Lecciones de los colectivos de Hip Hop de San Cristóbal Sur para la Reconciliación de Colombia

Por: Andrei Gómez-Suárez

Gracias a un par de reuniones con Cathy Bollaert entendí que la reconciliación implica una profunda transformación de nuestra identidad. Desde entonces Rodeemos el Diálogo ha realizado no-talleres de reconciliación con las FARC, con estudiantes de colegio y con la Defensoría del Pueblo. Nunca habíamos compartido con colectivos de Hip Hop, hasta el viernes 11 de agosto de 2017, cuando la Subdirección de Juventud de la Secretaria de Integración Social y el Ministerio del Interior me invitaron a dialogar con líderes de estos colectivos en San Cristóbal Sur. Fue una conversación profundamente cálida al sabor de un canelazo. Un gran ejemplo de la transformación profunda que está viviendo nuestra Colombia.

Acepté participar en esta reunión sin percatarme de las fronteras invisibles que cruzaría para llegar hasta allá. Las fronteras de mi ciudad, que gracias a la necesidad de hablar de paz empiezo a cruzar. El desplazamiento desde Usaquén tomó alrededor de una hora. Hasta el barrio Egipto era un territorio conocido, pero después nos adentramos en el sur de Bogotá. Una zona con calles convexas, un territorio que no se parece para nada a los llanos del Yari, pero que por momentos me recordaba lo distante que están estas calles bogotanas del centro administrativo de nuestro país. Después de subir la “pared”, una calle empinada, que sigue la pendiente de la Cordillera Oriental, llegamos a la parte alta de la localidad y encontramos la Casa de la Juventud. Aquí también debemos construir la Paz Territorial, pensé. Entonces, terminé de comprender, la importancia de la invitación que me habían hecho.

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Lomas neto: Festival Hip Hop por la Paz y la Reconciliación

La reunión duró dos horas. Durante los primeros 30 minutos escuché las presentaciones de los hombres que representaban más de 30 colectivos de Hip Hop. La mayoría se refirieron al Festival por la Paz y la Reconciliación Lomas Neto que realizarán el 27 de agosto. Esperan convocar a más de 1000 personas para celebrar el poder transformador del Hip Hop, cruzando las barreras invisibles que dividen a los habitantes de la localidad. Sin duda esta es una gran antesala a la Jornada Nacional por la Reconciliación y el Perdón que Rodeemos el Diálogo y otras organizaciones han convocado para el 30 de agosto.

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El festival es el resultado de un diálogo respetuoso entre diferentes colectivos que buscan el reconocimiento de cómo el Hip Hop ha aportado a la transformación del territorio. Pero, además, es una demostración del avance del relacionamiento con la institucionalidad, que empezó con la construcción de puentes para superar la estigmatización del movimiento Hip Hop hace unos años.

Todos los colectivos buscan transmitir mensajes para aportar a la sociedad expresando lo que sienten. Su actitud contrasta radicalmente con la indiferencia de muchos colombianos frente al futuro del país. Las palabras de Michael Castrillón son contundentes: “para ver un cambio hay que aportar.”

El diálogo: puente entre la paz negativa y la paz positiva de Johan Galtung

Después de escucharlos atentamente me pidieron intervenir. Yo era el invitado especial que hablaría de Paz y Reconciliación. Por un momento, me sentí intimidado. No es fácil hablar cuando uno tiene como audiencia a personas que en contextos muy adversos han iniciado procesos de reconciliación, de transformación del territorio, sin más apoyo que las ganas de cambiar su realidad y de contribuir a la sociedad.

Sin embargo, justo antes de empezar recordé los cientos de espacios que hemos organizado con Rodeemos el Diálogo, entre ellos el inolvidable no-taller en Algeciras (dónde logramos que ganará el Sí en el Plebiscito), una charla increíble en El Tarra (con los jóvenes de la Juventud Rebelde) y el desayuno de paz con Rosita Orejuela de VallenPaz en Chapinero (quien después me escribiría en un WhatsApp “gracias, me dejaron claro que el país es uno solo”). Recordé también el silencio, el vacío profundo que entre 1990 y 2006 marcó mi vida por no poder hablar del dolor que me había dejado el asesinato de Jaime Pardo Leal y Bernardo Jaramillo, camaradas de mis padres.

Decidí entonces iniciar con una frase de Nelson Mandela: “que tus decisiones reflejen tus esperanzas, no tus miedos.” Me pareció que esta frase condensaba la convicción de estos bogotanos que utilizan el Hip Hop para transformar su realidad. Pero, además, puede servir como un llamado a la sociedad colombiana para recuperar la confianza en el país, justo hoy 15 de agosto, cuando el voto de confianza de las FARC en el Estado se materializa en el acopió de más de 7.000 armas de uso personal en Funza (Cundinamarca) por parte de Naciones Unidas.

Hile mis reflexiones para explicar que las sociedades en conflicto tratan de reconstruir la confianza en el otro con un primer pacto para lograr una “paz negativa”, es decir, el respeto por la vida. Pero dicha paz sólo es sostenible si se trabaja por transformaciones estructurales y culturales para garantizar la igualdad de oportunidades y el respeto por las minorías. Esas transformaciones son los pilares de la “paz positiva”, a la que aspira toda sociedad.

Entre la paz negativa y la paz positiva hay un largo trecho, pero el diálogo que emerge en el interregno hace posible que sectores antagónicos se unan para resolver problemas comunes alimentado un proceso de reconciliación que hace imposible el retorno de la violencia homicida. Cerré diciendo que sus intervenciones me habían mostrado cómo en la práctica sus colectivos eran un ejemplo de esa transición entre la paz negativa y la paz positiva.

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Lecciones desde el Hip Hop para la reconciliación

Los colectivos de Hip Hop en San Cristóbal Sur se han articulado a través del diálogo para cambiar el territorio. Sus líderes tienen mucho que enseñarle a la sociedad colombiana sobre la reconciliación y la paz. Las intervenciones después de mis palabras fueron apasionadas y atropelladas, pero todos hablaron en un ejercicio impresionante de auto-moderación. Tres frases sueltas, llenas de sentido para el momento que vive Colombia, rondan mi cabeza, y podrían bien ser parte del Rap de la Reconciliación:

Mi mayor convicción es salvar vidas.

¿para que vivir? ¡Para cambiar el sentir!

Hacer el bien sin mirar a quien.

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