Taller-Conversatorio: ‘Paz para las víctimas desde una perspectiva corporal’
15 Noviembre 2014
Bogotá
Taller-Conversatorio: ‘Paz para las víctimas desde una perspectiva corporal’
Veinticinco personas nos reunimos con Andrés Cancimance, trabajador social y antropólogo de la Universidad Nacional de Colombia y director de la Fundación El Alumbrador[1], para conocer su trabajo con sobrevivientes del conflicto armado en el departamento de Putumayo a través de la práctica, enseñanza y formación de facilitadores comunitarios en la técnica TRE (Ejercicios para la Liberación de la Tensión y el Trauma). Esta técnica, inspirada en el trabajo con víctimas del Medio Oriente y el África, fue creada por el trabajador social norte-americano David Berceli con el propósito de liberar al cuerpo de los efectos negativos del estrés y de los traumas. A partir de una serie sencilla de ejercicios físicos, que tienen como finalidad estimular artificialmente algunos músculos del cuerpo, TRE reactiva un mecanismo natural que tenemos los seres humanos para liberarnos de las tensiones: las vibraciones espontáneas o los “temblores neurogénicos”, un reflejo natural del cuerpo que sirve para liberarlo de la tensión que se genera en situaciones de estrés o de amenaza. TRE rescata mecanismos naturales de autosanación del cuerpo humano.
Organizamos este taller-conversatorio porque dentro de las discusiones en ReD, hemos debatido mucho sobre el hecho que la paz tiene que trabajarse primero dentro de uno mismo, y dentro del cuerpo. Además, porque en nuestros contextos urbanos, a menudo la experiencia de víctimas directas del conflicto en las regiones rurales es ajena a nuestras vidas cotidianas. En este momento cuando en La Habana se está debatiendo los derechos de las víctimas, pensamos que era importante acercarnos más a la experiencia humana de estas personas desconocidas. No solo escuchamos el relato de Andrés sobre su experiencia enseñando esta técnica a campesinos víctimas del conflicto, sino que tuvimos un taller donde nosotros mismos aprendimos la técnica. Posteriormente dimos inicio a una discusión sobre la experiencia y su aplicación en el contexto del proceso de paz.
En Putumayo, TRE ha tenido dos principales efectos. Primero, ha posibilitado la superación de heridas emocionales profundas dejadas por el conflicto. Muchas de las intervenciones en esta zona, así como en otras partes del país, se han enfocado en la reconstrucción de los hechos y en la narración como terapia, dejando a un lado al cuerpo como vehículo de sanación. TRE en cambio permitió otro tipo de auto sanación, desde el cuerpo. Segundo, la Fundación ha formado a personas de Putumayo como facilitadores TRE, lo cual les ha dado un papel de liderazgo y devuelto su agencia para ayudar a otras personas en sus comunidades y a trabajar sus dolores desde la experiencia corporal. Estos sanadores comunitarios, después de su formación en TRE, plantean tener una responsabilidad social hacia el bienestar de sus comunidades. TRE ofrece a los sobrevivientes de la guerra una herramienta de empoderamiento desde la capacidad que tienen sus cuerpos para transformar las secuelas emocionales que la guerra ha dejado en ellos. Y esto no sólo les devolverá la vitalidad y la confianza que perdieron, sino que podrán participar más activamente en la reparación de los daños causados en su colectividad por el conflicto.
En nuestro debate, reconocemos que todos en la sociedad colombiana hemos sido afectados por el conflicto colombiano de alguna manera. Puede ser a nivel de violencia urbana, miedo de ir a ciertos lugares, frustración con nuestros políticos, o dudas sobre si quedarnos en el país. El trauma puede tener muchas caras, pero el cuerpo experimenta el trauma de la misma manera, pues el cuerpo no racionaliza una experiencia, la vive y la siente sin ningún tipo de análisis. Desde la neurofisiología, el trauma o lo traumático es aquello que no podemos resolver con nuestros recursos habituales, por lo tanto se convierte en una situación que nos sobrepasa, dejando en nosotros una tensión crónica. Las muchas facetas del conflicto son interiorizadas en nuestros cuerpos. En una sociedad fragmentada por los efectos de la guerra, la desconfianza hace que los cuerpos se tensionen y se vuelvan distantes de otros cuerpos. Cuando los campesinos de Putumayo aprendieron a liberar sus cuerpos de esas tensiones, pudieron otra vez reconocer cómo desde el cuerpo estaban conectados a la comunidad. Nosotros analizamos que cuando estamos más relajados, podemos interactuar mejor en nuestra sociedad.
Los temblores que experimentamos en el taller se escapan de la racionalidad. Muchos venimos con cierto escepticismo; pero todos temblamos, y muchos manifestamos vivir unas experiencias fuertes. Fue un momento de descubrir el cuerpo en otras dimensiones. TRE no es solo una técnica, sino una pregunta, o una provocación, que pasa por un trabajo de respiración, estar en el cuerpo, y observar qué pasa en él.
No es un ‘remedio rápido’, ni pensamos que es la única forma de sanación para sobrevivientes de hechos traumáticos. Pero sí creemos que experiencias como este taller nos dan las herramientas para entender que las víctimas del conflicto, quienes para muchos de nosotros son ajenas en nuestras vidas cotidianas, son seres humanos con cuerpos humanos como nosotros, al igual que los mismos combatientes quienes viven el conflicto desde el cuerpo. Y en esta sociedad, buscar la reconciliación empieza desde un trabajo interior, pero no para quedarnos en el individualismo, sino porque cuando estamos más relajados dentro de nosotros mismos, podemos tomar un papel más consciente en nuestra sociedad.
Así lo plantea una líder de Putumayo que ahora es facilitadora de TRE en su comunidad: “Hay que temblar antes de actuar”.
FUNDACIÓN EL ALUMBRADOR