Educación para la Paz: apuestas y retos desde el sector público y el privado
Invitado: Óscar Sánchez, Coordinador Nacional de Educapaz
Desayuno de Paz No. 36
Octubre 28 de 2017
Óscar Sánchez fue parte del movimiento juvenil que impulsó la “Séptima Papeleta” y uno de los fundadores del Polo Democrático, antes de ser secretario de educación de la administración de Gustavo Petro. Después de cursar una maestría en Poder y Participacion en la Universidad de Sussex, hoy es director de Educapaz.
¿A qué se dedica Educapaz?
Educapaz es el Programa Nacional de Educación para la Paz, conformado por organizaciones como el CINEP, Fe y Alegría, Fundación Escuela Nueva, Fundación para la Reconciliación, Universidad Javeriana de Cali, Programa Aulas en Paz (Facultad de Psicología de la Universidad de Los Andes) y la Facultad de Educación de la Universidad de Los Andes.
Este programa coordina las acciones de las organizaciones mencionadas para plantear proyectos que permitan el fortalecimiento de las capacidades de los individuos y comunidades, así como de las instituciones que intervienen en garantizar el derecho a la educación en los territorios más afectados por el conflicto armado, con especial atención en la educación para la paz.
Su forma de trabajo comprende tres fases: acción local para la toma de decisiones junto al acompañamiento de actores locales, investigación de la pertinencia de los proyectos en los territorios, y una ruta de incidencia; lo anterior le apunta a fortalecer la educación como un instrumento determinante tanto en lo local como en lo nacional.
Actualmente, Educapaz trabaja en cuatro aspectos fundamentales:
* Acompañamiento a la formulación e implementación de las políticas públicas de educación que nacen en el Acuerdo de Paz de La Habana.
* Prevención del reclutamiento de niños, niñas y adolescentes, que tiene como objetivo impedir que nuevas generaciones se vinculen a la guerra y generar mecanismos de proyección en las comunidades.
* Educación rural para cerrar las brechas de la inequidad y abrir nuevas oportunidades en los territorios más afectados por la guerra.
* Educación socio-emocional para la reconciliación, que busca contribuir a una cultura de paz por medio de herramientas de uso cotidiano en las personas y comunidades.
¿Cómo está el panorama de la Educación para la Paz en la agenda pública?
Hoy en día el tema no es prioridad en la agenda pública, en parte porque no tuvo la relevancia que prometió Juan Manuel Santos para el último gobierno, donde en teoría era uno de sus tres pilares.
Esto ha mermado el interés político, lo que impide que sea tomado nuevamente como una bandera electoral, así como impulsar la toma de decisiones que le permita avanzar en términos de gestión pública sobre los aspectos más apremiantes.
Si bien se entiende que en los temas de política pública existe una disyuntiva entre lo urgente versus lo importante, el actual gobierno no ha logrado solucionar los temas más urgentes (por ejemplo, el asesinato sistemático de líderes sociales en las regiones), y mucho menos logrará en el mediano plazo ponerse manos a la obra con lo importante (como es el caso de la educación).
De esta manera, es claro que aún faltan bastantes condiciones para que la educación para la paz sea prioritaria en la agenda, aunque hay que destacar que en todos los sectores (público, privado y social) hay gente interesada en trabajar por la educación para la paz, y sin duda, las elecciones presidenciales serán cruciales para determinar la importancia del tema, ahora que inclusive hay candidatos que abiertamente han manifestado su desacuerdo con los Acuerdos de La Habana y la intención de derogarlos o desconocerlos.
Por último, en lo que habría que trabajar a fin de generar las condiciones para que el tema entre en la agenda, es en sanar la serie de confianzas rotas entre los diversos sectores que tienen que ver con la educación, lo cual hace que nadie quiera trabajar con nadie, sino cada uno por su cuenta. Se necesita un sueño colectivo o una apuesta común que movilice a estas personas interesadas, independientemente de las posturas políticas y el lugar en donde trabajen.
Entonces ¿Qué esperanza nos queda frente al tema?
La esperanza actualmente, está en los diversos docentes, líderes y comunidades, que asumen que su trabajo en pro de la educación no solo es necesario, sino determinante para el futuro de sus territorios, entendiendo que si no se abren nuevas oportunidades a través de esta, las nuevas generaciones podrían volver a repetir la historia. Allí está Educapaz, acompañando el fortaleciendo de estos procesos.