Desayuno de Paz No. 23 de 2017

Invitada: Olga Amparo Sánchez, Casa de la Mujer

Tema: El papel de las mujeres en la construcción de paz.

15 de julio de 2017

Olga Amparo Sánchez se caracteriza a sí misma como feminista, paisa, madre y abuela. Hace parte de la organización Casa de la Mujer, que trabaja por los derechos de la mujer y evidenciar la estigmatización del género dentro de la sociedad para poder combatirla y alcanzar la igualdad de oportunidades y derechos. Esta organización tiene 35 años de vida, y desde sus inicios ha acompañado a mujeres víctimas de las violaciones de sus derechos.

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Una constante histórica, geográfica y de estrato: la violencia contra las mujeres

Olga Amparo hace un recorrido histórico de décadas recientes, desde la persecución durante el Estatuto de Seguridad de Turbay Ayala, que incluyó innumerables casos de tortura, abuso y violación sexual contra las mujeres, hasta hoy, y encuentra que Colombia sigue teniendo el patriarcado como sistema sociosexual. Esto tiene serias consecuencias para el rol de la mujer en la sociedad, pues la hace subordinada y la priva de su autonomía. Olga Amparo resalta la necesidad de que nos deconstruyamos y deconstruyamos los imaginarios, rompiendo los mandatos que hemos heredado de generación en generación.

Pero resulta difícil que la mujer se pueda construir a sí misma (que sería lo ideal) pues la subordinación le aporta ganancias secundarias: la aparente seguridad y compañía de un hombre. Pero la necesidad de seguridad o compañía no implica restringir nuestra autonomía: reconocer que necesito al otro no implica castrarme. Todos los seres humanos dependemos de otros; después de todo, somos seres sociales con necesidades que no podemos satisfacer en su totalidad por nuestra propia cuenta. La autonomía también implica el reconocimiento de la necesidad del otro.

Por otra parte, la sociedad no está acostumbrada a las mujeres autónomas. Pero si las mujeres van a hacer un aporte a el proceso de paz, es necesario que puedan desplegar sus capacidades por fuera del rol de mamá y ama de casa. Así podrán ser líderes dentro de las comunidades y generar cambio. Para esto es necesario que puedan tener acceso a las oportunidades de las cuales los hombres gozan con más facilidad y frecuencia, como la educación.

Las mujeres víctimas de la violencia armada experimentan privación económica, social, política y en términos de educación. La violencia se da en todos los estratos y poblaciones, pues se ha convertido en una forma de ejercer el poder y en una matriz del país. Para sobreponerse a ella, es necesario que sean fuertes, que denuncien y que luchen por lo que les importa. Además, es necesario un acompañamiento para concientizar a la mujer y hacer que todo esto deje de parecerle natural. Resulta también muy importante reproducir el pensamiento de igualdad para romper con los esquemas sociales; solo así podrá la mujer alcanzar cierto grado de autonomía y hacer una aporte a la construcción de la paz. Las mujeres tienen que conquistar su autonomía.

Las mujeres cumplen un papel muy importante pues viven el conflicto de manera diferente. Además de ser víctimas del desplazamiento, muchas tienen que enfrentar situaciones sumamente inhumanas, como el entierro de seres amados (asociado al papel de esposas y de madres) y el abuso sexual. Al estar tan involucradas en el conflicto, su papel adquiere importancia.

El poder del diálogo

En cuanto al poder del diálogo, y específicamente a los diálogos con las guerrillas o los paramilitares, Olga Amparo estima que a pesar de lo difícil que resulta reconocer al otro cuando es tan distinto, es necesario humanizar al contradictor, verlo de frente y desde su condición humana y así descubrir que no es un monstruo. Sólo el diálogo puede lograrlo.

Se refiere, por ejemplo, a la falta de arrepentimiento por parte de los victimarios. Lo más común, dice, era que los perpetradores de la violaciones de los derechos humanos hablarán de forma “natural” acerca de las cosas que hacían. Por ejemplo, les advertían a las madres que no siguieran buscando a sus hijos desaparecidos porque sus cuerpos habían sido arrojados al río. Doloroso como puede ser esto, nos reafirma en cuanto a la necesidad de cambio.

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El feminismo y sus detractores

El feminismo es especialmente criticado y antagonizado por el capitalismo y el patriarcado. El feminismo no es rentable, pues exige la igualdad de oportunidades laborales y salariales de mujeres y hombres, y esto no les conviene a las empresas. Aparecen entonces prejuicios y resistencias frente al feminismo. Está también el hecho de que la autonomía implica compartir el poder, lo que hace que se vea como una amenaza. Pero Olga Amparo señala así mismo que Los roles sociales también afectan a los hombres. Los hombres tienen más derechos pero al mismo tiempo son víctimas de estereotipos y rígidos roles; deben ser fuertes y demostrar su capacidad como proveedores y como amantes.

Así pues, las causas estructurales del conflicto no son sólo la pobreza y la desigualdad, sino que tienen que ver también con los imaginarios y las matrices culturales que debemos constantemente cuestionar y deconstruir.