La Unidad de Búsqueda avanza en la identificación de víctimas de la violencia en el Magdalena Medio caldense

Snapshot 3

En Colombia, existen registros de desaparición forzada desde la década de 1950; las prácticas de búsqueda también tienen una larga trayectoria. Hay varios actores que se han concentrado en la búsqueda de las personas dadas por desaparecidas. Por un lado, el Estado colombiano, que por medio de entidades judiciales y policiales ejerce la búsqueda. Por el otro, los familiares de personas desaparecidas, quienes padecen profundamente la ausencia, la injusticia, y lideran estrategias e iniciativas de búsqueda y de encuentro. En ambos casos, se trata de búsquedas que se construyen rastreando posibilidades y siguiendo pistas e intuiciones. En el primero, implementando una búsqueda sistemática con apoyo logístico y técnico. En el caso de los familiares, las búsquedas son más erráticas, atravesadas por una profunda soledad, incertidumbre y riesgos, pero también por la capacidad de imaginar otras formas de encuentros. Este snapshot analiza la apuesta de la institucionalidad transicional por poner a los familiares en el centro de su trabajo.

La apuesta de la UBPD

El Registro Único de Víctimas (RUV), reporta más de 125.000 víctimas indirectas de desaparición forzada en Colombia y de acuerdo al Centro Nacional de Memoria Histórica, se calculan más de 80.000 víctimas directas. Dado el alto subregistro oficial, estas cifras son aproximadas y podrían ser mayores. Como producto del acuerdo de paz, se instauró la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), su labor es buscar a quienes han sido desaparecidos. Justamente esta tarea de buscar, es la que la UBPD ha propuesto que sea diferente, al darle protagonismo a los familiares de las personas desaparecidas, permitiéndoles nutrir el proceso de búsqueda con sus experiencias y saberes. La UBPD ha creado espacios de encuentro, y diálogo con los familiares de personas desaparecidas. En estos espacios, los familiares son vinculados activamente, teniendo en cuenta sus necesidades y requerimientos específicos. Asimismo, la UBPD ha implementado varios canales de comunicación que facilitan el acceso de familiares a la información sobre sus procesos, y sobre las tareas generales de esta unidad. Con esto, la UBPD enfrenta el complejo reto de propiciar confianza y tranquilidad a las familias por medio de procesos colectivos y colaborativos. También ha desarrollado herramientas pedagógicas que han sido implementadas y difundidas en sus plataformas web y redes sociales, para ampliar la participación de las familias brindándoles canales de información y participación accesibles, y en diferentes formatos como video podcasts, animaciones y campañas informativas dirigidas a grupos diferenciales de víctimas como niñas, niños y adolescentes.

Las víctimas reconocen el cambio de enfoque

En los diferentes canales de comunicación que tiene la UBPD para socializar sus avances y retos se encuentran testimonios de personas, quienes, tras años de búsqueda de sus seres queridos, se sienten hoy acogidas, acompañadas y respaldadas. Estos cambios se evidencian en el acceso a la información y la asesoría sobre el desarrollo de las investigaciones, el hecho de que sus experiencias y saberes sobre la búsqueda de sus familiares sean incluídos en las investigaciones; la posibilidad de participación que tienen hoy las víctimas que viven en el exilio o que son parte de la diáspora colombiana; y la oportunidad de contar con espacios que si bien son confidenciales, también son colectivos y les permite vincularse a quienes viven experiencias similares. Lo anterior es evidente en el testimonio de Martha. Martha es la mamá de Enrique y Guillermo Andrés. El primero de Octubre de 2001, Andrés, su hijo menor, recibió una llamada y salió de su casa para encontrarse con alguien. Desde entonces, Andrés se convirtió en una más de las personas desaparecidas de manera forzada en el Meta. Desde el 2001 hasta hoy, Martha ha vivido su espera a través de una forma de una búsqueda constante expresada en los recorridos que ha hecho en ríos, parajes, y pueblos. Pero también ha enfrentado esta experiencia desde la escritura, el dibujo, y a través de la forma en la que integra en su vida cotidiana, los objetos y pertenencias de su hijo. En el 2019, después de más de 18 años de búsqueda y espera, la UBPD acogió el caso de la desaparición de Andrés. Esto se logró gracias al esfuerzo de la Fundación Nydia Erika Bautista, que ha acompañado y apoyado jurídicamente a Martha, desde el 2018. Para Martha, el trabajo de la UBPD es muy diferente al de otras instituciones gubernamentales. Mi primer encuentro con la unidad fue en el 2019. Recuerdo que ese día llevé el libro y las fotografías de mi Andresito, para que conocieran mi historia. Ellos tomaron mi número telefónico, y a los pocos días me llamaron para una entrevista. El día de la cita, inicio a las 9 am, y terminamos a las 3pm. Me escucharon casi todo el día. Los canales de acceso y comunicación de la UBPD han sido vitales, para mi todo este trabajo significa mucho porque por primera siento que una entidad del Estado me escucha, y me hace sentir respaldada. Eso es muy importante para las mamás de personas desaparecidas. En cuanto a la búsqueda de su hijo y de otros desaparecidos, Martha manifiesta que tiene confianza en el trabajo que está haciendo la unidad y cree que van a poder identificar a muchas personas, y ayudar a muchas otras familias.

Rodeemos el Diálogo valora el esfuerzo de la UBPD para poner a los familiares en el centro e invita a la sociedad colombiana a reconocer el valor reparador que esto tiene para miles de personas que como Martha, se sienten dignificadas.

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