Corporeconciliación y los retos de la Reincorporación

Snapshot de Reincorporación #8

En anteriores snapshots, analizamos las dificultades de la reincorporación debido a las barreras institucionales. Este snapshot reúne los retos de la reincorporación política relacionados con el partido FARC, teniendo en cuenta las últimas noticias sobre la consolidación de nuevos grupos que buscan representar los intereses de algunos miembros de la antigua guerrilla de las FARC-EP.

Corporeconciliación: ampliar participación y descentralizar la reincorporación

En noviembre del año pasado, algunos antiguos comandantes y mandos medios, entre ellos Sonia (Anayibe Rojas Valderrama), Fabián Ramírez y Andrés París, crearon Corporeconciliación, una organización independiente del partido dirigida por Sonia. Esta surge, según sus fundadores, como una respuesta ante la negligencia del gobierno y a algunos descuidos del partido FARC, especialmente en la gestión de los proyectos productivos y en la exigencia de garantías de seguridad al gobierno, y busca apoyar el proceso de reincorporación de más de 2000 antiguos miembros de la guerrilla, quienes dicen no sentirse representados por el partido.

Con Corporeconciliación intentan abrirse campo en las diferentes instancias de implementación, como el Consejo Nacional de Reincorporación (CNR) y la Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación para la Implementación (CSIVI). Como parte de sus objetivos está también el continuar con la reparación a las víctimas de manera independiente a través de aportes al esclarecimiento de la verdad y la reparación simbólica por medio de un monumento en honor a las víctimas en Caquetá. A pesar de que el gobierno no ha reconocido oficialmente a Corporeconciliación, ya que no es parte del Acuerdos de Paz, el Consejero Presidencial para la Estabilización y la Consolidación Emilio Archila aseguró que las garantías que el gobierno ofrece a los excombatientes no están condicionadas a la pertenencia al partido FARC.

Otro de los objetivos de Corporeconciliación es la descentralización del proceso de reincorporación a través de proyectos productivos, ya que estos han sido entregados en su mayoría a las personas que se encuentran en los ETCR (Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación), donde residen menos del 30% de los excombatientes. La mayoría de ellos se encuentran repartidos entre las 93 Nuevas Áreas de Reincorporación (NAR), las cuales están distribuidas en 17 departamentos del territorio nacional. Las NAR, hasta ahora, no cuentan con reconocimiento jurídico por parte del gobierno nacional y están en el proceso de solicitarlo. Grupos de excombatientes que consideran que la cooperativa nacional de las FARC, ECOMUN, no ha cumplido con sus expectativas, han emprendido proyectos independientes como Cooagropaz, que agrupa a unas 500 personas dedicadas a la producción agrícola en Neiva (Huila) y Raíces Caribe, con más de 70 miembros en el departamento de Córdoba.

Fragmentación: Retos de la reincorporación

En junio de 2020, algunos de los integrantes fueron expulsados del partido FARC. A través de una votación mayoritaria, la dirección del partido decidió que Fabián Ramírez, Andrés París, Pablo Atrato y Benedicto de Jesús González no seguirían haciendo parte de este colectivo “tras hacer críticas destructivas constantes y entorpecer la implementación de los acuerdos de Paz, buscando generar divisiones al interior del partido”. Esta situación confirmó una problemática que venía presentándose desde hace algún tiempo.

La fragmentación del partido en los tres primeros años desde su creación expone diferencias entre sus comandantes, que vienen desde la época de Jacobo Arenas y Manuel Marulanda Vélez. Sin embargo, estas diferencias no eran palpables por la estructura misma de la antigua guerrilla, que estaba basada en un sistema militar de mando vertical, donde la disciplina y la obediencia eran necesarias para la supervivencia. Algo muy diferente a la vida política civil en democracia, en la que la división del poder y la inclusión de las diferentes voces hacen parte de sus fundamentos. Con esta división queda en evidencia que algunas dificultades del tránsito de la vida militar a la vida civil no fueron anticipadas por la dirigencia, además de dejar al descubierto que las antiguas FARC no estaban tan cohesionadas como se pensaba.

A pesar de las diferencias entre el partido FARC y Corporeconciliación, existe un objetivo en común frente al reconocimiento de diferentes sectores de ex- combatientes. Ya que las condiciones van cambiando, la implementación del Acuerdo de Paz debe ser lo suficientemente flexible para responder ante estos cambios.

La fractura de la FARC representa varios retos para todos los sectores involucrados en la implementación del Acuerdo de Paz, entre ellos el intentar incluir todas las diferentes voces en el proceso de reincorporación. Todos los excombatientes que firmaron los acuerdos de paz deben contar con el apoyo necesario para avanzar en el desarrollo de su vida civil, tanto en sus proyectos productivos, como en las diferentes instancias de verdad y reparación.

Comprender a los excombatientes de las FARC-EP como un colectivo heterogéneo puede ayudar a descentralizar el proceso de reincorporación, reconociendo organizaciones y asentamientos independientes como Corporeconciliación y las NAR y a que el partido FARC, Corporeconciliación y demás “firmantes de la paz”* reconozcan el surgimiento de nuevos colectivos con necesidades y percepciones distintas pero que a través del diálogo pueden articularse para trabajar en conjunto por la implementación exitosa del Acuerdo de Paz.


Rodeemos el Diálogo insta al gobierno, a las instituciones del Estado, a las directivas del Partido FARC y a la sociedad en general a reconocer la complejidad de la reincorporación, con el fin de garantizar la seguridad, la sostenibilidad económica y la inclusión social de todos los firmantes de paz. 


*Exintegrantes del grupo guerrillero FARC-EP que firmaron los Acuerdos de Paz.