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El apoyo de la Comunidad Internacional a la Jurisdicción Especial para la Paz

Snapshot de Justicia Transicional #11

El apoyo de la comunidad internacional ha sido fundamental para rodear el Acuerdo de Paz con las FARC-EP. Desde el inicio de las negociaciones, el apoyo de los países garantes y acompañantes —Cuba, Noruega, Chile y Venezuela— fue clave para crear confianza entre las partes y continuar los diálogos en sus momentos más difíciles. Igualmente, apoyos concretos de algunos actores, como Estados Unidos que nombró a Bernie Aronson como enviado especial para el proceso de paz, la Unión Europea y las Naciones Unidas que hicieron lo propio con Eamon Gilmore y Jean Arnault, respectivamente, constituyeron un impulso adicional a la mesa.

El respaldo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) al acuerdo y su implementación ha sido unánime. Ese órgano creó la misión política de verificación del cese bilateral y dejación de armas de la ONU con la Resolución 2261 de 2016 y renovó su mandato al crear una misión de verificación para la reincorporación e implementación de los acuerdos con la Resolución 2366 de 2017. Además, las resoluciones y reportes del Consejo de Seguridad, así como los informes del Secretario General António Guterres han respaldado de forma constante la implementación.

Apoyo político y financiero 

Colombia es signataria del Estatuto de Roma, es decir, la Corte Penal Internacional (CPI) tiene jurisdicción sobre graves infracciones al Derecho Internacional Humanitario que no sean investigadas, juzgadas y sancionadas por las instancias nacionales. La Fiscal de la CPI, Fatou Bensouda, sigue de cerca la situación en Colombia ya que la Corte tiene abierto un examen preliminar en el país por el caso de los falsos positivos. En ese contexto, ha manifestado su apoyo al funcionamiento del marco de justicia transicional creado por el Acuerdo de Paz de 2016, en especial a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), y ha alentado a esa instancia a seguir trabajando para combatir la impunidad de los crímenes de guerra y de lesa humanidad.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha expresado su apoyo a la JEP al afirmar que su funcionamiento es “clave para el modelo restaurativo de justicia transicional, indispensable para avanzar en la implementación del Acuerdo y garantizar los derechos de las víctimas”. El apoyo de la CPI y la CIDH dotan de legitimidad a la JEP.

Para la etapa de la implementación el apoyo político y financiero de la comunidad internacional también ha sido fundamental. La ONU, a través de su Fondo Multidonante para el Sostenimiento de la Paz, ha destinado alrededor de 150 millones de dólares desde 2016. El aporte de cerca de 5 millones de dólares provenientes del Fondo Multidonante en 2017 permitió que la Secretaría Ejecutiva de la JEP, así como sus Salas y Secciones, entraran en funcionamiento. El Fondo Europeo para la Paz ha destinado desde 2016 más de 125 millones de euros para la implementación del acuerdo. En 2019, los aportes de ese Fondo permitieron que el Sistema Integral de Justicia, Verdad, Reparación y No Repetición llegara de forma más efectiva a las regiones del país, a pesar de la disminución del presupuesto destinado por el gobierno nacional a las instituciones que componen al Sistema. 

La comunidad internacional jugó un papel clave durante las objeciones a la Ley Estatutaria 1957 de 2019 (que reglamenta el funcionamiento de la JEP), presentadas por el presidente Iván Duque y apoyadas por el gobierno estadounidense. El Consejo de Seguridad de la ONU, los diferentes órganos de las Naciones Unidas en Colombia, la CIDH, la CPI, así como las embajadas de la Unión Europea y varios países europeos, enviaron mensajes solicitando al gobierno la firma de dicha ley. La Corte Constitucional sentenció que el presidente debía firmar la ley finalmente, pero la presión política de la comunidad internacional fue esencial para crear un ambiente favorable para dejar en firme el funcionamiento de la JEP. 

La comunidad internacional y la legitimidad de la JEP

El apoyo de la comunidad internacional al Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición continuará siendo clave en el futuro. Con las primeras sentencias de la JEP, las expectativas de la sociedad y las víctimas frente al alcance punitivo de esas sentencias podrían no ser cumplidas en su totalidad.

