El impacto del COVID-19 en la reincorporación
Snapshot de Reincorporación #5
El 6 de marzo de 2020, se reportó en Colombia el primer caso de COVID-19 de lo que se ha declarado como una pandemia global. La crisis ha exacerbado las desigualdades y necesidades existentes, y las medidas que se han tomado, incluyendo el toque de queda y el aislamiento preventivo, se han sentido en todos los rincones del país. El segundo snapshot de reincorporación presentó los retos económicos y de seguridad que deben ser abordados en 2020. La crisis actual resalta la necesidad de atención urgente hacia estos mismos temas, pero también revela nuevas oportunidades y ejemplos de corresponsabilidad y solidaridad por parte de los ex-combatientes de las FARC.
El aumento de los retos actuales
Los ex-combatientes en proceso de reincorporación son una población vulnerable con una limitada e incluso a veces inexistente solvencia económica, y una alta proporción de niños y niñas, mujeres embarazadas, adultos mayores y personas con discapacidad que viven en los antiguos Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR) y las Nuevas Áreas de Reincorporación (NAR).
De acuerdo con el Consejo Nacional de Reincorporación (CNR), solo un tercio de ex-combatientes tiene acceso a un acueducto, mientras el resto depende de otros mecanismos y sistemas para recibir agua potable. Sin embargo, desde mediados de abril 2020, algunas de las regiones vienen reportando problemas de agua principalmente debido a fallas en los equipos de abastecimiento o porque viven en NAR al lado de comunidades que enfrentan la misma problemática. Adicionalmente, la provisión de alimentos también se ha visto afectada por las restricciones y la necesidad de renegociar con los proveedores locales. En caso de reportarse síntomas de COVID-19 dentro de los antiguos ETCR y NAR la mayoría de ellos no tiene acceso a instalaciones para el auto-aislamiento ya que las viviendas son compartidas -y en muchos casos los baños también- o alquiladas. Aunque aproximadamente el 85% de los ex-combatientes se encuentra dentro del sistema de salud colombiano, y el gobierno se comprometió a proveer los recursos médicos necesarios, continúan los retrasos en la entrega de kits y tapabocas.
La seguridad es también una preocupación recurrente debido a los grupos armados y disidentes que se aprovechan de las restricciones de movilidad y el aislamiento preventivo para victimizar a individuos y grupos. Desde el inicio de año, 22 personas en proceso de reincorporación han sido asesinados, 7 de ellos desde la llegada del virus a Colombia. Se han puesto en marcha algunas medidas y acciones específicas siguiendo las advertencias tempranas de la Defensoría del Pueblo. En una entrevista reciente con El Espectador, Emilio Archila – El Consejero Presidencial para la Estabilización y la Consolidación del Post-conflicto en Colombia- explicó que los ex-combatientes tienen disponible 1 miembro de la fuerza pública por cada 16 (comparado con 1 en 500 para la población general) y 340 de las personas en el proceso de reincorporación tienen esquemas de protección específicos. Sin embargo, el pasado abril en la mitad de la pandemia, el ejército tuvo que evacuar a tres familias en la NAR La Blanquita de Frontino Antioquia tras una seria amenaza al antiguo ETCR Llano grande.
Apoyando a la comunidad de forma más amplia
A pesar de estos retos, muchas de las personas en proceso de reincorporación han estado trabajando activamente para apoyar a otras comunidades. En Cali, ex-combatientes han ayudado voluntariamente a distribuir suministros a las personas más vulnerables. En diferentes áreas como Anorí e Icononzo se están fabricando miles de tapabocas -los cuales escasean en todo el mundo-, para ser donados a hospitales cercanos y a aquellos con más necesidades.
Adicionalmente, aunque solo una minoría de ex-combatientes se beneficia actualmente de proyectos productivos muchos han seguido siendo aprobados durante la pandemia. Pese a que el momento actual es un desafío para todos los empresarios, algunos sectores manufactureros – el de la cerveza, el café, la miel y las hamacas- se han adaptado y están ofreciendo sus productos para ser entregados directamente en las casas. ECOMUN, la cooperativa de las FARC que surgió del Acuerdo de Paz, ha lanzado una iniciativa de intercambio solidario entre productores en los antiguos ETCR rurales y las NAR y las fundaciones benéficas en espacios urbanos con el fin de permitir la adquisición de productos a bajo costo, a cambio de una donación voluntaria.
Rodeemos el Diálogo se solidariza con todas las personas durante la pandemia global y celebra el compromiso y la solidaridad por parte de los ex-combatientes de las FARC, quienes están contribuyendo dentro de sus posibilidades a solucionar algunos de los problemas actuales de la sociedad colombiana. Finalmente, instamos al gobierno colombiano a atender las necesidades básicas de los ex-combatientes y reiteramos nuestro llamado a mejorar la respuesta estatal sobre las constantes amenazas que afectan a las personas en proceso de reincorporación y sus familias para que puedan gozar de garantías a la salud.