Desayuno de Paz No. 14 de 2016

Invitada: Alejandra Llanos (Organización Nacional Indígena de Colombia)

7 de mayo de 2016

Bogotá

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En esta ocasión estuvimos conversando con Alejandra Llano, trabajadora social, perteneciente a  la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) y a la Comisión Étnica y de la Defensa de los Derechos Territoriales. Ha sido coordinadora de las cumbres de paz promovidas por organizaciones como el Congreso de los Pueblos y Marcha Patriótica, entre otras, y representantes de los campesinos y las comunidades indígenas y afro. Nuestra invitada nos habló de los retos que tiene que resolver nuestra sociedad con respecto a las comunidades indígenas y afrodescendientes, quienes han estado durante mucho tiempo en el epicentro del conflicto. Aunque no es indígena de origen, Alejandra se considera indígena de cultura luego de más de veinte años de trabajo con estas comunidades y de haber tenido cargos de representación en cabildos y otras autoridades de pueblos nativos.

Los indígenas en el proceso de paz

Al comienzo de la reunión se hizo una pregunta clave para entender la razón por la cual los pueblos nativos son absolutamente centrales en la discusión de paz y reconciliación: ¿Cómo integrar la diferencia de pensamiento de las comunidades indígenas a la resolución del conflicto? Pues los indígenas de nuestro país no solo han estado incrustados en las zonas más afectadas por el conflicto armado sino que, además, sus visiones acerca de las soluciones han chocado gravemente con las de la sociedad occidentalizada.

Alejandra hizo énfasis en la necesidad de que los indígenas sean escuchados en La Habana, aclarando que la ONIC no desea tener sólo una audiencia, como las que tuvieron las víctimas: también que se incluya una agenda especial para los indígenas y afrodescendientes en la Mesa, donde las comunidades tengan el espacio de al menos una semana para discutir sus preocupaciones y figurar de manera activa en los acuerdos que tienen que ver con sus comunidades. Los indígenas piden que se reconozca su autonomía. Piensa que se tendría que abrir una mesa o comisión especial para ello. Tampoco entienden cómo funcionarían el control y la autoridad en las Zonas de Concentración, en relación con la guardia indígena, en caso de que coincidan con sus territorios. Así mismo, buscan que estas zonas no interfieran con territorios ocupados por minorías o territorios ancestrales. Expone que pedirán que se respeten las salvaguardas y los principios de interpretación cultural frente a cada acuerdo.

La ONIC espera que se recojan las expectativas de la Cumbre Agraria y de las 13 Cumbres de Paz como ruta de resolución de conflictos y de reordenamiento territorial. Articular las figuras organizativas que ya existen para que las diferencias de éstas con lo que se proponga no sean fuente de nuevos conflictos.

Justicia Transicional y Justicia Indígena

Otra preocupación que expresó Alejandra fue en relación con la manera en que la justicia indígena, independiente y autónoma, que goza de protección constitucional en la Ley colombiana, va a entrelazarse con la justicia transicional acordada en La Habana. Se refirió entre otros a los casos en los que la justicia indígena ha tomado acción contra miembros de su comunidad que se han hecho insurgentes y que ahora serían protegidos por la justicia transicional.

Por eso también es esencial que se tome en cuenta a los indígenas en la definición de los procedimientos. Hay dudas sobre las circunscripciones especiales para la paz. Las comunidades tienen unas “zonas de restablecimiento de la armonía” un programa en donde se ubican los jóvenes que vuelven.

Paz territorial

Cada vez es más claro que la paz territorial es uno de los temas claves para la reconciliación, y Alejandra lo reiteró: una de las preocupaciones serias en este nuevo proceso es que en la restitución de tierras se deben evitar conflictos sobre todo entre comunidades minoritarias (indígenas y afrodescendientes, entre otros) y campesinos. Menciona el decreto 2333 de 2014 para protección jurídica de los territorios indígenas ancestrales donde hay apropiación y habitación de las comunidades. Es un decreto que requiere un desarrollo para que se cumpla lo allí establecido. Hace referencia también a la consulta previa que debe cumplirse siempre que un nuevo proyecto afecte a las comunidades.

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Autorrepresentación

Alejandra nos aclaró que ella no representa a la comunidad indígena entera. Esto, como lo planteó, bordea la imposibilidad, dado que hay varios grupos de representación tanto de indígenas como afrodescendientes y también secciones de la comunidad que no están representadas, por decisión propia o por otras circunstancias. Ella es vocera de los que están agrupados en la ONIC: ochenta y cuatro pueblos de los ciento dos que existen. Por otra parte explica que es difícil pensar en una unidad ya que hay mucha diversidad, además de que no todos están organizados.

Alejandra habló de las maneras en que se ha propuesto la representación indígena en la mesa. Habló sobre todo de la necesidad de una representación elegida por los pueblos indígenas y no por el Gobierno nacional. Es esencial además que sean escuchados los representantes elegidos por los pueblos tanto por elección directa, como por medio de sus autoridades y grupos. Sin embargo, anotó que con frecuencia no todos los miembros de comunidades minoritarias están representadas, pues esto es imposible dado que no todas las personas étnicamente minoritarias están buscando ser representadas políticamente.

 

Como reflexión final se resaltó la importancia de buscar la forma de armonizar las diferencias entre las  diversas expectativas y propuestas de organización. Esto es una muestra más de que la paz no se construye en La Habana sino acá, en el territorio, entre nosotros.