La JEP está diseñada para ofrecer un balance entre justicia restaurativa —centrada en la reconstrucción del tejido social, la reconciliación, la verdad, reparación y restitución de derechos a las víctimas—  y justicia retributiva —que tradicionalmente se entiende en términos de cárcel para los perpetradores. La JEP privilegia la justicia restaurativa, pero no descarta algunas formas de justicia retributiva. Aun en los casos en los que los perpetradores de crímenes no amnistiables ofrecen plena verdad acerca de sus acciones, éstos deben cumplir algunos años con restricción efectiva de la libertad; mientras que aquellos que no reconozcan sus actos y no ofrezcan plena verdad a las víctimas pueden pagar hasta veinte años de cárcel.  

La confusión acerca del tipo de justicia que la JEP impartirá, sumada a los ataques políticos,  puede socavar su legitimidad. En este sentido,  la comunidad internacional podría jugar un papel trascendental para rodear a la JEP, fortaleciendo procesos de pedagogía jurídica que ayuden a comprender la dimensión ética de sus sentencias y aterricen en la vida cotidiana y el imaginario colectivo tareas para reconstruir el tejido social y garantizar no repetición de la violencia.

Píldora de innovación 

El Acuerdo de 2016 encargó al Instituto Kroc de la Universidad de Notre Dame el seguimiento técnico a la etapa de implementación. El monitoreo que hace Kroc como centro académico e independiente es una herramienta valiosa para que el gobierno, la comunidad internacional y la sociedad colombiana tome acción con respecto al progreso y los retrasos en la implementación. En su último reporte, se identifica que si bien hay avances importantes en el funcionamiento de las instituciones de justicia transicional, también hay alertas urgentes en cuanto a la lenta implementación del acuerdo en su integralidad durante el gobierno de Iván Duque.


Rodeemos el Diálogo reconoce el papel de  la comunidad internacional en la implementación en acuerdo de paz del 2016. Su apoyo a la JEP es importante dado el ambiente político desfavorable. Invitamos a la comunidad internacional a continuar apoyando a la JEP para derrotar la impunidad que prevalece frente a los crímenes cometidos en el marco del conflicto armado.



El gobierno colombiano debe considerar cuidadosamente las recomendaciones realizadas por el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre los defensores de derechos humanos

En la primera semana de marzo de 2020, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidos lanzó un reporte hecho por el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la Situación de los Defensores y de las Defensoras de Derechos Humanos, Michel Forst, luego de su visita a Colombia en 2019 para investigar la situación actual de derechos humanos en este país. Este reporte ha sido fuertemente criticado por la administración Duque y sus aliados políticos. El reporte reconoce los diferentes compromisos hechos por el Estado colombiano para reducir las violaciones de derechos humanos, como el empeño de la Fiscalía General por reducir la impunidad de los asesinatos de los defensores de derechos humanos, y la firma por parte del gobierno del Pacto por la Vida y la Protección de los Líderes Sociales y Personas Defensoras de Derechos Humanos.

Sin embargo, el reporte recalca la situación crítica que actualmente están enfrentando los defensores de derechos humanos en Colombia. Estos continúan siendo blanco de amenazas de muerte y homicidios por parte de diferentes grupos armados, haciendo a Colombia el país más peligroso para ser un defensor de derechos humanos. El reporte sugiere un conjunto de reformas, incentivando al gobierno colombiano a implementar plenamente el Acuerdo de Paz de 2016 firmado con la antigua guerrilla FARC-EP, el cual, tomando como un todo interdependiente, plantea medidas sólidas para prevenir la recurrencia de futuros ciclos de violencia. No es aún tarde para esto, pero el tiempo se agota y, mientras tanto, los asesinatos de lideres sociales y defensores de derechos humanos continúan en aumento.

