Extractivismo, movimientos sociales y construcción de paz

Extractivismo, movimientos sociales y construcción de paz:

Cineforo con Pablo Trujillo Director y productor de Pueblo Macizo

Universidad de San Buenaventura

Mayo 13 de 2015

Esta memoria fue escrita en uno de los tres cineforos organizados por Rodeemos el Diálogo (ReD) para hablar sobre los retos que enfrentamos como sociedad en la construcción de paz. Pablo Mejía dialogó con estudiantes de la Universidad Externado de Colombia y de UniCafam antes y después de la realización de este cineforo en la Universidad de San Buenaventura. Las palabras escritas a continuación son la reflexión de dos estudiantes de esta universidad que plasman el tono y el mensaje de su interacción. [1]

¿Qué es ser campesino? Ser campesino es vivir con los recursos necesarios para producir alimentos, es entender el suelo, es comprender la vida que pasa por diferentes fenómenos, es ver en la naturaleza una fuente inagotable de vida, madre proveedora de todo lo necesario; ser campesino, es aprovechar los recursos para dar dignidad a la vida humana.

Son aquellas enormes montañas verdes las que rodean las palabras pronunciadas por Leider Arley, Yamid, Duber Ney, Don Emidio y Pablo, desde donde el sencillo pero profundo acto de respetar el “desorden” de la naturaleza, se ha convertido en un acto político, en un acto de resistencia, en un acto de paz, pero más precisamente, en un acto de amor.

Es esa comprensión de la tierra como su propia existencia, como su razón de ser y su forma de vivir e incluso de morir, lo que se contrapone a aquellos que intentan extraer de ella todo sin ofrecer nada a cambio. La tierra, desde siempre y hasta hoy, ha estado en el corazón del conflicto colombiano. Pero entonces, ¿cómo es que la resistencia y la defensa de la tierra contribuyen a la paz? Esta defensa es la defensa por la diversidad, por la tolerancia, por el respeto a la libertad de los demás. La naturaleza es heterogénea, libre, tan diversa como los granos de maíz en una mazorca, desalineados y coloridos. Y ahí está el secreto de la paz: en valorar dicha diversidad humanamente: ¿Es acaso el oro indispensable para vivir?

En un país en el que el extractivismo hace parte de la historia y la felicidad ha comenzado a verse en términos monetarios, son estas personas las que pueden darnos una perspectiva diferente, una perspectiva sabia en la que lo material pasa a un segundo plano, y la vida  adquiere tal importancia, que se puede sacrificar la propia para defender la de generaciones futuras. Al mismo tiempo, su lucha en medio de una realidad poco conocida e ignorada por personas que, como muchos,  vivimos en esta burbuja de concreto, es admirable pues traspasa los límites que impone el temor para convertirse en un acto heroico.

Desde lejos, muchas veces confundimos a la naturaleza con el paisaje, como lo dijo Galeano. Vamos quitándole cada vez más vida justamente a quien nos la ofrece: la eterna contradicción sobre la cual precisamente, como sociedad, tenemos que cuestionarnos.

[1] Relatores Nataly Andrea Gutiérrez Acevedo y Luis Daniel Alaniz Rodríguez estudiantes de Facultad de Ciencias Jurídicas, Políticas y Económicas

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