Desminado Humanitario: un aporte a la reconciliación

Invitada: María Elvira Molano, Directora del Programa Danés de Desminado Humanitario

Tertulia de Reconciliación No. 8

5 de diciembre de 2017

Red

Uno de los temas que llama la atención de muchas organizaciones a nivel mundial es el de las minas anti persona, descritas como armas letales de uso general, cuyo objetivo primordial es el de mutilar a las víctimas. Las minas han sido de uso común en los conflictos armados a nivel mundial, a tal grado que, según las Naciones Unidas, se necesitarán 110 años para desactivarlas y una inversión gigantesca, ya que instalar una mina cuesta 2 USD, mientras que desactivarla cuesta 1.000 USD.

En Colombia

Colombia hace parte Convención de Naciones Unidas Sobre la Prohibición del Empleo, Almacenamiento, Producción y Transferencia de Minas Antipersonal y sobre su Destrucción de 1997 (Convención de Ottawa). En este sentido, en Colombia se han desminado 30 bases militares y el compromiso por parte de Indumil es parar la producción de las minas. Tanto las fuerzas militares como las FARC se han comprometido al proceso de desminado, actuando en ciertos casos mano a mano en un mismo municipio. El ELN, desde la mesa de negociación en Quito, también se ha comprometido con el desminado.

Existen tres formas de desminado: humanitario, comercial y militar. El Programa Danés de Desminado Humanitario se encarga del desminado de tipo humanitario, haciendo no solo sensibilización, educación y prevención en la población civil, sino también realizando el desminado físico de dos municipios. En las campañas de prevención se enseña un lema: “Si no lo botó usted, no lo recoja”, ya que se han encontrado minas camufladas en objetos de uso común como balones, tarros de Milo, aparatos electrónicos etc. Este tipo de minado “artesanal” hace mucho más difícil la detección de las minas, ya que en su mayoría carecen de partes metálicas.

En el posconflicto

En cuanto a las cifras de víctimas, se dice que desde el 2016 ha aumentado el número de víctimas de la población civil, ya que los territorios antes afectados por el conflicto estaban de cierta manera delimitados, o los mismos grupos armados informaban la ubicación de las minas a la población. En la actualidad, esos grupos se han retirado y se desconoce la ubicación real de las minas, dejando a la población civil expuesta, en especial a los niños.

Los aspectos en los que la población civil se ve afectada se refieren no sólo a la seguridad física, sino también a la restricción de su movilidad dentro de sus territorios, lo que genera cambios en sus costumbres; es el caso de las comunidades indígenas, por ejemplo, en cuanto a la recolección de frutos y a su relación emocional y espiritual con el entorno.

El aspecto positivo es que ahora, tras el Acuerdo de paz y la atención internacional, es factible hablar del tema de desminado. Anteriormente, por seguridad y por temor a ser identificados como informantes por uno u otro de los grupos implicados, los pobladores no mencionaban el tema. Esta nueva apertura permite que se realicen las campañas de educación, prevención e información y que cuenten con una participación activa por parte de la población civil. A pesar de esto, se requiere todavía un mayor número de campañas de prevención y de educación sobre el riesgo.

Las herramientas del desminado

Dentro de las formas de ubicación y remoción de las minas, existen algunas curiosas a nivel mundial, como el uso de animales entrenados. María Elvira menciona ratas gigantes y perros de una raza especifica que son livianos, pequeños y agiles. Menciona además métodos experimentales con abejas, en que se reconocen partículas de explosivos en el polen de la región. Igualmente, se utilizan detectores de metal y máquinas barreminas que en Colombia, por las características topográficas, son de poco uso. Se usan robots y drones que marcan las rutas de tránsito de la población y, por descarte, señalan las demás zonas que deben revisarse. Existe también la técnica manual, en que una persona entrenada llega a “limpiar” 10 m2 al día, debido a la presencia de serpientes o animales venenosos, a la tensión y al alto riesgo de la actividad.

Conflictos de intereses

Dentro del ámbito del desminado, existe un choque entre el desminado humanitario y el comercial, este último con intereses en la explotación de recursos minerales en las zonas minadas. Y el desminado que realizan las fuerzas militares, receptoras de la mayoría de los fondos para el proceso, con frecuencia se enfrenta con la desconfianza de las comunidades, que no permiten acceso a sus territorios.

Reflexión final

Ha habido importantes avances en el proceso, pero aún falta mucho trabajo de terreno, en especial por que las cifras oficiales sobre los territorios en proceso de desminado y la situación real de dichos territorios se contradicen.