El gobierno colombiano reaccionó inmediatamente al reporte de las Naciones Unidas, socavándole en declaraciones públicas y sosteniendo que sus recomendaciones constituían un ataque a la soberanía del gobierno. Adicionalmente, durante una entrevista radial, Alicia Arango, Ministra del Interior, comparó el asesinato de defensores de derechos humanos a aquellos asesinatos producidos en medio de atracos por celulares, negando así el carácter político y premeditado de los primeros. Algunos aliados políticos del gobierno en el Congreso incluso sugirieron el cierre de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia.

El 9 de marzo, para reducir las crecientes tensiones entre el gobierno colombiano y las Naciones Unidas, el presidente Iván Duque se reunión en Nueva York con el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Gutiérrez, donde acordaron continuar con la cooperación con todas las agencias de las Naciones Unidas presentes en el territorio colombiano. El presiente Duque señaló públicamente que el gobierno colombiano no rechazaba la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos y que, por el contrario, recientemente se le había renovado su mandato en Colombia.

Rodeemos el Diálogo reconoce el rol fundamental que la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha jugado a lo largo de los años en la protección de los derechos humanos durante el conflicto armado y, más recientemente, durante la implementación del Acuerdo de Paz. Apoyamos su trabajo e invitamos al gobierno colombiano a considerar muy cuidadosamente sus recomendaciones para una implementación completa del Acuerdo de Paz. También instamos a la administración Duque a implementar políticas de protección de los defensores de derechos humanos, quienes permanecen en alto en riesgo en Colombia.

Ya fueron cientos de miles

Autor: Camilo Villarreal Gaviria.

“Hay que cambiar los fusiles, ya fueron cientos de miles” .- César López

Cuando me llamó mi estimadisima amiga Valeria, miembro de otra movilización de menores de edad, a invitarme al acto final de dejación de armas en la Zona Veredal Manuela Páez en Mesetas, tuve varias dudas: el largo viaje por tierra, viajar con gente a quien no conozco, la duda respecto al generoso pero anónimo benefactor del bus… Pero fue ella misma quien me dió la razón que me convenció: esto es un momento histórico. Me acordé en ese momento del día, a los seis o siete años, en que salí a marchar por la liberación de los secuestrados que tenían las FARC. Me acordé del impacto que tuvo en mi la imagen de Ingrid Betancourt con su rosario en las selvas del sur de nuestro país. La imagen de las víctimas de El Salado y de Bojayá. Entonces me quedó claro que, dada la oportunidad, no había excusa válida para no ir a presenciar este momento trascendental del final de esta guerra.

 

Fueron siete horas en bus, y aquellos que viajaron conmigo pueden testificar que probablemente dormí cerca de ocho de esas horas. Había entre todos un aire extraño. La mayoría eran conocidos, mas no todos. Sin embargo, se respiraba un aire de hermandad, a pesar de que estábamos divididos en rígidos grupos de los diferentes movimientos. Los dos menores de edad del combo generalmente andábamos juntos.

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Llegamos algo tarde, lo cual era de esperarse tras haber salido dos horas después de lo previsto. Habíamos perdido el acto musical de César López con su escopetarra y el comienzo de las palabras del jefe de la Misión de la ONU, Jean Arnaud. Solo lo escuchamos, pues aún estábamos caminando hacia el lugar mientras él hablaba. Una de las grandes felicidades de este proceso siempre ha sido tener el completo apoyo de la primera organización que admiré y entendí: las Naciones Unidas. Hoy me sorprende profundamente ver cómo ciertos sectores de la sociedad ni siquiera confían en esta organización. Tras la entrega de diez certificados de desarme a miembros de la guerrilla, firmados personalmente por el Presidente y el Jefe de la Misión de la ONU, hicieron sus intervenciones las dos partes de la negociación.

