Quinto Conversatorio de Paz en Colombia
Londres, 28 de noviembre de 2013
Tras llegar a un histórico acuerdo sobre participación política, los equipos negociadores iniciaron la discusión sobre narcotráfico, cuarto punto de la agenda, en la decimoséptima ronda de negociaciones. 23 personas participaron en el último conversatorio de paz, el 16 de diciembre de 2013, el cual contó con la moderación de Andrei Gómez-Suárez (Universidades de Sussex y Oxford) y los comentarios del invitado especial Samuel Gómez (Profesor Jubilado de la Universidad de Nariño y ex-militante de la Unión Patriótica). Se discutieron temas relacionados con la participación política, narcotráfico y la realidad política del país.
Con respecto al tema del narcotráfico, se analizaron varios puntos:
1. Cultivos alternativos para los campesinos cultivadores de coca y la planificación para recuperar los terrenos afectados donde se hace la siembra de coca.
2. Se resaltó como durante la discusión sobre el narcotráfico las FARC han favorecido la búsqueda de soluciones alternativas: por ejemplo, combatir a los actores que se benefician del tráfico más que a los cultivadores, así como la legalización del consumo, estableciendo parámetros que no transgredan la ley colombiana e internacional.
3. El papel de los Estados Unidos y la comunidad internacional es clave. Líderes Latinoamericanos han abierto la discusión sobre el fracaso de la guerra contra las drogas. El apoyo contundente al proceso de paz, mostrado durante la reciente visita de Santos a los Estados Unidos, sugieren que Obama está considerando un cambio de estrategia frente al narcotráfico que podría concordar con lo que se acuerde en la Habana. Por su parte, las FARC han propuesto el involucramiento de organizaciones multilaterales como la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) para diseñar estrategias contra el lavado de activos.
4. Se señaló como en varias regiones el cultivo de coca y su procesamiento está fuertemente ligado al paramilitarismo. Además, se comentó que varias organizaciones nacionales e internacionales han registrado sistemáticamente la connivencia entre los grupos paramilitares y las fuerzas armadas colombianas, quienes incluso a veces presionan a la población civil a sembrar coca. Por tanto, se señaló la importancia de analizar el involucramiento de las fuerzas militares en las regiones donde este problema persiste.
Con respecto a la seguridad se discutieron dos temas importantes:
1. Las relaciones entre las fuerzas militares y los paramilitares, es un tema transversal en varios puntos de la agenda del proceso de paz, pero no recibe tanta atención internacional como quizás amerita. Para llegar a un acuerdo concluyente, la exigencia de las FARC es que exista un compromiso del gobierno para acabar con los grupos paramilitares. Se valoró positivamente la participación en las negociaciones de miembros retirados de las Fuerzas Armadas por la primera vez en la historia de procesos de paz en Colombia, que puede ayudar a desmontar los vínculos existentes, y la declaración expresa en el acuerdo de participación política de ofrecer garantías a la oposición.
2. Se consideró como un avance que en el acuerdo sobre participación política se aprobara la creación de un sistema integral de seguridad (SIS) que tendrá varios componentes (incluyendo la evaluación de riesgo, la prevención de agresiones y la protección personal de personas en riesgo). De este sistema dependerá el ofrecer garantías de participación política. No obstante, los problemas que han surgido en la implementación de la Unidad Nacional de Protección para defensores de derechos humanos revelan los retos a futuro y la necesidad de aprender de lecciones pasadas para que el SIS sea efectivo.
Finalmente en cuanto a la política actual en Colombia se tocaron tres temas:
1. Se percibe una marcada diferencia entre la comunicación del gobierno y la de las FARC. Por un lado, las FARC informan constantemente sobre lo que proponen en La Habana, mientras el gobierno mantiene más discreción. Esto podría estar relacionado con que las rondas de negociación son el único espacio para que las FARC actúen como actores políticos y comuniquen sus propuestas a los colombianos y al mundo, mientras que el gobierno utiliza varios espacios, tales como reuniones diplomáticas o eventos políticos, para explicar lo que está negociando en la mesa de conversaciones.
2. El perdón ha adquirido un papel central en proceso político colombiano. El acto de perdón del Presidente Santos a la Comunidad de Paz de San José de Apartadó por las calumnias hechas por el expresidente Álvaro Uribe en 2005 y la solicitud hecha días antes por Aida Avella, candidata presidencial de la Unión Patriótica, para que el Estado pida perdón por el genocidio de la UP, son dos ejemplos.
3. El futuro de las negociaciones va a depender en cierta manera del resultado del proceso electoral en 2014, cuyo panorama no está claro. En particular después de la destitución del Alcalde Gustavo Petro por parte del Procurador Alejandro Ordoñez.
Lo anterior ha generado cierto escepticismo frente a las negociaciones por parte de algunos sectores de la sociedad colombiana. El escepticismo y la indiferencia son algunos de los aspectos importantes que la sociedad tendrá que superar. Si no hay un esfuerzo general de creer que se puede lograr la paz, será difícil lograrla. Por tanto, habrá que buscar puntos en común, en el marco de las discusiones del narcotráfico, la implementación del SIS y la coyuntura política para no polarizar las diferencias e imaginar una Colombia en paz.
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