pone en práctica el potencial de la reconciliación. Los conceptos varían según dichos encuentros, pero lo que caracteriza a los procesos de reconciliación es la disposición de construir un futuro distinto para recomponer el daño causado.

Mensajes para los Colombianos

El no-taller cerró sin conclusiones pero abrimos las puertas para seguir preguntándonos ¿qué estamos dispuestos a hacer por la reconciliación? Aquí dejamos dos invitaciones que nuestros participantes hacen a millones de colombianos:

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