Las declaraciones del Presidente de la República y del ahora ciudadano civil Rodrigo Londoño tuvieron un importante contraste. Empezó Timochenko. El público, mayormente compuesto por miembros de las FARC, ahora uniformados en jeans y camisetas con los dos lemas del momento: “Nuestra única arma la palabra” y “Paz con justicia social”, se encontraban en un estado de alegría completa. Comenzó con una frase que marcó indeleblemente el sentimiento general: “Ayer guerrilleros y guerrilleras, hoy militantes de la esperanza del pueblo”. Toda la intervención de Timochenko se centró en afirmar la voluntad de las FARC de cumplir el acuerdo, exigiendo el cumplimiento del gobierno también: cumplimiento en la aplicación de amnistías para cientos de guerrilleros que siguen presos, coreando la frase: “No estamos todos, faltan los presos” y con carteleras exigiendo su liberación. Respecto a la seguridad de líderes sociales y a los familiares de los ahora excombatientes, Londoño fue enfático al hacer notar el incumplimiento gubernamental, señalando como prueba de ello el estado de la Zona Veredal Manuela Páez, donde se desarrolló el acto.

“el Presidente no pronunció su discurso para los presentes sino para los ausentes”.

Por otro lado, el Presidente no pronunció su discurso para los presentes sino para los ausentes. De alguna manera, era su aceptación del triunfo contra la violencia que había antecedido el cumplimiento de su promesa de las elecciones de 2014. Ahí estaba la guerrilla dejando sus armas, terminando formalmente con más de cincuenta años de conflicto. Santos le entregó a Timochenko la obra de Alex Sastoque de un fusil convertido en pala, diciendo que este era el momento que consideraba adecuado para entregarle ese símbolo de paz, y habló con una profunda esperanza. Fue un discurso sobre la democracia y el disenso, y sobre la posibilidad de hacer política en este país sin armas. “Lo dije en La Habana hace un año, y lo repito aquí en Mesetas: no estoy, y seguramente nunca estaré, de acuerdo con ustedes, con el modelo político o económico [que ustedes proponen?], pero defenderé su derecho a expresar sus ideas dentro del régimen democrático, esa es la esencia de la libertad en un estado de derecho”.

Fue un poco chocante, también, ver una guerrillerada muy diferente a la que había conocido en la Zona Veredal Antonio Nariño de Icononzo. Me trataba de acercar a los diferentes grupos de guerrilleros que almorzaban para hacerles entrevistas, y ellos evitaban bruscamente la conversación, conducta que no cambió radicalmente cuando desistí de grabar los encuentros, pues entonces en vez de evadirme abiertamente, reducían la conversación a lo mínimo. Una suerte ligeramente diferente tuvo Valeria, quien es una excelente fotógrafa y pudo entablar un par de conversaciones a través de sus fotos. Reflexionando con varios de los viajeros, comentábamos que era un momento personal y emotivo para los guerrilleros, y este había sido invadido por tantos curiosos, por desconocidos, de quienes no tenían referencia. Se sentía algo de desconfianza hacia el gobierno. Tras haber dejado sus armas, se veían algo desprotegidos. Todo el mundo quería hablar con ellos, y ellos tenían miedo de tener que confiar su vida a quienes habían sido sus enemigos.

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La visita terminó siendo, para mi, y para una gran parte de mis compañeros, una buena oportunidad para ser parte de un momento histórico. Aunque no fue como la experiencia que muchos habíamos tenido en otras zonas veredales, es rara la ocasión en la que uno puede decir que vio terminar una guerra. Pero también es un recordatorio de lo que falta. Un recordatorio de que tenemos razones de celebrar, pero que aún falta camino; y es largo y retrechero. Falta pasar leyes en el Congreso esenciales para el proceso, como lo son la JEP y las Circunscripciones Especiales de Paz. Falta aplicar la Ley de Amnistía e Indulto, aprobada en diciembre. Igualmente, falta la entrega de armas de aquellos combatientes que estaban encargados de la seguridad de los campamentos, quienes las deberán entregar antes del 1 de agosto. También falta la entrega de las caletas y el armamento inestable, que debe ser entregado antes del 1 de septiembre. Aparte de esto, falta desarrollar la paz con el ELN. Y entonces estaremos volviendo a ver escenas similares pronto, espero.

