Perdonar es el próximo paso en la construcción de paz
Por: Sofía Porto
No es difícil notar que Colombia está en medio de una de las transformaciones más grandes de su historia. Tras más de medio siglo de guerra y gracias a múltiples esfuerzos de diferentes sectores de la sociedad, la terminación del conflicto armado entre el Gobierno y las FARC-EP es ahora una realidad y por primera vez en muchos años la paz en Colombia ha logrado salir del plano imaginario y con ello posicionarse como una meta alcanzable por la que todos debemos trabajar. Sin embargo, a pesar del trabajo que muchos realizan en pro de la construcción de paz, no es un secreto que el país se encuentra inmerso en un ambiente de polarización e indiferencia.
El país está dividido, se ha perdido el respeto por las ideas y posturas del otro, hemos visto desaparecer -tanto en el ejercicio de la política como en nuestra cotidianidad- espacios de diálogo y debate en el que quien no comparta mis ideas no se convierta en mi enemigo. La poca tolerancia frente al otro y sus posturas se ha convertido en uno de los principales obstáculos para la construcción de paz, impidiendo el avance de nuestro país hacia un futuro distinto, uno en el que la cohesión sea protagonista.
(Fuente: http://www.eltiempo.com/multimedia/fotos/procesodepaz2/marchas-por-la-paz-en-colombia/16719333)
En el camino hacia la paz de Colombia aún existen personas llenas de resentimiento, odio y desconfianza, por lo que el perdón toma un papel determinante como proceso individual y colectivo en el que los sujetos se tienen que confrontar, frente a sí mismos y su entorno, con sus propias experiencias, vivencias e historias, sobreponiéndose a emociones de odio, ira y rencor. Dado que el perdón no es un acto que se logra a partir del olvido, perdonar supone un trabajo sobre las emociones y actitudes de resentimiento. Es a través del perdón que lograremos regenerar el tejido social y los lazos de confianza y afecto rotos tras más de cincuenta años de guerra.
El perdón es un proceso que viene acompañado de pequeñas acciones, del reconocimiento de nuestros errores y del daño que le hemos podido ocasionar a quienes nos rodean. Al momento de perdonar, abrimos paso a la reconstrucción de la confianza que hemos perdido, abrimos paso a la reconciliación, que se hace necesaria en un país que está en plena construcción de un futuro distinto.
La poca tolerancia frente al otro y sus posturas se ha convertido en uno de los principales obstáculos para la construcción de paz, impidiendo el avance de nuestro país hacia un futuro distinto, uno en el que la cohesión sea protagonista.
Es el momento de empezar a sanar y reconocer la humanidad en el otro para así lograr restablecer los vínculos que se fueron deteriorando debido a nuestros bajos niveles de respeto, escucha y tolerancia. El perdón es necesario en los procesos de reconciliación. En palabras de Andrei Gómez-Suárez: “La gramática de la reconciliación nos permite dejar de recrear la realidad en blanco y negro. Identificar los matices nos enriquece y transforma nuestra experiencia del presente”. Y esta es precisamente una de las razones por las que la reconciliación se ha convertido en una de las metas más importantes y trascendentes en el momento histórico que vive Colombia. Meta que solamente será posible alcanzar si estamos dispuestos a perdonar.
Teniendo en cuenta que las heridas no se sanan solamente en una mesa de negociaciones ni son únicamente ocasionadas por un conflicto armado, es pertinente afirmar que el asunto del perdón nos compete a todos desde nuestra cotidianidad. Para aportar a la construcción de paz en Colombia, son importantes los pequeños actos de perdón y reconstrucción de vínculos. De esta idea nace la Jornada Nacional por la Reconciliación y el Perdón, una iniciativa liderada por jóvenes preocupados por el futuro de Colombia y convencidos de que es precisamente desde la juventud que lograremos sensibilizar a una nación marcada por la guerra. Este 30 de agosto a las 12 del día, diferentes instituciones educativas suspenderán las actividades que normalmente llevan a cabo para dar paso a esta jornada, un espacio que a través de actos simbólicos, de reflexión y sensibilización, busca sembrar las semillas de la reconciliación nacional.
La invitación a participar de esta jornada -que cada vez cuenta con el apoyo de más personajes y organizaciones, como el educador Julián de Zubiría, el movimiento “Todos por la Educación” y Rodeemos el Dialogo (ReD) se extiende a toda la sociedad civil para que este 30 de Agosto, a través de gestos masivos de perdón y afecto, demostremos que la paz y reconciliación si son posibles en Colombia.
Excelente, esos son los líderes que necesitamos con pensamientos frescos y de avanzada, y entre todos le cambiaremos la cara a nuestro país; Rsav cara de uribe y su séquito, que lo único que hace es polarizar al país enseñando odio y rencor hacia otros seres humanos. Con él no hay reconciliación ni perdón.