Desayuno de Paz No. 9 de 2017
Invitado: Juan Gabriel Gómez, IEPRI, Universidad Nacional
Tema: El estado de la democracia en Colombia y el mundo
19 de marzo
Para comenzar, se invitó a los asistentes a contestar la pregunta si el estado de la democracia está bien o mal. La mayoría contestó que la democracia está fallando en Colombia y el mundo. Solo dos participantes dijeron que hay que tener esperanza. En general se habló del replanteamiento del modelo en Colombia y de mejorar el sistema.
Quien es Juan Gabriel Gómez
Profesor del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI) de la Universidad Nacional, con un Doctorado en Ciencias Políticas en los Estados Unidos y estudios de Derecho. Trabajó en organizaciones no gubernamentales y de derechos humanos y fue candidato a la asamblea constituyente como representante de los jóvenes.
Diagnóstico del estado de la democracia en Colombia y a nivel mundial
El invitado hizo una subasta de un billete de 50.000 pesos, para señalar cómo personas racionales nos dejamos involucrar en un ejercicio supuestamente racional, de la misma manera que en la democracia las personas racionales participan en un juego muy irracional. Según Juan Gabriel Gómez, los políticos funcionan en las elecciones con un horizonte temporal, donde la meta cada vez está en la siguiente elección y el que gana es quien tiene más plata, no necesariamente el mejor. Para él los políticos no piensan a largo plazo ni toman decisiones costosas, porque no ganarían; entonces ignoran temas tan serios como el calentamiento global y muchos otros que pueden no aportarles votos.
En nuestra subasta, mantuvimos las reglas del juego a pesar que eran absurdas e impuestas por Juan Gabriel y las aceptamos. Esa es la democracia; en la competencia electoral se cuenta con muchos recursos y el horizonte de los participantes se achica. Colombia tiene la tasa de participación electoral más baja del mundo y viene en declive, como también la confianza en los partidos políticos. A nivel mundial el promedio de confianza en los partidos está en 28%. En Colombia está en el 17%.
La paz en Colombia y las elecciones del 2018
Un gran sector de la población cree que los problemas se arreglan con un hombre fuerte, alguien como Uribe (o como Trump en Estados Unidos). Necesitamos la democracia para elegir un líder que resuelva los problemas y bajarle el volumen al mensaje de que en el país hay impunidad con la guerrilla y que los acuerdos de paz son funestos para la Democracia.
El problema se relaciona también con las reglas de juego de la constitución del 91. Esta nos dejó grandes avances como la carta de derechos, la Acción de Tutela y la Corte Constitucional. Sin embargo las reglas del juego no permiten seleccionar a las mejores personas para que nos representan; favorecen las decisiones personalizadas entre políticos y ciudadanos. Es solo una pequeña minoría la que hace de los asuntos comunes parte de su vida; porque la norma es que si no hay beneficio, no participo ni colaboro. Estas reglas de juego no contribuyen a la democracia, sino a la parte cínica de la política. Los ciudadanos somos cínicos e indiferentes porque sentimos que no tenemos poder para cambiar las cosas; creemos que si nos metemos en política vamos a terminar sucios. El gran desafío hoy es elegir un gobierno que no sea excluyente y que responda a los intereses de todos los colombianos.
¿Qué hacer para contribuir al cambio?
Incentivar a la gente a votar. Controlar el uso de los recursos del estado. Darle poder al Consejo Nacional Electoral para que haga inspecciones sobre las cuentas de los candidatos (el costo promedio de una campaña es 4000 millones de pesos y algunos gastan 150 mil millones y más). Supervisar, y si posible trabajar por que se elimine, el voto preferente, que genera corrupción.
Juan Gabriel nos invita a pensar en una democracia sin elecciones, el modelo ateniense (escogencia por sorteo). Ventaja del sorteo: se da una lista de personas con capacidad para estudiar los problemas comunes y darles solución con mayor independencia. Hay también modelos de democracia directa que se podrían aplicar. En suma, dice, se necesita un cambio profundo en las reglas de juego democrático; si no, el destino de este país es enfrentar nuevas formas de violencia.
Como ciudadanos, tenemos que poner a los políticos bajo presión. Los ciudadanos tenemos poder y no sabemos que lo tenemos. Debemos usarlo para que nunca más se oiga la frase: “¿Usted no sabe quién soy yo?”
Hay que recordarles a los políticos que son nuestros servidores,
exigirles rendición de cuentas.
Reflexiones finales
Al cierre del desayuno se resaltó que a través del dialogo podemos lograr más cosas que con la imposición, es una tarea larga pero hay que empezarla, además que señaló que el humor y la alegría son potentes armas para el cambio, y ese humor y esa alegría nos los demostró Juan Gabriel Gómez.