Y así fue como, a ritmo de joropo, con fusiles convertidos en palas y escopetas, se terminó una guerra más. No me atrevería a decir que vivimos en paz, porque estaría abiertamente mintiendo. Pero desde el 27 de junio vivimos en un país más pacífico. La gran pregunta es: ¿cómo nos vamos a desarmar nosotros para vivir en un país en paz?

“Paloma blanca, evitalo por favor, y haz que disparen por cada bala una flor llena de paz, amor y pura fragancia.”- Reinaldo Armas

Desayuno de Paz No. 16

Invitado: Miembro de Misión de Monitoreo y Verificación

Tema: Desarrollo del punto 3 de los acuerdos de paz, fin del conflicto

Mayo 27

El desayuno inició con una breve presentación de cada uno de los asistentes, quienes también formularon algunas de sus principales dudas frente a la implementación del punto 3 de los acuerdos, en tanto a experiencias vividas, garantías de entrega de armas y mecanismos de monitoreo y verificación.

Posteriormente nuestro invitado especial nos contó que ha recorrido parte de todos los continentes durante los últimos 22 años trabajando en temas relacionados con la transición de grupos armados insurgentes a la política. Entre estas experiencias estuvo en Nepal, donde atendió el proceso de paz. Frente a su visión del proceso de Colombia, de manera sintética, resalta que este se ha estructurado a partir de experiencias significativas de otros procesos y esto aumenta la posibilidad de éxito.

La ONU en el Mecanismo Tripartito

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(Fuente: https://twitter.com/MisionONUCol)

La preocupación y responsabilidad de la ONU frente al punto de fin del conflicto va más allá de la entrega de armas: va enfocada también hacia las personas y el bienestar de las partes involucradas; es por esto que la ONU impulsa la intervención de ambos actores del conflicto en el proceso de verificación de sus propias conductas y lo hace precisamente a través del  mecanismo tripartito, que funciona como mecanismo conjunto de verificación a la implementación, en este caso del punto 3. El objetivo es, entre otros, generar confianza entre las partes involucradas. El mecanismo consta de 3 componentes que facilitan su misión: el componente político, el componente militar y el internacional. Las tres partes que lo integran son: el Gobierno Nacional, la Organización de las Naciones Unidas y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

El vaso medio vacío

El cumplimiento de los tiempos acordados ha representado un desafío en lo que respecta a la entrega de armas. Así mismo, ha habido factores externos al cumplimiento del Gobierno y las FARC, como el triunfo del NO en el plebiscito, que han afectado el desarrollo de la logística de implementación.

Otro de los aspectos que ha obstaculizado la implementación del punto relativo al fin del conflicto, es la violencia que se sigue presentando de manera persistente. El asesinato de líderes sociales, e incluso de familiares de los miembros de las FARC afecta el proceso de dejación de armas y si no se resuelve apropiadamente afectará el proceso de reincorporación. Normalmente es de esperar que haya algún tipo de violencia después de la firma de los acuerdos, pero vale la pena preguntarse ¿si la violencia que se está dando ha sido más de la razonable?

Frente al asunto de las disidencias, y del incremento de la actividad otros grupos armados es importante mencionar que las FARC mantenían un status quo en muchas regiones, y al dejar un vacío, otros grupos han empezado a ocupar dichos espacios; estas situaciones se están dando en lugares muy concretos, enfocados en violencias frente a ciertas poblaciones.  También ha habido dificultades y retrasos por la parte logística pues al crear las zonas veredales no se previó que se requería destinar un espacio para la dejación de las armas.

El vaso medio lleno

En el desayuno hablamos también de los aspectos que valdría la pena resaltar de lo que hasta ahora se ha implementado en cuanto a la entrega de armas. Frente a esto, se puede recoger que ha sido exitoso el cumplimiento del cese del fuego y las hostilidades; así mismo, se ha podido constatar el avance en la dejación de las armas. En este momento hay 7000 armas identificadas y registradas, meta que hemos podido alcanzar en parte gracias a la coordinación y la confianza generada entre ambas partes durante las negociaciones.

Sesión de preguntas

Las preguntas estuvieron enfocadas en la posibilidad de participación de las comunidades con el mecanismo tripartito, la posible existencia de caletas y el papel clave que tienen los medios de comunicación. Frente a esto, se plantea que un proceso ideal debería contar con la participación de las diferentes comunidades, sin embargo, es algo ambicioso y dificulta la implementación. Se resalta la importancia de conocer hoy en día la existencia de caletas y se expone el caso del FMLN de El Salvador, un grupo guerrillero al que descubrieron caletas en su transición política, arruinando los intentos de reincorporación que se llevaban a cabo. En tanto a la última pregunta. Los medios tienen un papel fundamental, en especial las redes sociales y en la difusión de diversas experiencias frente a las negociaciones enfatizando en la responsabilidad que tienen en la visión de la población frente a las negociaciones.

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Cierre

El desayuno finalizó con una anécdota que sintetiza las experiencias vividas desde una perspectiva humana. En ella habló del drama de la formación de familias de las FARC, y del caso de las mujeres mayores de 45-50 años que sacrificaron todo y ahora ven distante la formación de una familia. Y con un mensaje para ReD de felicitación, porque  espacios como éste, de información, participación y reconciliación que son fundamentales para la construcción de paz.

Comunicado ReD sobre el anuncio de desescalamiento

Desde Rodeemos el Diálogo celebramos los recientes anuncios en relación con el cese al fuego unilateral de las FARC y el desescalamiento del conflicto por parte del Gobierno a partir del 20 de julio próximo. Creemos que las partes han tomado el pulso del país en cuanto a la necesidad de acelerar el proceso y llegar a acuerdos concretos sobre el fin del conflicto.

A pesar de que el desecalamiento está programado para empezar el 20 julio, hacemos un llamado a las partes para que sigan a partir de ahora la lógica de su propio acuerdo, buscando medidas inmediatas para reducir los impactos adversos humanitarios y sobre la infraestructura del país, que hacen daño a todos, y en particular a la población civil.

Resaltamos que el comunicado de La Habana del 12 de julio se refiere explícitamente a la necesidad de la construcción de confianza en la mesa de negociación y fuera de ella. En esta medida, aplaudimos la introducción de un mecanismo de verificación y saludamos la presencia de Uruguay (como presidente de turno de Unasur) y de Naciones Unidas en esta nueva etapa del proceso.

El Presidente Santos ha dejado claro – por primera vez en este proceso – que los diálogos llegarían a su fin en caso de una evaluación negativa de los avances. Conviene llamar la atención que este marco temporal nos lleva más allá de las elecciones de octubre, y así, en cierta medida, saca el proceso de paz del ejercicio electoral. Sin embargo, la imposición de tiempos y el componente subjetivo de la evaluación crea una presión adicional sobre el proceso, razón por la cual proponemos mantener una actitud flexible, paciente y generosa.

Confiamos en que el actual acuerdo permitirá que la negociación en materia de justicia transicional – crucial para las partes y para todos los colombianos – se lleve a cabo en un ambiente de mayor tranquilidad en la mesa y donde los enfrentamientos hayan bajado en cantidad e intensidad en los lugares conflictivos. Creemos que esto contribuirá enormemente a que se llegue más rápido a un acuerdo sobre este punto.

Finalmente, reiteramos nuestro llamado para que la sociedad civil, organizada y no organizada, se articule para rodear el diálogo. Creer en la buena fe de las partes para lograr un acuerdo final permitirá que todos nos unamos en la construcción de un diálogo amplio que haga realidad la paz en el país.

Declaración atribuible al Portavoz del Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon

Tomado de la pagina de las Naciones Unidas

El Secretario General de las Naciones Unidas acoge con beneplácito el acuerdo que se logró en La Habana el pasado 16 de mayo entre el Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP) en el tema de drogas ilícitas. Los nuevos esfuerzos que se desarrollarán  bajo dicho acuerdo llevarán desarrollo alternativo a las regiones asoladas por los cultivos ilícitos y deberán traducirse en una vida mejor para un gran número de colombianos y colombianas, ayudando así, a contrarrestar el crimen y la violencia relacionados con al tráfico de drogas ilícitas.